Bad Poems
Sinopsis de la película
Tamás está desconsolado tras romper con su novia Anna. Sumergido en la autocompasión, viaja por sus recuerdos para averiguar si el amor sólo existe cuando prácticamente se ha ido. Mientras intenta recomponerse, se da cuenta de lo que hace que la sociedad actual esté tan confundida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Rossz versek
- Año: 2018
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.7
21 valoraciones en total
Qué poco mola cuando no salen las cosas. Cuando le buscas la respuesta a cuándo empezó a terminarse esto. Cuando buscas en tus ocho años o en tus doce o tus diecisiete las respuestas al presente. Cuando pierdes París. Cuando te das cuenta de que el amor puede no ser un milagro eterno. Cuando el pollo se hace indigesto. Cuando es Henri quien responde al teléfono. Cuando cien poemas no sirven. Cuando imaginas campos de lavanda que no recuerdas. Cuando no te asoma ni siquiera una lágrima. Cuando tu cantante favorito sólo es un sueño. Cuando tu patria se va a la mierda. Cuando siempre se ha ido a la mierda. Cuando París sigue ahí y duermes y te caes en una cama barata de hotel mientras Henri responde al teléfono.
Y tienes que hablar para que no te entiendan el idioma secreto de la imaginación. Tu padre, que te quiere. El milagro eterno.
Quizá en unos meses tenga una visión diferente del film, pero ahora mismo solo puedo dejarme llevar por las emociones encontradas con esta visión de Gábor Reisz sobre las etapas de la vida. Es una auténtica maravilla.
El húngaro nos muestra cuatro etapas de la vida: La niñez, la preadolescencia, la adolescencia y la vida adulta, donde nos encontramos. Y nos escupe a la cara de manera muy clara que mirar al pasado no siempre es sinónimo de nostalgia y felicidad, hay miradas que recuerdan emociones y deseos, que chocan con el camino en el que nos encontramos, donde simplemente queda seguir remando.
Bad Poems son sensaciones constantes: Alegría, tristeza, rabia, impotencia, vergüenza, culpa. Todas ellas llevadas por unos actores que están de 10 en sus papeles y llevan el film hasta donde estoy yo, a 3700 killómetros de distancia.
Si, Mojo, el largo nos habla sobre las etapas de la vida pero, ¿realmente merece tanto? Hay un detalle que no he mencionado y que es el culpable de mi estado de júbilo: El montaje.
El montaje es PERFECTO. Con todas las letras. Plano tras plano. Todos y cada uno de ellos están milimétricamente medidos y colocados con un acierto asombroso. Eso sumado a la composición de imagen culmen en una obra maestra que espero llegue a todas las personas amantes del séptimo arte.
Al contrario que mi compañero reseñador, yo no he esperado algunos meses para volver a ver la película, con la intención de contrastar sensaciones. Han sido pocas semanas. Y mis sensaciones siguen siendo magníficas.
Ciertamente, lo poco que conocemos del cine húngaro invita de algún modo a pensar que esta película sería una intensa, obsesiva, y sobre todo lenta, muy lenta, lentísima reflexión sobre, a juzgar por el título, la Poesía. Pero nada de eso. Es una película fresca, saltarina, juguetona sobre mil aspectos vitales, y no siempre meramente estéticos, aunque la película sea artísticamente un sorpresón de lo más agradable. Si os gustó, por ejemplo, Mr. Nobody y/o High Fidelity, esta peli tenéis que verla, débeis verla.
CINE DE AUTOR con mayúsculas. Un guión más que redondo, un diseño de producción sobresaliente, un montaje soberbio, trabajadísimo, como la sílaba tónica del excelente guión, una música que, sin ser protagonista, y ni falta que le hace, nos acompaña hasta hacernos sonreír más de una vez y más de dos, una fotografía que sirve de contraste, hasta con insistencia, entre las diferentes escenas/recuerdos/estados anímicos del protagonista… La veré más veces, seguro. Y cuando la vea notaré nuevos detalles, entre los muchos que pueden resaltarse (en la zona spoiler comentaré alguno), porque sigo teniendo la sensación de que esta película es mucho más simbólica de lo que parece tras dos visionados.
En esta misma plataforma he leído alguna vez que, en ocasiones, hay escenas que justifican la existencia de una película, incluso la existencia de una carrera. Esta película no necesita paliativos de ese tipo, pero sí que tiene un ramillete de escenas brillantes y una, sobre todo una, que justifica el nacimiento de Gábor Reisz.
Querido Gábor, te has convertido en un magnífico narrador de la Ternura.