Felicity (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1998-2002). 4 temporadas. 84 episodios. Todo comienza el día que la tímida y guapa Felicity Porter (Keri Russell) pide al atractivo Ben Covington (Scott Speedman) que le firme el libro de graduación del instituto. Aunque apenas han hablado todos estos años, ella ha estado secretamente enamorada de él, y la dedicatoria de él en su libro cambiará el futuro de Felicity para siempre… principalmente porque decide cambiar de planes, en contra de sus padres, e ir a la Universidad de Nueva York -curiosamente la misma donde estudiará Ben-. Allí, en la residencia del campus, nada más llegar, Felicity conocerá a Noel (Scott Foley), otro guapo chico que le complicará aún más su vida amorosa futura.
Detalles de la película
- Titulo Original: Felicity (TV Series)
- Año: 1998
- Duración: 40
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Opinión de la crítica
4.9
82 valoraciones en total
Nada más ver un capítulo, la serie me encantó, pero conforme va avanzando la serie resulta a veces pesada… para terminar con un capítulo final que calificaría de insuficiente, cojo e inacabado. En una palabra: decepcionante.
¿Os acordáis de Felicity? La anunciaron como serie estrella en Telecinco después de que llegara Ally McBeal y, efectivamente, se estrelló. Yo, que ya por entonces tenía ojo para las series, traté de seguirla, pero la ponían demasiado tarde para mí. Pues bien, por si no lo sabías, el creador fue JJ Abrams.
El otro día me bajé un capítulo especial, de estos que cortan la línea de una temporada. La historia de Felicity se puede resumir en pocas palabras: es la madurez académica, personal y sexual de una joven durante sus años de universidad. Allí va persiguiendo a un chico del que está enamorada, aunque después aparece otro y se forma el triángulo. El momento cúspide de la serie (y por lo que será recordada) fue el comienzo de la segunda temporada, cuando esta chica, tras acabar con una relación personal, decidió dar un cambio a su vida y se cortó el pelo, su cabello largo y rizado. Las audiencias cayeron en picado.
El capítulo del que os iba a hablar se titula Ayuda para enamorados, y está escrito por el mismísimo Abrams. Se trata de un episodio en blanco y negro en el que la acción transcurre, como si no hubiera pasado nada, en el pasado. Pero cuando digo en el pasado es como si se hubiera producido un viaje en el tiempo a los 60, de modo que los personajes aparecen caracterizados como si vivieran en ese tiempo.
Algunos teleadictos opinan que este capítulo es una tomadura de pelo. No obstante, yo creo que se trata de un homenaje a esas series de suspense como Hitchcock presenta… o Los límites de la realidad. Presenta una de esas hipótesis extrañas que nos aporta a menudo la ciencia-ficción en la que los personajes comienzan a plantearse dudas de carácter metafísico: ¿es la vida sueño? ¿somos personajes creados por un ente superior? ¿estamos muertos y esto es el infierno? (¿a qué os recuerda esto?). Pero además constituye un magnífico ensayo sobre el amor con una Felicity que descubre, muy a su pesar, que la única cura para los corazones rotos es arrancarlos del pecho.
Menuda rareza, menudo es Abrams.
Suave y reposado culebrón juvenil que narra los avatares (que se centran sobre todo en un desaborido y eternizante triángulo amoroso) de su protagonista Felicity como joven universitaria en Nueva York.
Lejos de la frivolidad, el infantilismo y la simpleza que caracterizan a cualquier culebrón adolescente, Felicity trata de dar al tema un tono algo más maduro y serio. Y así se nos presenta una serie tratada con compostura y normalidad, siendo algo bastante más relajado, serio y realista de lo esperado (recuerda bastante a Dawson Crece , pero no llega en ningún momento a tener tramas argumentales tan entretenidas o interesantes).
Lo cierto es que la serie está bien hecha. La realización tiene buen pedigrí, la ambientación es buena, la iluminación destaca de forma magnífica, la música es de lo más encantadora y los actores protagonistas son todo risueñas caras apuestas que interpretan peronajes con más fondo de lo que cabría esperar.
Esto hace que los 40 minutos de cada episodio sean algo muy agradable, relajante y entretenido mínimamente. Sin embargo tiene ciertos problemillas: la serie es demasiado sosagada, repetitiva, monótona y descafeinada. Una de esas telenovelas afables y delicadas pero extremadamente lights y redundantes en la que visto un capítulo, vistos todos. La serie pudo ser mucho más rica y abundante, pero no amplía horizontes y se queda en el eterno e insulso triángulo y las preocupaciones banales de una joven que tiene un empleo de 9 horas semanales y estudia donde ha querido. Al show le da miedo mostrar drama de verdad, el humor no existe o es fracasado (veasé algún intento de hacer un tonto chascarrillo), en la serie solo hay típicos malentendidos, broncas y reflexiones que casi siempre son comeduras de coco tan obvias como vulgares.
También hay un problema con la protagonista (una guapísima Russell) que, a diferencia de otros personajes, resulta una veinteañera tan indecisa como flemática, una Doña Angustias sosilla y circunsprecta capaz de enfadarse o entristecerse ante cualquier chorrada y mínima adversidad de la vida. Un personaje un tanto infantil que apenas evoluciona casi al final. ¡Pero claro, de algo se tiene que quejar la chica!, ya que la trama romántica jamás madura y se repite en círculos una y otra vez.
El resto del reparto es agraciado pero bastante soso e inexpresivo (a destacar los dos Scott), por algo ninguno de ellos a destacado luego en su trabajo actoral. Por cierto, que sorprende la presencia de la mítica Power Ranger rosa (Amy Jo) en un papel serio en el que se desenvuelve bastante bien y mejor que sus compañeros.
En fin. Un novelón eternizante y calmoso, pero agradable y con sonrisas y música embaucadoras, a caballo entre el mundo adulto y el adolescente, con un puntito de madurez que no la salva del desinterés. Dawson Crece tiene el mismo tono y capta mejor el interés con tramas bastante más distraídas.
Lo peor: Muy repetitiva y muy poca evolución en sus redundantes tramas…
Desde sus inicios me llamó la atención y me di cuenta de que Felicity no era una serie como el resto de chorradas para adolescentes a las que nos suelen tener acostumbrados, así que empecé a verla cuando la pillaba, que no era muy a menudo porque creo que le cambiaron bastantes veces el horario o la cadena, ya no sé.
El caso es que tiempo después he tenido la oportunidad de verla entera, las cuatro temporadas. Bueno, ahí van mis conclusiones:
Como ya he dicho, es una serie distinta, que trata de la vida universitaria de una chica (Felicity) que estudia en Nueva York. No es la típica serie en la que el/la protagonista únicamente se dedica a lucirse y enseñar el culo y de lo único que se trata es de enrollarse cada día con uno/a distinto. No, esta serie es más madura y más real que eso. Trata de la vida de una chica normal, de sus inquietudes, de sus dudas, de sus miedos, de amor también, por supuesto.
Sobre los actores: realmente bien elegidos (merece mucho la pena ver la serie en versión original). Keri Russell lo borda, sinceramente. Otro de los mejores personajes: Ian Gómez (Javier en la serie, el jefe de Felicity).Una de las cosas que no entiendo es por qué no le dieron más protagonismo a Scott Foley (Noel en la serie) en lugar de aparcarlo conforme fueron avanzando las temporadas.
Y es que eso es otra cuestión: las temporadas. Sin duda, las mejores son la primera y la segunda. La tercera aún puede tener un pase, aunque es un poco floja. De todas formas, yo seguí viéndola, porque me había propuesto terminar de ver la serie, ahora que por fin tenía oportunidad. Ahora bien, conforme avanzaba la cuarta temporada mi decepción iba en aumento. Y lo peor estaba por llegar.
Bueno, en realidad es bastante cansina, exceptuando la primera temporada, que mantiene un cierto interés, engancha un poco y tiene un aire desenfadado y fresco que se va perdiendo progresivamente en las siguientes temporadas. Yo las vi todas seguidas, y eso quizá pueda haberme empachado más de la cuenta, pero aun así, creo que si hubiera tenido que ver las cuatro temporadas a razón de un capítulo por semana durante cuatro años, hubiera tirado la toalla.
Lo único que mejora en la serie a medida que transcurren los capítulos, es que la protagonista va perdiendo poco a poco ese aire tan irritantemente inocente y a la vez cansino que hace que uno quiera matarla (a todo le da vueltas, todo lo analiza, persigue a la gente, es sumamente crispante).
La serie pretende dar una visión realista de la vida universitaria, de lo que es tener 20 años, de las cosas que pasan a esa edad, las buenas y las malas… algunas veces hasta se pasan con los toques dramáticos, pero más o menos el enfoque está bien en ese sentido. El problema es el triángulo amoroso, que empalaga y cansa hasta el hastío absoluto. Yo, cuando acabó la tercera temporada, pensaba que ya no había más, y sentí un cierto alivio, pero cuál no fue mi sorpresa al descubrir que quedaba tooooda una temporada más por ver. Y como soy muy cumplida, la vi.
La cuarta temporada es un puro delirio, sobre todo los últimos capítulos. Es un intento de retorcer lo que ya era imposible de retorcer más según las leyes de la física. Es como intentar escurrir una toalla que ya está seca.
Pero de toda la serie en conjunto me quedo con algunos momentos simpáticos, y sobre todo, con personajes que me han llegado a caer bien, por aportar un poco de aire fresco en la asfixia general. Les doy una medalla a Meghan y a Sean por hacerme reír cuando el aburrimiento amenazaba con matarme, y otra a Javier… aunque a Javier hay que verlo en versión original con subtítulos, porque el doblaje al español no le hace justicia. En inglés es muy gracioso, en castellano es a veces patético.
No me queda gran cosa por decir, excepto en el spoiler. Bueno, sí, una advertencia para los que no la han visto y se lo están planteando: es una serie que requiere paciencia, y si les digo la verdad, la he visto enterita porque no tengo nada mejor que hacer en mis madrugadas de insomnio.