Asesinos múltiples
Sinopsis de la película
Cuando un preso alemán aparece ahorcado en el interior de su celda, se abre una investigación para descubrir al responsable y sus motivos. Tras el interrogatorio a sus compañeros, comienza a surgir la terrible verdad y el lado más oscuro del alma humana.
Detalles de la película
- Titulo Original: Stoic (Siegburg)
- Año: 2009
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
5.9
35 valoraciones en total
La verdad, no sé si recomendarla o no, porque no sé si me ha gustado del todo. Esta es de esas películas que te dejan descolocado, porque te remueven algo allá por las entrañas, algo que no es asco físico sino asco emocional (aviso para sensibles: salen cosas desagradables).
A raíz del hallazgo de un recluso ahorcado en la celda que comparte con otros tres presos, se inicia una especie de investigación/interrogatorio de los mismos para reconstruir los hechos. Nos muestran lo que pasó en la celda y se van intercalando primeros planos de los comentarios que van haciendo los reclusos mientras se supone que relatan lo sucedido.
No hay música, al menos que yo recuerde, pero sí hay muchos silencios. No te aburres al verla porque estás esperando (con una mezcla de curiosidad y miedo) a ver qué es lo próximo que van a contarte que pasó entre esas cuatro paredes.
Las actuaciones yo las situaría en dos niveles: los que lo hacen regular (la víctima y el tío alto de ojos claros) y los que lo hacen bien (Edward Furlong y Sam Levinson, o el-chaval-que-llora-todo-el-rato). Cada uno cumple un rol, pero el del personaje de Furlong es quizá el más estremecedor porque es el que menos se inmuta en el interrogatorio, el más impasible, el que menos entiendo. Lo que es seguro que el personaje interpretado por Steffen Mennekes (el alto) está pensado para provocar aversión, y lo logra. Y el de Sam Levinson está muy bien, pero llega un punto en que empacha un poco. Hubo un momento en qué pensé que si volvía a salir una imagen de él llorando y diciendo Im fucking sorry! , la que se iba a fucking colgar de una sábana era yo. Y obviamente, el chico colgado tiene un papel sencillo: poner cara de pena. Como desde el principio sabemos que va a palmar, tampoco es que sea una sorpresa. La peli empieza con su muerte, y eso ya lo tenemos asumido en el minuto uno.
Total, que si quieres ver miseria humana, esa miseria que no tiene ni siquiera explicación ni justificación pero que existe, si quieres ver algo desagradable pero real… dale al play, pero no digas que no te he avisado.
Nunca me había dado la pedrada de ver una peli de Uwe Boll. Todo el mundo dice que es uno de los directores más infames de la historia. Alguna vez tenía que ser la primera y fue esta Stoic. Yo esperaba ver una de esas putas mierdas que marcan época, de diálogos absurdos, con fallos de raccord por doquier, pésima fotografía, actores que dan vergüenza ajena y una historia ridícula. O, siendo optimistas, encontrarme ante el rey de la comedia involuntaria, esas pelis tan lamentables que, de malas que son, te partes.
Pues no, no me encontré nada de eso. No es ni mucho menos una obra maestra ni tampoco es una provocación. Es buena. Boll intercala escenas en las que los protagonistas son interrogados tras un supuesto suicidio en una celda con lo que realmente ocurrió allí. En unas, vemos a los personajes frente a cámara relatando sus sentimientos a posteriori, donde conocemos los verdaderos sentimientos de cada uno y la forma en la que actuaron. Estas entrevistas complementan perfectamente unos hechos realmente crudos. Muchos no la aguantan, otros aguantamos el golpe. Es duro, es directo, es explícito y es real. Boll explora los más bajos instintos del ser humano, lo que empieza siendo un divertimento termina siendo una atrocidad. ¿Hasta qué punto una persona es capaz de joder a otra? Boll lo lleva al máximo y nos lo da sin masticar, te estampa toda la crudeza en la cara sin artificios de ningún tipo.
Siendo una film intenso por dónde se desarrolla, Boll no crea una atmósfera claustrofóbica, desgarra el contenido, no la atmósfera. Además, no maneja la cámara en mano como otros, se le ve que tiene cierto parkinson. Poco creíble resulta además, que una celda esté prácticamente sin vigilar y, si fuera cierto, sería un filón perfecto para atizar al sistema penitenciario, cosa que no hace en ningún momento. En cuanto a los actores, Furlong sobresale por encima de todos con su cara de mala hostia y su sadismo, Sam Levinson pese a que exagera con tanto lloriqueo te termina por convencer y los otros dos, sobreactúan mucho más que el propio Levinson.
Stoic es noticia desde ya por estar Uwe Boll detrás de este jodepalomitas que no sé si demuestra que estamos ante un gran director en ciernes, pero lo que sí nos deja claro es el inquietante talento del übergenio teutón para remover estómagos, que no conciencias.
Basada en el crimen de Siegburg, noticia de cierto impacto en Alemania que instigó a reformar el sistema de prisiones de la región, la película se ajusta con alegre detallismo a los hechos que trascendieron, obligando como comenta un compañero de por aquí, a taparse los ojos más de una vez y sin rendijitas que valgan.
La película no hace que nos cuestionemos nada, su propósito es mucho más sádico, se trata de encerrarnos durante 87 sufridísimos minutos para vivir la experiencia en primera persona y lo consigue ¡vaya si lo consigue! y juraría que sí, Uwe ESTÁ DISFRUTANDO. Más que el espectador, en todo caso, que ya por la mitad de la película estará arrepintiéndose de haber cenado.
El truco, no lo sé, Uwe no hace nada especial, el formato parece telefilmero, no hay ningún plano relevante y los actores en general están irregulares…aunque Edward Furlong gordaco y con mirada psicótica da bastante respeto. Algo tiene porque al final de la película, no sabes si ponerle un uno por haberte hecho pasar un verdadero mal rato o un ocho por la misma razón.
Quien no se crea que los funcionarios estén de picos pardos mientras sucede algo como lo que se narra aquí o que ciertos detalles son inverosímiles, sugiero que busquen en internet las noticias referentes a los hechos en Siegburg y flipen.
Sin duda estamos ante un director concebido dentro de lo mediocre, criticado sin ningún tipo de miramiento y encasillado dentro de lo que nunca llegará a ser. A mi personalmente no acaba de disgustarme y en esta película, si lo que pretende es dramatizar una historia real de manera que llegue en esencia al espectador, lo consigue.
Con aires de documental de ficción, interrogatorios en tiempo real, una cámara que parece será la que atestiguará las declaraciones en un posterior juicio y flashbacks constantes hacia los hechos que relatan los reclusos, mantiene un ritmo adecuado y creíble.
Lo que la hace pasar de mediocre a interesante, sin duda, es la interpretación de dos de los cuatro protagonistas (solo aparecen estos cuatro reclusos a lo largo de todo el film).
Por una parte esta Sam Levinson, que para mi es un gran descubrimiento, existen momentos en los que ni si quiera habla y eclipsa completamente la interpretación de sus compañeros. Por otra esta Edward Furlong, que la mayoría de nosotros lo conocemos por su impecable interpretación en American History X , haciendo de hermano menor de Edward Norton, pues bien, aquí nos encontramos con un Furlong a años luz de aquel adolescente, en realidad, se trata de un Furlong gordo y descuidado, violento, depravado… Tanto Steffen Mennekes como Shaun Sipos, además de desconocidos, realizan una interpretación banal y desorientada, poco creíble (advierto que Mennekes, por momentos, llega a desesperar).
En fin, una historia, que después de días, si te esfuerzas en recordarla mínimamente, sigue revolviéndote las tripas. Bien desarrollada, cruel y explícita, brutal por momentos y violenta (como generadora de una sensación de violencia ) entre otras.
Arriesgado experimento de Uwe Boll en el que, valiéndose de cuatro actores y la celda de una cárcel como único escenario, nos ofrece un estudio de la condición humana, de unos personajes llevados al límite en una situación en la que impera la ley del más fuerte, el comer o ser comido.
El director se inspiró en la historia real de cuatro presos, recluídos 24 horas al día, para contarnos, cámara en mano, el reflejo de la pesadilla, el infierno, que muchos reclusos sufren. La desesperación extrema de la que son víctimas, que muchas veces desemboca en una violencia desmedida que, a su vez, da paso a la locura. El miedo, el miedo a desmoronarse, a que los demás perciban que sufres, en definitiva, que eres débil, porque es en ese momento cuando realmente estás perdido.
Cuatro brillantes interpretaciones, en especial un Edward Furlong terrorífico, sustentan una película difícil de olvidar. Una película dura, brutal, impactante, descorazonadora, que nos invita a pasar un día en esta celda, en la vida de estas personas.