Anónimo veneciano
Sinopsis de la película
Enrico, un tocador de oboe en la Fenice, cuyo sueño era llegar a ser director de orquesta, vive separado de su mujer, Valeria, quien ha creado una familia en otra ciudad. Aún así, él le ruega que regrese a Venecia. Valeria, desconfiada, piensa que Enrico quiere chantajearla, pero en cambio sólo pasean por una Venecia deshecha, agonizante, recorriendo los lugares donde vivieron su unión, y Valeria se da cuenta de que aún ama a Enrico.
Detalles de la película
- Titulo Original: Anonimo veneziano
- Año: 1970
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
6.1
55 valoraciones en total
Debú en la dirección del actor Enrico Maria Salerno. Rodada en Venecia en otoño de 1969, obtuvo 2 David de Donatello (actriz y director novel) y 2 Nastro dArgento (fotografía en color y música). Se estrenó el 30-IX-1970.
La acción tiene lugar en Venecia, a lo largo de un día de finales de septiembre de 1969, en el que se evocan escenas de 11/12 años antes. Narra la historia del encuentro de Enrico (Tony Musante), músico de talento que toca el oboe en la Orquesta del Teatro La Fenice, y Valeria (Florinda Bolkan), mujer independiente y de gran temperamento. Tras conocerse, se enamoraron apasionadamente, contrajeron matrimonio, tuvieron un hijo y se separaron 3 años después. A las puertas de la muerte, Enrico desea la compañía por un día de la mujer que ha sido el gran amor de su vida.
La película explica las razones de la separación de la pareja: vivieron un amor arrebatador, que se enfrió como consecuencia del choque de los carácteres fuertes de ambos y de la lucha por imponerse el uno al otro. Cometieron un error de juventud: no supieron relacionarse en pie de igualdad, sustituyendo el afán de dominio por el de colaboración entre iguales. A Enrico, que siempre soñó con llegar a ser director de orquesta, le quedan unos 6 meses de vida, desea revivir los momentos de felicidad que conoció junto a Valeria y, por ello, la invita a recorrer los lugares que jalonaron su vida de pareja. Llevan años sin verse y ella ha formado una nueva familia. A lo largo de la jornada, la relación pasa por la desconfianza, la evocación grata del pasado, los remordimientos y el redescubrimiento del amor. Enrico encuentra las fuerzas que necesita para afrontar los compromisos profesionales que tiene pendientes. Revivir el pasado es con frecuencia más útil de lo que se cree. Emociona el paralelismo que se establece entre la muerte larga, lenta e irremediable de Venecia y la de Enrico, como hicieron, antes y después, otras películas ( Muerte en Venecia , 1971).
La música, de aire romántico, ofrece un tema central pegadizo y contrasta le melancolía del presente con la alegría del pasado. Añade un fragmento de la 5ª de Beethoven y otro del concierto Anónimo veneciano . La fotografía muestra bonitas perspectivas de una Venecia espléndida y frágil. El recorrido por la ciudad y los recuerdos que guarda es emocionante. La luz brilla con intensidad en las escenas del pasado y se torna ténue en las del presente. El guión elabora una historia próxima, humana y realista, exenta de hipérboles y maniqueismos. La interpretación de Bolkian es magnífica. La dirección construye una obra sólida y sugerente, pese a errores incidentales (incoherencia de horas de los relojes públicos, de vestuario entre protagonistas y extras, alternancia del suelo húmedo y seco en la estación ferroviaria de Santa Lucía, etc.).
Película de excelente música, buena fotografía e interpretaciones convincentes, que cuenta una historia profundamente humana y, por ello, sumamente interesante.
Paseando por Venecia, una ciudad condenada a morir lentamente, una pareja que rompió hace años rememora sus tiempos de amor loco. El, músico, romántico e inestable la ha llamado. Ella, que cuida un hijo de ambos y que vive con otro hombre, empresario triunfador, huyó para no arder a su lado.
Nunca han dejado de amarse, pero tampoco han sido capaces de enterrar el odio que se profesan.
Venecia es el lugar ideal para enamorarse eternamente y para que el olor dulzón de la muerte se confunda con el de la ciudad agonizante y sus canales putrefactos.
Anónimo Veneciano es el título de una pieza musical con más de dos siglos y medio escrita para obóe, instrumento que domina nuestro protagonista aspirante a director de orquesta, y que conforma la banda sonora de la historia de dos vidas truncadas por el amor excesivo.
A pesar de haber envejecido mal a consecuencia de su acartonado dramatismo, Anónimo veneciano, ópera prima como director del actor italiano Enrico Maria Salerno, es una película que posee algunas estimables virtudes. La primera la encontramos en la notable captación de los decadentes paisajes venecianos, y la segunda en su innegable interés socio-histórico, ya que Anónimo veneciano se hace eco de la convulsión que la legalización del divorcio provocó en una sociedad tan católica y tradicional como la italiana. Además, es innegable que su planteamiento argumental, la charla de una pareja que pasea por una ciudad narrada casi a tiempo real, ha influido en películas de culto como Antes del amanecer y su secuela, Antes del atardecer.
Anónimo Veneciano es cine sutil y difícil, profundo y esquivo, y por ello su visionado puede resultar conscientemente pesado. Pero merece la pena.
La película cuenta con tres ingredientes fundamentales: Dos actores y Venecia. ¿Qué se puede decir de Venecia? El poder de fascinación de esta ciudad invade a quienes la visitan, a quienes la huelen, a quienes ven una postal, o una película, como esta, espléndidamente rodada en su fría realidad. Con sus heladoras brumas, sus oscuros callejones, su fatalidad, sus elegíacas puestas de sol, sus palacios vacíos.
Como Venecia, la relación de los protagonistas del film está abocada a una muerte segura, lenta, agónica. Y como la ciudad, les es imposible separarse. Si bien Florinda Bolkan se excede en muchas ocasiones en una innecesaria sobreactuación, producto de su inexperiencia probablemente, consigue que con los intermitentes flashbacks veamos como el tiempo ha hecho mella en su ser. El que se lleva el gato al agua es Tony Musante, en una pasional actuación, que además es un prodigio de escucha y valentía.
Él y Venecia nos llevan de la mano por un triste y melancólico viaje hacia las profundidades de un océano que nos traga a todos.
Triste historia de amor recreada en una Venecia de calles solitarias y frías que destacan la belleza de una ciudad que se muere… Y la música, la sublime música del concierto para oboe de Marcello, el maestro del barroco veneciano, explica la tristeza de una Venecia que se hunde y un músico que se está muriendo.
Irrepetible la actuación de Musante y una Florinda Bolkan, contenida y bella que contempla emocionada la magnifica interpretación de su compañero.
Una película excelente que tiene su razon de ser en el amor, la música y la belleza de las fotos de una Venecia mas bella que nunca en su agonía.