Apoya a las chicas
Sinopsis de la película
Lisa es una gerente de un restaurante muy involucrada que intenta mantener el lugar a flote, llevarse bien con el propietario y los clientes, y apoyar a sus empleados. Pero una avalancha de problemas acumulados gradualmente mina su paciencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Support the Girls
- Año: 2018
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.9
77 valoraciones en total
Tiene en su haber un filón: la más clara y destructiva descripción de lo que es trabajar en el sector servicios. Pero añade a eso la concisa, clara y concreta evaluación de los daños colaterales de una sociedad deshumanizada y sin personalidad. Vemos en esta liviana y sutil cinta el claro choque entre la humanidad, otrora base de nuestras vidas y ahora denostada en la vulgar y despechada sociedad del consumo, y la insensibilidad del dinero. El espectador es mecido en un frágil y tenue movimiento de compases rítmicos en un guion calculado, que deriva en una clara crítica a todo lo que nos rodea. Los personajes son ejemplos del resultado de la encarnada lucha entre la supervivencia y los ideales. No se caracterizan por ser el culmen de lo destacado por sus méritos, si no de lo que es tener claros unos principios que el día a día lucha por destrozarlos. La coherencia, desmitificada y maltratada, aquí emerge sin tapujos. Todo rodeado de una magnífica descripción de personajes, una gran elección de intérpretes y un delicado análisis de personalidades, todas supervivientes del drama diario. Diálogos y tramas añaden el punto realista a la cinta.
La película contiene muchos detalles que pasan desapercibidos a quien no conozca el modo de vida de la mayor parte de la norte américa media. La trama y los personajes son sólo circunstanciales, normales en cualquier bar de comida rápida con clientes de escaso nivel cultural, que sólo quieren multi monitores de televisión con fútbol, baseball, boxeo, comida Tex Mex, hamburguesas y camareras guapas. En este ambiente surge, entre el personal de servicio, el egoísmo, la manipulación, la competitividad y también la camaradería y la generosidad, Pero el argumento base, en el fondo, sólo sirve de vehículo para poner de manifiesto algo más. Quedan al descubierto muchos problemas generalizados sociales en EE.UU, como son la precariedad laboral, la ausencia de prestaciones, el carísimo acceso a la salud y los prejuicios racistas. Todo esto, en el país más poderoso y democrático del mundo, presumiendo de serlo. Sin embargo, a pesar de lo negativo, no cunde el pesimismo. Las protagonistas se limitan a aceptar lo que hay, resignadamente. Regina Hall está intachable en su papel.
En los últimos tiempos, quizás fruto de lo excéptica, cínica y desengañada que se ha vuelto esta sociedad que da tumbos de crisis en crisis, ha aflorado un subgénero que, momentáneamente, denominaré como comedias amargas. Ni son dramedias, ni son comedias negras, son comedias amargas.
Y ¿en qué se diferencian?, se preguntarán. Pues muy fácil. ¿Saben ese recurso, habitual en la comedia romántica, de solucionar el clásico falso pico de amargura previo al cierre de obra mediante una situación embarazosa que coloca cada cosa en su sitio?… Si, hombre. Ese novio que corre como alma que lleva el diablo a detener un avión en pleno despegue porque la mujer de su vida, tras un inesperado revés argumental, decide plantarlo, rompiendo su corazón y el del entregado espectador. Saben ya ¿no?… Bueno, pues estas comedias amargas de las que les hablo deciden, con gran acierto, saltarse ese recurso argumental y poner el punto y final justo en el pico amargo, dando altura de miras al producto y valor a lo narrado. Eso es precisamente lo que beneficia, y a la postre encumbra, Apoya a las chicas, un film que, de otra manera, no pasaría de su pueblo.
Lisa es la entregada gerente de un local que intenta llevar el negocio de la forma más familiar posible, pero una serie de reveses están a punto de colmar su paciencia. Mantener el lugar a flote, aguantar el tira y afloja continuo con el dueño del local, lidiar con los empleados y ,por si eso no fuera poco, aparece una una hijastra problemática. Así desarrolla Andrew Bujalski Apoya a las chicas, una comedia amarga de la que acabas enamorándote únicamente por el cariño que les coges a los personajes en general y al de Regina Hall en particular. Ya que, en verdad, poco más hay a lo que agarrarse.
Técnica y visualmente Apoya a las chicas es muy homemade, hay momentos en los que la cinta más parece un nuevo episodio de Pesadilla en la cocina o similares que otra cosa. Pero al final tampoco le afecta demasiado al producto, te lo tragas con gusto.
Actoralmente Regina Hall está estupenda, pero es que Apoya a las chicas está hecha para su lucimiento. A mi particularmente me ha enamorado más Haley Lu Richardson, una actriz totalmente entregada a un personaje que es un verdadero ser de luz. Devoción eterna. En general todo el amor que desprenden los personajes traspasa la pantalla.
Hace ya una temporada, al principio de la administración Trump, Jon Stewart aparecía en el programa de su antiguo colaborador en The Daily Show Stephen Colbert para declarar que el nuevo idioma oficial de los Estado Unidos era el bullshit. Tiene difícil traducción, o más bien precisa. Es algo así como la parida, el mierdón, la chorrada…pero en un sentido de algo que te dicen a la cara sabiendo que es mentira y encima se supone que debes tragártela.
Support the Girls, desde su modestia de comedia costumbrista de bajo presupuesto, habla con bastante precisión de algo que podría bautizase como la cultura del bullshit. En ese sentido, la entrevista de trabajo final de Lisa, la ya ex-manager del bar que centra la película, es una obra maestra de concisión, claridad y ausencia de, bueno, de bullshit. Andrew Bujalski, uno de aquellos inventores del mumblecore a principios de los 2000, termina con una nota alta, con un par de grandes escena que enlucen un conjunto sobrio pero un tanto desangelado.
Es curioso como, a la vez, la película pierde interés cuando se despega del bar y sigue a Lisa, pese a lo bien que trabaja Regina Hall en un registro naturalista, y ese mismo bar parece tan poco veraz. Hay en él demasiado silencio, poca acción y barullo, poco vida. Es un bar de figurantes capturado por alguien que parece no haber estado nunca dentro de uno, y menos de las características del de la película: un bar deportivo de camareras pimpollo, de esos que documenta la estética americana del más gusto familiar y sus incoherencias. Sexo pasteurizado, de imagen inocua como la de la misma América periférica donde se desarrolla. Cualquier lado, cualquier ciudad. Todo molde.
En todo caso tampoco profundiza en ello. Ni en la política sexual ni en la asepsia y la crisis laboral, la precariedad como estado del presente. Todo está allí de un modo u otro, pero Bujalski se las arregla para no hacer presión. Es, eso, una descripción apañada, honesta, claro, de un lugar, un trabajo, unos caracteres con una imagen sencilla al servicio de las actrices…pero sin nervio, ni desesperado, ni entusiasta.