Asuntos sucios
Sinopsis de la película
Raymond Ávila (Andy García) es un honrado policía de Los Ángeles que trabaja en Asuntos Internos, departamento que se encarga de vigilar y controlar a la propia policía. Su primer caso le lleva a investigar las actividades delictivas del agente Dennis Peck (Richard Gere), que ha creado una red de tráfico de influencias que afecta a algunos policías que cobran sobornos del narcotráfico.
Detalles de la película
- Titulo Original: Internal Affairs
- Año: 1990
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
5.7
71 valoraciones en total
En los 80 acabó el buen cine. Hubo y hay películas buenas desde entonces, pero ya no se hace buen cine en general.
Esta peli no está mal. Pero con su guión y presupuesto, en los 40 ó 50 se habría hecho una obra maestra.
Lo mejor: de Richard Gere es la primera vez que me da asco el personaje y no el actor.
Lo peor: la fotografía. Demasiado ochentera.
Película con una historia de corrupción policial. Muy buen reparto con interpretaciones correctas. Ritmo pausado y armónico que consigue mantener el interés del espectador. Destacables los planos conjuntos que dan mayor fuerza a la cinta, así como una música mal seleccionada que se la quita.
El argumento contiene momentos de sorpresa en la mitad final, pero flojea por su poca credibilidad, con un desenlace nada emocionante.
Va de más a menos.
La historia de Internal affairs, así de inicio, es tentadora. Se presenta, a priori, como un buen policíaco, atesorando los ingredientes precisos para ello. Además, a modo de engalanar, aparecen dos pesos pesados en el cartel: Richard Gere y Andy Garcia. Uno, admirador de este género, se frota las manos a la espera de darle al play y disfrutar del espectáculo.
Sin embargo, el resultado de la obra de Mike Figgis no es convincente. No tenemos un guión suficientemente sustanciado, careciendo, he ahí la cuestión, de una historia bien hilada y completa. El perfil dado a los personajes es superficial. Es decir, el malo y el bueno, sin más preocupaciones. Todo parece liviano, ligero y plano. La investigación policial es de risa, centrándose más, Henry Bean (guionista raso de profesión), en resaltar un enfrentamiento entre los dos titanes, Gere y Garcia, basado en pugnas sentimentales, cuestiones personales y líos de faldas. Por momentos, parece que estamos asistiendo a un culebrón venezolano en clave policíaca, en el que las indagaciones del bueno de Garcia acerca de las corrupciones generalizadas de Gere, los chanchullos inmobiliarios, las putas, los asesinatos de compañeros y demás cuestiones de dudosa ética, parecen secundarias. Todo se resuelve de un modo chapucero, rocambolesco y pretencioso. La astucia del malo se convierte en torpeza, y la inteligencia del bueno pasa ahora a ser mezquindad. La ley no existe, pues la lucha ya es personal. Vaya engaño.
En fin, película que rezuma mediocridad por todos los lados. Dirección rutinaria (y factura técnica, en general) del tal Figgis (más tarde, parió, para sorpresa de muchos, la hiriente Leaving Las Vegas). Un guión, como ya se ha comentado, flojísimo en el que no se da lo que se promete de inicio. A lo que se le suman unas interpretaciones irregulares, estando decente Andy Garcia e irrisorio Richard Gere (el papel tampoco daba mucho más de sí). Total, se han hecho bastantes policíacos, con temática similar, mucho mejores que esto.
Cinta clasica con trama policial en la que Gere y García trabajan muy correctamente. Siendo la corrupción policial el centro nos encontramos con una película eficaz, dinámica y por momentos interesante. Lo más destacable es la vuelta a la estética americana policial de los ochenta que se repite con buena armonía.
Acabo de verla, 27 años después de su estreno, y la sensación que me deja es la de una pequeña excelente obra. Andy García desempeña un gran papel, ensombrecido por el de Richard Gere, mucho más agradecido por encarnar a un desalmado. La dirección de Mike Figgis, se ajusta a una puesta en escena clásica, concisa, sobria, que se engrandece con un buen elenco de secundarios y una fotografía de gran plasticidad.
Algo se ha perdido por el camino, pues, pese a sus evidentes aciertos, no consigue romper o traspasar una invisible barrera, que limita el conjunto de todo el trabajo.
UN 6,5