Ardid femenino
Sinopsis de la película
El profesor universitario Peter Morgan (James Stewart) se encuentra a su primo Keith (James Ellison) totalmente ebrio en un night club, por lo que tiene que avisar a su madre. Durante la espera, Peter ve cantar a Francey (Ginger Rogers) y, automáticamente, se queda prendado de ella. De forma impulsiva Peter y Francey se casan y cogen un tren para ir a ver al padre de él. Pero Peter teme la reacción de su conservadora familia y convencerá a su primo para que se haga pasar por la pareja de Francey.
Detalles de la película
- Titulo Original: Vivacious Lady
- Año: 1938
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.4
25 valoraciones en total
Aunque no sea la comedia el género en el que dio lo mejor de sí el gran director George Stevens, esta es una divertida película protagonizada por James Stewart y Ginger Rogers, llena de equívocos y anécdotas provocadas por el diferente origen social y cultural de la pareja –él un tímido profesor de universidad, ella una chispeante corista-.
La anécdota de la película es mínima y, en algunos aspectos, no ha envejecido del todo bien, pero un ojo avizor y despierto sabrá descubrir alguna de sus escondidas cualidades y momentos de gran cine que dan medida de la verdadera talla de un director como Stevens: el plano inicial de la cámara acercándose a ella en travelling mientras canta you will remind me, lo que provoca la inaugural fascinación de él, los primeros planos, de calurosa intimidad, en el primer encuentro de la pareja, la divertida escena de la pelea entre las dos mujeres que se disputan el amor del protagonista, o la pudorosa escena del microscopio, filmado entre las estanterías del laboratorio, marca de la casa con esa distante pero sensible discreción de Stevens.
La pareja protagonista lleva todo el peso de la película -ambos actores están magníficos, pero destaca, en especial, el inconmensurable talento para la comedia de Ginger Rogers-, a la que acompaña un escogido grupo de secundarios como Beullah Bondi o Charles Coburn.
En suma, una agradable y singular comedia de ritmo pausado, inteligente, hecha de miradas y rasgos de una gran sensibilidad fílmica, suavemente irónica, muy disfrutable y que sirve para completar la magnífica pero algo despreciada filmografía del maestro Stevens.
Una corista ha sido siempre respetable cuando canta óperas o zarzuelas en salas destinadas a conciertos. Pero, cuando se es corista de espectáculos musicales, donde se canta y se baila exhibiendo en coreografías parte de la anatomía, ha sido visto como algo de dudosa moral y lo rechaza de plano aquella gente que se considera de muy buenas costumbres. Las chicas que hacen parte de estos espectáculos, que tanto éxito tienen en EEUU, en Francia y otros países, son repudiadas por muchas personas de la alta sociedad que, indiscriminadamente, las echan a todas en el mismo costal. Pero, como suele suceder, generalizar es no saber ver.
Hay muchos escritores y directores de cine que han tratado a algunas de estas chicas personalmente y, convencidos de la, con frecuencia, inmerecida discriminación que la sociedad ha sostenido con ellas, han hecho numerosas películas donde las reivindican y muestran las apreciables personalidades que pueden encontrarse en algunos casos. Títulos como La trampa amorosa, Las chicas del coro… o ARDID FEMENINO, ven con ojos limpios a estas muchachas y escudriñan (o trazan) historias que las reflejan como verdaderas heroínas o, cuando menos, como chicas dignas de quererlas para siempre.
Francey Brent, también canta y baila en una sala de espectáculos y allí conoce al profesor Peter Morgan Jr., el hijo del rector de una universidad y aspirante a heredero del cargo. El flechazo es instantáneo y, ¡sí señor! al día siguiente ya están casados… olvidándose Peter de que ya estaba comprometido con otra atractiva chica llamada Helen. ¿Cómo volver a casa para contárselo a papá?, ¿Cómo asumirán que un profesor universitario se haya casado con una corista de las que levantan las piernas?, ¿Qué sentirá Helen al saberse traicionada?
George Stevens logra una jocosa comedia con algunos momentos para carcajadas (la pelea entre Francey y Helen, el baile con la suegra…y sobre todo la escena con el camarero del tren). Otros para sentirse tocado por el romanticismo (el primer beso entre Francey y Peter) y en general, un ambiente amable y con contradicciones debidamente resueltas, hacen que pasemos un buen rato al lado de la pícara Ginger Rogers, el enamoradísimo James Stewart, y los simpáticos suegros Charles Coburn y Beulah Bondi. Pero, las mayores palmas se las concedo, en esta ocasión, al veteranísimo Willie Best, por esa estupenda escena donde atiende con rigor a Francey y a su suegra.
Título para Latinoamérica: QUE NO LO SEPA PAPÁ
Divertidísima comedia romántica en la que un conservador profesor de botánica en la universidad se enamora en tan sólo una noche de una preciosa corista y se casa con ella.
El problema, que da pie a multitud de enredos, es explicarle a su familia y a su prometida que ha contraído matrimonio con lo mal visto para la Alta y Conservadora Sociedad americana las chicas que se dedicaban a los espectáculos de variedades, como es el caso.
Una seductora Gingers Rogers y un estirado James Stewart dan vida a esta pareja que no pega ni con cola, aunque la belleza y la simpatía de ella, y las magníficas actuaciones de los padre de él, interpretados por Beulah Bondi y Charles Coburn, le dan empaque a la película bajo la dirección de George Stevens.
Para pasar un buen rato.
Notable, 7.
Un joven profesor universitario se casa súbitamente con la cantante de un club nocturno, sin pensar cómo se lo explicará a su conservadora familia.
Comedia romántica producida y dirigida por George Stevens para la RKO, con el matrimonio protagonista interpretado por James Stewart y Gingers Rogers, a los que secundan unos geniales Charles Coburn y Beulah Bondi como los padres de él. Entre silbido y silbido de los personajes -que salpimientan todo el metraje- asistiremos a numerosas situaciones de enredo que derivan en graciosísimos gags. El guión proviene de un relato corto de I.A.R. Wylie.
Recuerda que un mal comienzo significa un final feliz.
Siempre se pueden hacer críticas duras a comedias cuya realización data tantos años atrás, yo mismo a menudo me he unido a grupos incendiarios que atacan títulos más famosos y conocidos. Unas veces sí, otras no, a veces crees estar viendo una película de humor universal e imperecedero y otras veces no te entra ese humor y crees estar viendo algo desfasado para acabar consumido por el aburrimiento y el sopor. A día de hoy Ardid femenino ha sido votada por menos de 400 usuarios, una pena, puede que sea por ello que me he lanzado a defenderla y le he subido la nota hasta el notable. Y con mucho gusto.
No porque sea añeja nos ha de gustar, no porque salga Ginger Rogers nos ha de gustar. También es cierto que hay seguidores del James Stewart de personajes bobalicones, porque tiene que haber de todo. El caso es que las comedias de tipo screwball no siempre funcionan. No es un musical, sale Ginger Rogers como corista y apenas hay unas escenas de bailoteo, es una comedia que funciona rotundamente porque consigue el sano objetivo de entretener. Cierto es que hay a quien no le parece que haya mucha química entre los enamorados, pero las situaciones que se dan en muchos momentos son de alto nivel.
Comedia sana, muy suave, ideal para los tiempos que corren en los que la pandemia nos obliga a estar encerrados en la nevera. Me encanta el título que tiene en latinoamérica y que siempre recuerda un buen amigo mío y excelente crítico: Que no lo sepa papá .