Apples
Sinopsis de la película
Tras una pandemia global, todos pierden de repente la memoria. Aris, un hombre de mediana edad, se incorpora a un programa para crearse una nueva identidad… Ópera prima del ayudante de dirección de Canino .
Detalles de la película
- Titulo Original: Mila aka
- Año: 2020
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.9
59 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Akis Benardis
- Alexandra Aidini
- Alexis Koutroubis
- Aliki Klonari
- Angelos Andriopoulos
- Anna Kalaitzidou
- Aoulona Loupa
- Argyris Bakirtzis
- Aris Servetalis
- Babis Makridis
- Costas Xikominos
- Electra Sarri
- Kimon Fioretos
- Konstantinos Papatheodorou
- Kostas Laskos
- Natalie Chavez
- Nota Tserniafski
- Savvas Kovlakas
- Simos Vogiatzoglou
- Sofia Georgovassili
- Thekla Gounaridou
Sin explicar bien el porqué está ocurriendo esto a cierto número de personas, el director griego Christos Nikou nos mete de lleno en una historia extraña de gente, que de repente se quedan amnésicos y no recuerdan absolutamente nada de su pasado, ni quienes son, ni a donde se dirigían en el momento del suceso.
Son llevados en ambulancia a un centro donde se espera que sus familiares les busquen, nuestro protagonista Aris no tiene identificación, ni parientes que vayan a buscarle, por lo que entra en un programa donde le asignaran una nueva identidad y tendrá que ir superando pruebas. Le dejan un piso y dinero para gastos y para probar que va superando los ejercicios tiene que documentarlos con fotografías.
Con un estilo visual que recuerda mucho el estilo de su paisano Yorgos Lanthimos, el actor Aris Servetalis permanece inexpresivo, sin mostrar ningún sentimiento a la vez que cumple sus tareas. Come manzanas compulsivamente ante la confusión de estar viviendo una vida que no llega a entender.
Con cierto aire a distopía y con toques absurdos la película avanza reflexionando de lo que es la enfermedad del alzhéimer, porque cuando pierdes tu identidad y todos tus recuerdos… ¿qué nos queda?.
Destino Arrakis.com
Una parábola de poso triste y atmósfera atemporal. Un ejemplo del nuevo cine griego en su vertiente más humanista y asequible. De apariencia sencilla, y con sutiles detalles que añaden capas de profundidad, empieza como una especie de Ensayo sobre la ceguera , pero con un tema menos trágico, para ir evolucionando hacia un tono melancólico y lleno de resonancias y reflexiones sobre el olvido, el dolor y la esencia de lo que somos.
La humanidad de su protagonista en perfecta sintonía con su el actor Aris Servetalis junto a un fino humor hacen que la película se aleje del tono pedante y plúmbeo que podría tener el tema en manos de otros cineastas.
El uso de metáforas sencillas (las manzanas maduras y las podridas, las pruebas físicas y sociales a las que se somete el protagonista) acompañan al espectador en un viaje hacia la asunción de la tristeza y la pérdida lleno de estoicismo y velada ternura.
Después de una serie de títulos más o menos eficientes, aunque no especialmente deslumbrantes, la cinematografía griega y su particular guía de estilo parecía estancada y abocada a repetir fórmulas sin dar con la chispa que deslumbró en Canino . Cintas como ahora Chevalier o Pity abordan temas esenciales con esa singular estética, aunque sin verdad ofrecer nada verdaderamente memorable y mucho menos original. La misma dirección de actores aséptica a lo Bresson para dramatizar la sensación de pérdida de humanidad, reforzada por unos entornos vetustos e impersonales, algunos recursos del teatro del absurdo y los mismos encuadres amplios y milimetrados que vienen a plasmar un mundo insípido, analizado con un tono que remite a Beckett, de aire filosófico a la vez que irónico, cierta carga de humor negro que servía para desmenuzar temas esenciales en la sociedad moderna contemporánea.
Así pues, cuando ya parecía que desde Grecia no iba a llegar ninguna otra obra imperdible nos encontramos con esta Apples , realizada Christos Nikou, quien fuese asistente de Giorgios Lanthimos. Ya en su ópera prima Nikou demuestra un gran dominio del estilo del nuevo cine griego y que, sin abandonar ese mundo de personas deshumanizadas, logra tocar la tecla. Apples viene a abordar la significación de la memoria hasta en las acciones más cotidianas del día a día, como sirve para relacionarse y construir tejido social, aparte claro está de la obvia función a la hora de conformar la propia personalidad. Ese aspecto individual de Aris, protagonista de la historia, queda más o menos apartado, a penas hay unas pocas referencias a lo largo de la cinta, y se centra en el proceso de re-aprendizaje, como transita del estado de niño (la escena de la bicicleta infantil) hasta el de adulto, cuando finalmente toma conciencia de la mortandad, de otros seres humanos y por lo tanto del mundo.
No queda claro si en parte Aris se zambulle por conveniencia en la pandemia de amnesia que afecta a su ciudad, dado que al inicio parece atravesar una depresión y prefiere olvidar, o bien si le amnesia le ha afectado sólo una parte de la memoria. En cierta escena en un parque reconoce a un perro que también le reconoce a él y al instante parece esforzarse en disimular y no ser reconocido por el paseante del perro. A quién evita? Sea como sea, viene a ofrecer otro ángulo desde dónde observar como las personas también intentamos escoger la memoria, aunque resulte inevitable, y al final, en un momento u otro, se debe encarar el centro de aquello que nos intranquiliza o nos daña.
Nikou ofrece una historia de poso sumamente melancólico, de una tristeza que adquiere gran textura. Aris se mueve por la pantalla y a la vez parece no tener destino como no ser capaz de remediarlo, de construir relaciones, transmite así una soledad casi patológica, conmovedora, tanto que no importa si se nos especifica o no cuanto recuerda, si desea enterrar su vida anterior o sencillamente es otra persona despojada de recuerdos. La crisis que aqueja a Occidente, creo entender, se nutre de esa desmemoria, de ese callejón sin salida que supone vivir encerrado en la propia piel, y que resulte tan complicado despojarse de la cáscara y ofrecer nuestro interior, la parte que, quiero pensar, es la más jugosa.
¡Y pensar que no iba a verla! Ahora ya no creo que la olvide hasta que no transcurra un buen tiempo.