Atracción diabólica

5 comentarios en «Atracción diabólica»

1. Ya saben lo que pasa cuando alguien comente un asesinato múltiple o hace muchas cosas feas y le capturan: sus ex-vecinos suelen declarar ante las cámaras que Fulanito era muy agradable , Fulanito siempre saludaba o Fulanito me ayudaba a subir la compra . El caso es que el tal Fulanito era un figura que coleccionaba los cráneos de sus víctimas (por poner un ejemplo), pero nadie lo sabía.
   
   Yendo al meollo: la protagonista de esta película es una mona capuccino, bueno, en realidad se supone que el protagonista es un hombre que, tras un accidente, queda cuadriplégico. Como su novia es una malnacida sin sentimientos, su enfermera es insoportable y su madre es muy plasta, al chico le llevan a casa una mona entrenada para cuidar de personas físicamente impedidas. Lo que pasa es que lo que el prota no sabe, pero nosotros sí (porque lo cuentan al principio), es que a esta mona en concreto le han estado chutando unas dosis muy sospechosas de un suero elaborado a partir de cerebro humano (¿Asqueroso? Sí. Pero tranquis que no hay escenas muy escabrosas en ese sentido).
   
   Total, que a raíz de esto, la mona es súper lista, pero conserva su instinto animal: mal asunto, porque si combinamos inteligencia con impulsos primitivos y a eso le añadimos una relación extraña y enfermiza entre la mona y el protagonista, pues… tenemos como resultado a una mona muy cabreada.
   
   Pero, al igual que esos ingenuos vecinos de gente psicópata, si a mí me preguntaran por esa mona tan sólo habiendo visto la primera parte de la peli, sería incapaz de describirla como un ser capaz de cometer barbaridades, de hecho, seguramente diría que era una mona encantadora, una mona muy lista y muy cariñosa que, cuando hacía algo bien, reclamaba una galleta. Así que fíjate: ya ni de los monos podemos fiarnos, y menos de los que se chutan cerebro en vena…

2. El creador del género Zombi tal como lo conocemos hoy, nos sorprendió esta vez con un thriller psicológico sobre las consecuencias de la irresponsable manipulación animal para fines científicos.
   
   Allan Mann es un hombre completamente feliz hasta que sufre un accidente que lo deja parapléjico, a raíz de esto pierde las ganas de vivir. Hasta que le buscan una solución, y no es otra que una mona muy cariñosa que esta adiestrada para satisfacer todas sus necesidades. Lo que no sabe Allan es que la mona esta manipulada por un científico para desarrollar su inteligencia. Esto provocará que el simio se vuelva celoso de cualquier persona que se entrometa entre ellos y además será capaz de interpretar los peores deseos de su amo y llevarlos a cabo. Allan tendrá que detener al animal con sus limitados medios.
   
   La película no aporta grandes cosas ni tiene un gran guión como se puede ver, pero engancha y entretiene de principio a fin, consiguiendo un clímax final bastante logrado. Tiene merito lo bien realizada que está hecha con un evidente poco presupuesto.
   
   Es atípica e inédita en la filmografía de George A. Romero ya que no es de terror, aunque nos lo quieran hacer creer con el titulo y la portada. Se podría decir que intenta homenajear (a su manera) al maestro Hitchcock, salvando las obvias diferencias.
   
   No se convertirá en un clásico, ni será la favorita de nadie pero es agradable de ver y hará pasar buenos momentos y algunas dosis de tensión. Recomendable

3. Escrita y dirigida por George A. Romero, Atracción diabólica es un interesante thriller, que no filme de terror, que tiene como su principal aliciente un argumento ciertamente peregrino y surrealista. Si bien lo fácil habría sido irse por los derroteros de la comedia o incluso del humor negro, Romero (tomando como base la obra de Michael Stewart) decidió no tomarse la trama a cachondeo y tratarla con una seriedad (dentro de lo que cabe, vaya) que resulta ciertamente encomiable.
   
   El filme nos cuenta la historia de Allan Mann, un atlético y brillante joven que ve cómo su vida se desmorona tras sufrir un grave accidente que le deja postrado en una silla de ruedas. Hastiado de las limitaciones que le impiden llevar una vida normal, Allan cae lentamente en una espiral de autodestrucción hasta el preciso momento en el que conoce a Ella, una simpática mona entrenada para cuidar a personas discapacitadas como él. El nivel de empatía y unión que se establece entre ambos comienza a crecer de manera enfermiza, hecho que no sería del todo incómodo de no ser porque Ella no es un mono cualquiera: es el conejillo de indias de un dudoso experimento que tiene por objetivo aumentar su inteligencia…
   
   La historia, tengo que reconocer, es llamativa y atrayente como pocas. Es tan bizarra que, francamente, cuesta tomársela en serio. Y es aquí donde la figura de Romero se erige como la figura del gran cineasta que es. Gracias a un fluido guión y a una no menos sólida dirección, la película no sólo no ahuyenta ni provoca la risa fácil por lo bizarro de algunas situaciones, sino que consigue meternos de lleno en la trama y sabe conducirnos hábilmente, hasta el punto de que llegamos a aceptar determinados escenarios como plausibles cuando de primeras, simple y llanamente, resultarían decididamente inaceptables, surrealistas y absurdos.

4. Esta película ha sido una agradable sorpresa. No esperaba mucho de ella, por eso me ha sorprendido tanto.
   
   Lo primero que hay que destacar es que siendo de finales de los 80, no hay efectos digitales. Apenas hay unos filtros de cámara, y el resto de efectos están tan bien hechos que hay que fijarse bien para diferenciar qué hace la mona y qué está hecho con truco .
   
   Los actores están bien en su papel. Algo histriónicos, pero aceptables.
   
   El guión es flojo en su premisa, pero la historia es robusta, y se vuelve más interesante a medida que se desarrolla. A mí al menos me ha gustado mucho. Es de esa películas que estás deseando ver qué pasa a continuación.
   
   Le daría entre un 7 y un 8 siendo justos, pero me lo he pasado tan bien que le pongo el 9.

5. 21 de octubre:
   
   Por fin me he decidido a escribir. Volveré hacia atrás en el tiempo para recolocar mis pensamientos y así comenzar con buen pie mi diario. Desde que Geoffrey, mi médico en el laboratorio, me había comenzado a inyectar ese medicamento, cada vez iba haciéndome más inteligente. Él no se daba cuenta, porque el desarrollo de mis cuerdas vocales me impedía poder hablar y aún no era capaz de escribir, esto vino luego y nadie lo sabe ni lo sabrá.
   
   Hace un mes llegué a casa de Allan, un amigo tetrapléjico de mi médico. Me han estado preparando para cuidarle y así lo haré en cuanto me haga a la casa. No es fácil para mí.
   
   Si hoy me he decidido a escribir este diario es porque creo que me estoy enamorando y lo peor es que Allan no es de mis especie, soy una mona araña y la situación me empieza a superar.
   
   25 de octubre:
   
   Estoy locamente enamorada, me desvivo por él día y noche. Me pide que le haga la comida, se la hago, me pide que le ponga un libro, lo hago, me pide que le acerque cualquier cosa, lo hago, y así todo el día. Me muero por él y tengo la sensación de que le gusto, le estoy cambiando la vida, se le ve feliz. Lo que me cabrea es toda esta gente por nuestra casa, hablando, juzgando, pensando por nosotros.
   
   Hoy he notado algo extraño, como si fuera capaz de saber lo que pensaba Allan exactamente, como si estuviera en su cabeza. No sé si será la medicación, pero la necesito no se puede parar. A él le pasa algo parecido.
   
   7 de Noviembre:
   
   Estoy cabreada. He hecho cosas que nadie hubiera hecho por alguien y el muy cabrón del Allan se ha pasado el fin de semana fuera. Creo que ha estado con mi adiestradora, la muy capulla tan rubia y tan guapa. ¡La odio! He matado por Allan, me he encargado de todos y así me lo agradece.
   
   9 de Noviembre:
   
   Allan se ha enfadado conmigo, me ha echado de casa y estoy de vuelta en el laboratorio. La ira me puede, con lo que lo amo, con lo que he hecho por él y me echa de su vida así, sin más.
   
   Esta noche voy a ir a su casa y tendrá lo que se merece.