Aniara
Sinopsis de la película
En un futuro distópico en el que las consecuencias del cambio climático han llevado a la evacuación del planeta, la nave Aniara que realiza el trayecto desde La Tierra a Marte, sufre un contratiempo que le hace vagar sin rumbo hasta nuevo aviso. Frente al suicidio como única vía de escape, Mimarobe, movida por el amor hacía su pareja e hija, trabajará a contrarreloj para crear un lugar en el que merezca la pena vivir.
Detalles de la película
- Titulo Original: Aniara
- Año: 2018
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
6.2
88 valoraciones en total
Magnífica cinta que sigue demostrando que existen miles de obras que pueden adaptarse sin necesidad de desplegar un presupuesto estratosférico. Cómo se suele decir, el talento puede suplir la falta de presupuesto.
Aniara nos cuenta la odisea de una colonia de humanos en una nave espacial que, camino de Marte, es desviada por una roca galáctica.
Basada en una obra escrita en 1956 por Harry Martinson (no tenía ni p. idea, simplemente lo he buscado en la wiki) y que presagiaba algo que, a día de hoy, está más presente que lejano.
Merece mucho la pena su visionado. Eso sí, no busquéis una cinta de acción o entretenimiento tipo Desafío total o Blade Runner , no tienen nada que ver con la cinta que nos atañe.
Adaptación del poema de ciencia-ficción (¡los hay!) de Harry Martinson, premio Nobel de 1974. Escrito en 1956 y constituido por 103 cantos, este intento de adaptación fidedigna de la obra es su mayor virtud pero, a su vez, el principal de sus inconvenientes. Porque el poema no es un compendio de jergas pseudocientíficas, ni de descripciones técnicas ni de conceptos propios de la sci-fi a la que estamos habituados, sino que relata el comportamiento progresivo de una comunidad aislada en el espacio sin posibilidad de retorno, a la deriva. Sería la versión oscura y distópica de Wall-E y las naves que esperan alejadas a volver a la Tierra. Pero aquí no hay lujos, hay autocracia, desesperación y una oscuridad total que los envuelve, tanto en el exterior como en sus almas.
En el apartado técnico hay que quitarse el sombrero ante el diseño de producción. Ruedan en centros comerciales, quizás en pasillos de barcos de verdad y acabas creyendo que estás en una nave espacial. Con cuatro duros. La gente no viste de manera estrambótica. Todo es muy real, cotidiano. Las interpretaciones son convincentes, mostrando el progresivo e inevitable deterioro de la moral de todos los pasajeros y tripulantes.
El resultado es más que satisfactorio si asumes que no estás viendo un film hollywoodiense de sci-fi. Y lo ves hasta el final.
*El Cosmo como hogar
El cine sueco obtuvo su propia experiencia cósmica en 2019 con Aniara, un film que narra la aventura de un grupo de pasajeros de la Tierra hacia Marte. Con esta premisa de despliegue de modernidad y tecnología, se ve abruptamente desmontado cuando la nave debe realizar un desvío forzoso. A partir de esta problemática, Pella Kågerman y Hugo Lilja utilizan como vehículo la propia situación extrema ocurrida en la nave, pero pronto se ve que, realmente, es un análisis de cómo se forma la sociedad y la influencia de un poder único. Asimismo, no se queda solamente en un plano más general, sino que también habla de la salud emocional y mental, la estabilidad del recuerdo y cómo ésta puede ser la mejor aliada en momentos de supervivencia extrema y condiciones fuera de la comodidad.
También al quitar la idea de idealismo vital, se ven las consecuencias de una sociedad que no está preparada para eliminar el confort de sus vidas. Aun así, a lo largo de toda la evolución del film, se va desgranando las distintas fases que van desarrollando y diferentes formas de abordar una nueva realidad. De igual manera, escoge a una protagonista en concreto, para permitirse ser el punto de unión con el resto de líneas convergentes de la ficción. Su historia personal y sus anhelos hacen que haya una personalización del relato y permitirse momentos de menos intensidad, dejando descansar al espectador ante tantos estímulos. Además, hay que recalcar que goza de unos personajes, que en la mayoría de los casos tienen conexión con el público.
*Los supervivientes
Esta aventura espacial comienza con Emilie Garbers, que se mete en la piel de MR, la cual controla una especie de realidad virtual en Aniara. Su interpretación se inicia de una forma muy sutil, sin marcar demasiado su presencia en escena, lo que le permite sorprender fácilmente durante el transcurso del film. Por lo cual, se ven distintos registros en su trabajo interpretativo. Incluso, una de las secuencias más desgarradoras del largometraje es protagonizada por ella, siendo un momento muy emocional y catártico. Su luminosidad es lo que hace que brille en pantalla, pero lo adereza con una expresividad acorde a las distintas fases por las que también pasa y la dificultad de saber exponerlas sin caer en el recurso lacrimógeno. Como apunte, la guinda del pastel es su control del humor, que le da una tonalidad más pizpireta.
Bianca Cruzeiro realiza otro de los trabajos actorales que afloran ya avanzada la película, lo que no quita absolutamente nada la calidad de su labor. En este caso, se presencia la ruptura de una dureza intrínseca, con un poderío energético excelente. Gracias a esa fragilidad interna, Cruzeiro tiene la posibilidad de lucirse en escena. Por lo que, realiza una metamorfosis mostrando las dos caras de la moneda. Por otro lado, Anneli Martini comienza como un recurso más fresco y ligero, con una comedia jocosa y socarrona. Sin embargo, su presencia escénica y el arco que le acompaña le permiten matizar y darle a su personaje un carácter imprescindible. Todo un torrente de vigorosidad. Por último, Arvin Kananian comienza bien con esa hipocresía dramática, pero termina perdiéndose y se excede en el carácter caricaturesco que deja salir a escena.
*La belleza de la galaxia
El mundo del cine esta acostumbrado a grandes producciones de Hollywood cuando se habla del género de ciencia ficción. Prueba de ello son títulos de los últimos años como Gravity, Ad Astra o Marte. Por lo cual, hay que aplaudir que Aniara no tenga absolutamente nada que envidiar a la factura estadounidense. La manera en la que han sabido fabricar todo ese universo espacial, con unos efectos especiales muy trabajados y una realización visual totalmente atractiva. Perfectamente consigue que se piense que están en medio de la galaxia, además dando un sello propio a su experiencia y a los diseños de la nave y lo que hay en ella. Toda esa potencia es lo que deja enganchado al espectador hasta el último minuto, quien no puede evitar quedar impactado por la verosimilitud que consigue en pantalla.
Lo mismo sucede con la composición artística del interior de la nave, la cual tiene vida propia y se proponen unos estilos muy distintos, que permiten jugar con ellos para revelar distintas emociones en el espectador. De igual manera, es una forma para innovar en la expresividad y no caer en una planitud que no hubiera ido nada bien. Lo mismo se puede decir del trabajo en el sonido, que tiene un resultado espectacular, cuidando todo lujo de detalles: efectos, música, hilo sonoro… Por ello, es una pena que el ritmo no goce del mismo cuidado, dado que hay partes en las que se siente que hay un estancamiento y se aletarga el clímax final. Aun así, sigue dejando una sensación de haber estado en una gran aventura espacial y la facultad que tiene también el cine europeo para ello.
*Conclusión
Aniara es un viaje cósmico con un retrato mordaz de la sociedad y el transcurso de la misma expuesta al límite y sin un estado del bienestar. El guion explora los miedos y reacciones ante un experiencia vital fuera de lo común, pero que no deja de ser tan humana como la vida misma. El reparto es potente, con unas actrices que arrollan gracias a su profesionalidad y sensibilidad en sus respectivos papeles. Y, sin duda, lo mejor del film es su factura visual y sonora, que no tiene nada que envidiar a películas de la industria de Hollywood. Únicamente el ritmo se alarga en el tiempo y afecta al impacto que produce en su conjunto. Una expedición al nuevo mundo que pone un espejo humano de grandes dimensiones.
Escrito por Diego Da Costa
Sobre viajes espaciales, naves generacionales y tripulantes perdidos en el espacio se ha contado mucho. Sin embargo la premisa original de la película aportaba su originalidad con el drama de unos pasajeros al perder el rumbo en el espacio y quedar a la deriva. Que, desde un punto abstracto tampoco nada nuevo, ya hemos visto infinitas películas sobre tripulaciones que quedan a la deriva sobre un barco en el mar y encuentran una isla aislada para sobrevivir. En este caso, se remplaza la isla por una nave espacial. Igual, está bien, otra mirada, que no por ello deja de ser diferente.
Lo primero que imaginé fue que se contaría la evolución social y los tripulantes deberían organizarse para optimizar recursos, redactar nuevas leyes, orden social, … pero (sigo en spoiler).
A mí me encantó. Aniara funciona como una metáfora de la misma Tierra ya que nuestro planeta no deja de ser una especie de nave espacial girando eternamente en el espacio sin ningún sentido más allá de lo físico (orbitar el Sol como un esclavo de las fuerzas gravitatorias). Esta producción no promete lo que no puede cumplir y cumple más de lo que sugiere. A pesar de su escaso presupuesto, los efectos especiales son muy cuidados, así como las locaciones y el trabajo de los actores. La propuesta es muy interesante y su final es sobrecogedor. La trama se desliza con fluidez y evita justo a tiempo los momentos de monotonía. Tiene el nihilismo necesario de una obra realista pero sin caer en una negatividad depresiva, algo así como ponerse a bailar en el Titanic después de haber chocado contra el iceberg y a sabiendas de lo trágico pero inevitable por venir.