Babel
Sinopsis de la película
Ambientada en Marruecos, Túnez, México y Japón. Armados con un Winchester, dos muchachos marroquíes salen en busca del rebaño de cabras de la familia. En medio del silencio del desierto, deciden probar el rifle, sin conocer el alcance de la bala. En un instante, entran en colisión las vidas de cuatro grupos de personas que viven en tres continentes distintos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Babel
- Año: 2006
- Duración: 142
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Opinión de la crítica
Película
7.2
38 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adriana Barraza
- André Oumansky
- Boubker Ait El Caid
- Brad Pitt
- Cate Blanchett
- Claudine Acs
- Clifton Collins Jr.
- Dermot Crowley
- Elle Fanning
- Gael García Bernal
- Georges Bousquet
- Harriet Walter
- Henry Maratray
- Kôji Yakusho
- Linda Broughton
- Matyelok Gibbs
- Michael Maloney
- Mohamed Akhzam
- Nathan Gamble
- Peter Wight
- Rinko Kikuchi
- Said Tarchani
- Trevor Martin
- Wendy Nottingham
Densa, fuerte. Como todas las películas de González Iñárritu. No deja indiferente a nadie. Las estrellas son parte del mismo mundo que los desconocidos. Brad Pitt dice que estará orgulloso de que su hijo sepa que actuó en Babel, lo que no sabe es cómo le va a explicar su actuación en las otras cintas. Aún así, los personajes que se llevan las palmas son Chieko la japonesa y Amelia la mexicana.
– Muchos excelentes:
La fotografía, tanto en Japón y México como en Marruecos. El México que retrata González Iñárritu es el México del 80% de los mexicanos, nos guste o no. La fiesta, la familia y, ni modo, también el exceso de alcohol.
La música.
Las actuaciones soberbias: de las estrellas norteamericanas, japonesas y mexicanas y de los aldeanos marroquíes.
Los pocos diálogos… el silencio que habla por sí mismo y nos lleva a escuchar nuestro interior.
Si González Inárritu tiene una virtud es la de saber contar historias, de tenerte atrapado ante la pantalla y hacer contigo lo que quiere (habitualmente, darte una patada en el estómago) sin que seas capaz de apartar la mirada. Y ésta es una rara virtud, más si tenemos en cuenta que en Babel se nos cuentan cuatro historias, en mi opinión, complétamente anecdóticas y difíciles de digerir.
Aquí encontramos los dos puntos claves de la película, en primer lugar la búsqueda de lo universal desde lo anecdótico, tarea tremendamente ambiciosa y creo que en este caso también pretenciosa. Es cierto que la película da una idea de la globalidad en la que vivimos, pero creo que intenta abarcar demasiado desde cuatro historias que no dan para tanto.
Y en segundo lugar la elección de unas historias tremendamente trágicas que parecen buscar descaradamente una crítica del tipo sí, cuenta una historia muy dura y conmovedora pero no cae en sentimentalismos . A mí personalmente ninguna de las cuatro historias consiguió conmoverme, vi demasiadas ganas de rebuscar en la mierda y no me acabé de creer ninguna de ellas.
Finalmente, después de dos horas frente a la pantalla recibiendo bofetada tras bofetada, sin poderte mover, la cosa no termina tan mal como parecía y te sales del cine un poco con el síndrome de Estocolmo pensando oh, que bonito, que compleja es la vida y que difícil pero siempre queda un lugar para la esperanza . Seamos serios, han estado dos horas dándonos una paliza y echándonos mierda encima, ¿a qué viene ahora esta piedad? ¿Quizá para ganar el oscar? Lo tenían difícil con tanta pullita encubierta hacia los americanos que, por cierto… ¿por qué tanta sutilidad cuando los demás temas se presentan en toda su crudeza? Es difícil satisfacer a todos, igual de difícil que intentar resumir la vida actual en una película. Sin discutir la calidad técnica de la misma, para mí lo más importante es que al final no me he creído nada.
Amores perros estaba más que bien. Alejandro González Iñárritu sorprendió con uno de los mejores filmes de esta década entrecruzando tres historias mediante un hecho trágico.
21 gramos por el contrario daba parte de razón a sus detractores, que lo consideran parte del cine megalómano que no mira mas allá de su ombligo. Aunque contenía unas magnificas interpretaciones, el guión de Guillermo Arriaga funcionaba a base de fragmentar un culebrón a corazón abierto, que linealmente no llamaría en exceso la atención, y en dotar de excesivas taras a los personajes para abultar el drama (la mujer que ha perdido a sus hijos se convierte en drogadicta). De todos modos era una recomendable e interesante película.
Babel supone la confirmación y el cierre de un tríptico sobre las relaciones humanas expuestas ya en sus anteriores obras. Unas historias entrelazadas que se han expandido. De ser algo meramente local (Amores perros) a un plano global donde se conjugan diferentes idiomas en distintas localizaciones centradas sobre un mismo eje.
También puede recordar al inicio de El señor de la guerra. Si en los títulos de crédito iniciales Andrew Niccol nos mostraba la vida de una bala, Iñárritu muestra la historia de un rifle y sus consecuencias en forma de cuatro historias paralelas en lugares totalmente alejados entre sí.
Ese es su gran acierto. El mensaje y el buen cine que desprende Babel el otro.
Aunque tal vez la historia de Japón sea la que menos aporte al conjunto. Se centra en la relación entre una sordomuda y su padre y aunque enlaza con las otras historias de manera algo forzada, funciona a la perfección como episodio independiente, con alardes de montaje y juegos sonoros que me dejan fascinado.
Así que este cine, al que algunos colocan la etiqueta de megalómano, me emociona y me toca la fibra sensible. Iñárritu no sólo lo consigue con lo que podrían ser cuatro estupendas películas, también con su bello final, cuando la última pieza de un dominó que ha aumentado hasta límites enfermizos de intensidad se detiene y cierra una cuasiperfecta jugada.
Una de las películas que recordaremos del 2006.
Babel culmina el sistema Iñárritu de narración por fragmentos, organizados en una estructura que conecta eficazmente detalles.
No funciona el conjunto como fondo de las peripecias, sino como protagonista: el mundo global interconectado según el célebre principio del aleteo de la mariposa en China, el vasto mundo abarcado en panorámica.
De nuevo, pues, historias entrelazadas a través de sutiles nexos que van tejiendo la trama con hilos de oro.
En el desierto marroquí, un pastor llega a casa de otro a venderle un rifle. El comprador entregará el arma a sus pequeños hijos para que protejan al rebaño de cabras.
Ese rifle será uno de los principales hilos de oro. Al vendedor se lo regaló, por sus servicios de guía, un cazador japonés que vive con su hija en un lujoso apartamento de Tokio. La hija es sordomuda, lleva mal la ausencia de la madre y su condición de remolino de hormonas adolescentes.
Cerca de la colina donde los pastores hacen prácticas de tiro pasa un autobús de turistas occidentales.
En una casa de San Diego la niñera mexicana recibe llamada del dueño, de viaje por África con su esposa. Pregunta por sus hijos. Anuncia que el regreso se retrasa. La niñera quiere pasar a México, a la boda de su hija, pero el dueño de la casa, muy tenso, no le deja opción.
Simultaneado en tres continentes, el relato se despliega en varios idiomas (incluido el de signos). Avanza en recorrido no lineal, por escenas y momentos ya visitados, a los que se vuelve por otra ruta.
La conversación telefónica desde un lado de la línea volveremos a presenciarla, pero desde el otro lado.
De la foto que hallamos en una casa veremos copia en el salón de otra casa lejana.
Al autobús que vimos rodar entre polvareda en lontananza regresaremos, pero a su interior, con los pasajeros.
Se compensan los puntos de vista, repartiendo flujos narrativos, ecualizando sus líneas (Iñárritu fue pinchadiscos radiofónico) para tejer compacto un duro drama que lo aprovecha todo, sin anecdóticos tiempos muertos. Pero no transmite avidez ni prisa, sí precariedad e incertidumbre, derivadas tanto de la babélica incomunicación entre lenguajes como de la proximidad de la muerte. La tensión emotiva, distribuida por los tres escenarios continentales, cobra gran calibre, bastante honda y seria.
Es de agradecer que para alcanzar esa tensión se recurra a medios eminentemente cinematográficos: imágenes y sonidos, acciones, pero no diálogos sobrecargados.
Un alarde la excelente decisión de que la adolescente japonesa sea sordomuda y se explique por signos, con igual viveza o más, a efectos de transmisión. Claro, que está el maravilloso trabajo de Rinko Kikuchi, instantes sublimes.
Brilla la dimensión paisajística, la interpretación plástica del Sahara sobrevolado y del futurista bosque nocturno de rascacielos nipones.
Y ayuda la magnífica elección de la música, que es acierto completo cuando la voz de Chavela Vargas se derrama en la boda mexicana.
No puedo decir que la película sea mala, porque no lo es. Técnicamente y artísticamente es una película impecable.
Desgraciadamente, y a título personal, ha sido una pequeña gran decepción, me esparaba una obra maestra y me he encontrado con una película simplemente buena. Y es que a veces las expectativas que nos creamos previamente, nos sumen en grandes decepciones.
Las historias son duras, ácidas, desesperadas. Le falla una cosa: la historia de la chica japonesa, que en mi opinión, no acaba de cuajar. Es como si la hubieran metido a golpe de martillo en el rompecabezas para que encajase.
La historia más bonita y desgarradora, la de los niños marroquíes.
FOTOGRAFIA:
Una fotografía cuidadísima, como no, del genial Rodrigo Prieto que ya nos regaló preciosas imágenes en 21 gramos, Amores Perros o Brokeback Mountain.
GUIÓN:
No puedo negar que el guión está muy trabajado, pero da la sensación que ciertas historias y acciones están metidas a golpe de calzador para crear una hetereogénea puesta en escena, con apariencia de homogeneidad.
No por incluir más ingredientesen la sopa, ésta va a estar mejor… puede que se sature incluso.
En cuanto a las historias, no dejan de ser historias mil y una vez contadas, sin una visión original que nos pueda dar otra interpretación sobre el hecho. No obstante, tienen un punto en común: la deseperación, la frustración, la incomprensión… y eso lo logra de manera sin igual. Y es que por muy diferentes que seamos las personas, no dejamos de ser seres humanos en un mundo tan complejo, que se nos viene grande.
Quizás, en otro revisionado, cambie de opinión y acabe subiéndole la nota, o por el contrario, acabe reforzando mi tesis inicial manteniéndole la puntuación o bajándosela.
Como ya he dicho al principio, cuando esperamos demasiado de algo… al final nos acaba defraudando.