Animales nocturnos
Sinopsis de la película
Susan Morrow (Amy Adams) es una galerista afincada en Los Ángeles que comparte una vida llena de lujos, aunque vacía, con Hutton Morrow (Armie Hammer), su segundo marido. Un día Susan recibe una novela escrita por su exmarido Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), del que lleva años sin tener noticias. En una nota le pide que lea la novela inédita y que se ponga en contacto con él, pues se quedará unos días en la ciudad. Es de noche. Susan, sola en la cama, empieza a leer, y es la historia de un matrimonio con una hija que conduciendo por Texas una noche son perseguidos por otro vehículo…
Detalles de la película
- Titulo Original: Nocturnal Animals
- Año: 2016
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
7.1
31 valoraciones en total
Salgo del cine para poder leer en FA alguna crítica que coincida con la interpretación que he hecho yo de la película y descubro con asombro que hasta ahora no hay ninguna. Sigo en el spoiler.
Se trata de un thriller estremecedor en el que se entrelazan historias dolorosas y fuertemente perurbadoras.
Amy Adams es una millonaria galerista de arte y casada con un apuesto y rico marido, sin embargo es tremendamente infeliz. Padece de insomnio y este motivo se repite durante toda la película.Animal nocturno.
Cuando recibe un libro escrito por su ex marido, se adentra mediante la lectura en la historia que relata. Y es aquí cuando se cruzan los recuerdos de ella, con el argumento del libro que resulta especialmente cruel.
Lo fundamental de la película es el símil entre la realidad y la ficción materializado en los sentimientos, en las emociones.
Una retahíla de imágenes desconcertantes abren Animales Nocturnos.
Mujeres fofas, carnes colgantes, estética grotesca, sin sentido ninguno.
Poco a poco, entendemos que estamos en una galería de arte, y que ha tenido lugar una exposición. Que una mujer llamada Susan la ha dirigido, y el espectador observador podrá comprobar que no parece muy satisfecha con dicho arte.
Juntamos piezas, poco a poco. Porque esta historia es un continuo juntar piezas, y mejor empezar desde el principio.
Cuando Susan vuelve a casa, encuentra un manuscrito esperándola, un libro recientemente escrito de su ex-marido Edward. La naturaleza inquietante de mandar algo así después de tanto tiempo queda patente, tan solo por la herida que se hace Susan con el sobre: una superficial, poca cosa, lo menos que ese relato puede hacer.
Será tras pasar una sutilmente decepcionante velada en casa de unos amigos cuando por fin se ponga a leer. Aunque antes de que ocurra, un amigo la avisa: no deberías estar tan cansada de todo. Al fin y al cabo, estas tonterías de las que nos rodeamos son mucho, mucho mejores que la dolorosa vida de ahí fuera .
Un consejo que sirve como sutil invitación a comprobar, de verdad, que hay en esa dolorosa vida , y si le puede ofrecer algo diferente a un marido ausente y una casa demasiado vacía.
Nada mejor para ello que la carta en forma de libro que te ha escrito un antiguo amor abandonado.
La historia del libro nos atrapa tanto como a Susan: como si fuera una tenue pesadilla, de bordes opacos e irreales, asistimos a la desesperada situación de un hombre con mujer e hija, y lo que nos sobrecoge no es tanto la historia como la cercanía. Esto que estamos viviendo, sufriendo, temiendo, (llegado a un punto, ya no leemos) le podría pasar a cualquiera.
A su vez, se intercalan conversaciones del pasado de Susan, con un hombre al que apenas estamos conociendo a partir de lo que escribe. De repente entendemos que el dolor de lo que leemos no surgió de la nada: es el manifiesto de algo que se podría haber perdido de no estar escrito , como mencionó Edward alguna vez.
Animales Nocturnos habla de la creación artística en su esencia, y del efecto que nos produce, pero también del duro sacrificio que exige.
Tus palabras nunca serán dolorosas si nunca has sufrido dolor. Los sentimientos de tu lector nunca serán manipulados si no sabes, exactamente, como manipularon los tuyos. Y el precio a pagar por eso es algo horrible, que transforma al romántico soñador (aquel que empieza) en un alma profunda y oscura.
Todos escribimos de nosotros, todos elegimos si creamos o tan solo apreciamos las creaciones.
Y es algo que pasa, y pasará siempre, que la distancia entre los que observan algo y los que lo moldean está solo a una lágrima de más.
Entre Edward y Susan se establece una relación a partir de una creación, una forma de arte tan sencilla como un libro, y es una relación tan profunda que infecta todos los aspectos de su vida.
De repente, Susan experimenta un lado de Edward que nunca vió, porque ella estaba demasiado ocupada controlando, apreciando, no creando.
Los motivos de la historia y sus imágenes se entremezclan con su realidad cotidiana (el director hasta nos lanza guiños comparando un lecho sensual con un desolador asesinato, como si dijera que ambas cosas no están tan alejadas), y Susan se da cuenta del mundo que estuvo ignorando.
La dolorosa vida qué estuvo evitando. La que vivió Edward en su tiempo juntos, la que perdida en sus lujos nunca alcanzaba a ver.
Ese es el maravilloso (y terrible) regalo del artista: te doy mis ojos, tú verás si puedes soportarlo.
Para cuando alcancemos el final no hará falta decir nada, porque hemos estado tan cerca de la historia del libro como para compartir cada latido de su agonía. Nos ha cambiado tanto como a Susan: los motivos del pasado se adivinan entre los pliegues de la narración.
Y las palabras parecen banales, carecen de adjetivos, para expresar el vacío inmenso que deja un romántico soñador, cuando ha perdido los sueños y no cree en el romance.
Si amas a una mujer, y la pierdes, conviértela en literatura .
O convierte la literatura de esa mujer en tu único testimonio de amor y pérdida.
Al entrar al cine no tenía idea alguna sobre la trama de la película, únicamente fui a verla ya que actúan dos de mis actores favoritas en la actualidad: Amy Adams y Jake Gyllenhaal.
Seguramente no sea la película del año (ya que a mi parecer es otra en la que actúa esta misma actriz), sin embargo quedará en mi memoria por mucho tiempo, eso seguro.
Con una imagen muy cuidada y elegante, y actuaciones en algunos casos sobresalientes, como es la de Michael Shannon. Lo que realmente brilla en esta cinta es el desarrollo de guión y la trama.
P.D: aprovecho para homenajear también el último album de Metallica ya que esta crítica tiene el mismo nombre que una de sus canciones.
¿Sabéis estas películas que terminas de verlas y te dejan horas o días pensando en ellas? Pues esta película ya me tiene así desde hace seis meses, y sin miras de salirse de mi cabeza. Y es que encima, cuanto más pienso en ella, más y más me gusta.
Cuántas cosas podría decir de esta película, casi todas ya comentadas en otras críticas de esta página. Todo en ella me deslumbra: su desarrollo en tres planos argumentales, esas conexiones que usa para saltar de uno a otro, ese avasallamiento de detalles que enfatizan la trama (el corte en el dedo de Susan, el cuadro de REVENGE o el del fusilamiento, el momento bizarro del teléfono móvil, etc.), esas situaciones y diálogos raros que se dan en la novela, ESE PERSONAJE de Michael Shannon que se merecía el Oscar, esa estética de anuncio de Gucci, esa oscuridad que lo impregna todo, esa delicada suite de Korzeniowski (que ahora mismo estoy escuchando), esa desgarradora trama, esa sublime historia de una venganza perfecta. Sin dudas, ésta última, una de las mejores que habrá visto jamás el cine.
Pero si hay algo que de verdad me enamora de esta obra de arte es la forma en que la película habla. La forma en que te deja caer, a cuentagotas y sin darles más vueltas, diferentes aspectos de la vida de Susan (especialmente, ciertos asuntos relacionados con su hija y con su marido actual). Con todos los palos que se lleva el personaje, fácilmente podría montarse un drama con la protagonista empapadas en lágrimas y hundida en la depresión. Pero nada más lejos. Sin apenas hacerla hablar, el guion tan solo muestra a Susan y sus circunstancias, y es el espectador mismo quien realiza la introspección en el personaje. Es un magnífico guion que solo dice lo justo y resulta enormemente participativo. Como digo, lo que se suele llamar una obra de arte.
Y el final… por Dios, qué perfecto colofón para una historia que desde el principio y en cada detalle es sublime, se me ponen los pelos de punta cuando lo veo. Comentaré esto más en detalle en el spoiler.
En definitiva, encantado con lo que hace Tom Ford, y no puedo hacer más que agradecerle este regalo cinematográfico, espero que pronto podamos volver a verlo tras la cámara. De momento me queda la sensación de que Animales Nocturnos va a ser una de mis películas preferidas para el resto de mi vida.