American Splendor
Sinopsis de la película
Harvey trabaja en un hospital de Cleveland. Su única vía de escape frente a la rutina diaria es discutir sobre todo lo divino y lo humano con sus compañeros de trabajo. Casualmente conoce a Robert Crumb, un diseñador de postales amante de la música que, años después se hace famoso gracias a sus cómics underground. La idea de que el cómic es una forma de arte para adultos lleva a Harvey a hacer una tira cómica, American Splendor , que es un retrato irónico del estilo de vida de la clase obrera americana. Publicado por primera vez en 1976, el cómic American Splendor convirtió a Harvey en un autor de culto durante los años 80.
Detalles de la película
- Titulo Original: American Splendor
- Año: 2003
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
6.9
24 valoraciones en total
No entiendo mucho de este mundillo friki, pero una vez vista me parece que demasiada parte de la crítica se ha referido a esta película como adaptación. En realidad no se puede catalogar sólo como tal, sino que sería más correcto hacerlo como biopic experimental independiente sobre la vida y obra de Harvey Pekar . La línea argumental lo entremezcla todo, y la edición, también: bocadillos, carteleras y cartuchos, animaciones ocasionales, viñetas estáticas, imágenes de archivo de entrevistas en televisión, comentarios e intervenciones de los personajes reales, y, por supuesto, una parte de ficción interpretada por actores, que es la más importante. Podría parecer un caos total, pero lo cierto es que todo queda perfectamente claro, sigue un orden cronológico de eventos y resulta bastante entretenido y original.
La galería de personajes es interesantísima. Me reí considerablemente con la cita ( pensaba limpiar, pero no quería crearte falsas expectativas ) y con el autista novato .
Lo peor son unas claras caídas de ritmo en algunos momentos autorreflexivos, como el soliloquio de Giamatti sobre los otros Harvey Pekar que aparecen en la guía telefónica.
Está más dirigida a los seguidores del cómic y a los incondicionales del cine independiente. Pero yo no soy ninguna de las dos cosas y le encontré la gracia por varios sitios. Basta con que tengas alguna rareza y algún fracaso a tus espaldas (¡¿cómo, que tú no tienes nada de eso…?! Piénsalo dos veces).
Interesante película e interesante historia la de este Harvey Pekar, norteamericano medio y general con trastorno obsesivo-compulsivo. Todo un ejemplar depresivo, bastante habitual, prototipo de ciudadano habitante de cualquiera de las patéticas ciudades estadounidenses (según comentario del propio H. Pekar).
Harvey Pekar, de personalidad derrotista, hizo de su idiosincrasia, escribiendo sobre ella, y otros ilustrándola en comic, su triunfo, su éxito, su fama, su fortuna a nivel sobre todo de los EE.UU. Logró incluso ser llamado a participar con regularidad al programa Late Night with David Letterman , un show de mucha audiencia de la cadena NBC, donde se hizo aún más conocido a nivel de todo el país. Él sabía que sólo lo invitaban porque les servía de bufón —o sea igual que Risitas ese andaluz con la virtud de reírse tanto de sí, de la vida y de todo que periódicamente es usado por el periodisa televisivo Jesús Quintero en sus programas de entrevistas para introducir un rato de distensión y carcajadas a costa de su forma de ser: payaso de la existencia misma, por naturaleza—, les hacía reír, pero iba para alcanzar fama, para que sus comic se vendieran y porque a nadie le amarga un dulce, pero en cuanto se puso a hacer críticas en directo contra la propia cadena NBC, prescindieron de su participación.
En fin, una película muy independiente dentro de lo que en cine se entiende por independencia, tan independiente que sólo a un público muy especial, muy concreto, al menos fuera de los EE.UU., puede interesarle o gustarle este film
Fej Delvahe
Pues resulta que ya hay otra peli basada en unos cómics que les va a gustar:
El protagonista a) no lleva leotardos y b) no tiene nada que ver con Japón, pero por si estas dos virtudes no fuesen suficiente para arrastrarles a las salas, les contaremos que había una vez un funcionario aburrido y muerto de asco al que para llenar su anodina vida no se le ocurrió otra cosa que hacer guiones de cómics autobiográficos para que los dibujasen Robert Crumb y otros pintamonas del underground de los 80 (no, este underground no tiene nada que ver con el de los videos caseros, sinó que consiste en dibujar tebeos protagonizados por gente fea que refumfuña y se queja de lo jodida que es la sociedad)… y los lectores se dejaron seducir por la insípida cotidianedad de este señor y el tío fue haciéndose famoso sin salir de pobre… aunque incluso salió por la tele con el Buenafuente yanki, refumfuñando e intentando promocionar sus cómics… y luego escribió más guiones en los que contaba cómo iba a la tele… y la cosa empezó a retroalimentarse y cada vez tenía más cosas que contar… y luego se hizo una obra de teatro sobre su vida… y el 2003 se hizo esta peli y dos años más tarde incluso se estrenó en España… (por cierto, este señor se llamaba Harvey Pekar, y por tener ahora tiene hasta un blog).
Y, mira tú por dónde, lo gracioso es que de una vida a priori aburrida acabó saliendo un biopic interesante, divertido, impecablemente interpretado y formalmente innovador que además incluye un homenaje a La Revancha de los Novatos.
Nota: excelente.
1) Harvey Pekar, de Cleveland, es un tipo raro. Además, en su vida personal carece de la menor gracia. Ya era así en la infancia, cuando ni se disfrazaba como los demás niños, ni jugaba con ellos.
De mayor tiene expresión agria. A temporadas, para dificultar aún más la comunicación, se queda afónico. Su casa es una pocilga y con las mujeres lo tiene crudo. Un día besa a una chica y ella se levanta al excusado, a vomitar. Está desesperadamente solo, y muy caliente. ¿Y si nos saltamos el cortejo y nos casamos?, propone ese primer día.
Trabaja en el archivo de fallecidos de una clínica y está en continua polémica con los compañeros. Donde quiera que va, lleva desorden y caos.
Coleccionista compulsivo de viejos discos de blues y jazz, termina conociendo en un mercadillo a otro coleccionista semejante, el dibujante Robert Crumb, que empieza a triunfar en los circuitos underground*.
Siguiendo el lema Deberías creer en algo más grande que ti mismo, Pekar se lanza a dibujar croquis, figuras de palitos, o sea monigotes.
Concibe entonces el plan de convertir en cómic su anodina existencia, y con la colaboración gráfica de Crumb pone en marcha en 1976 la popular, exitosa y premiada serie de novela gráfica American Splendor, en la que millones de estadounidenses se reconocen.
2) La película mezcla biopic y documental. El áspero biografiado aparece en persona o representado por un actor (Paul Giamatti), que es como su caricatura.
Sin que sea sistemático, simplemente por la libertad con que trabajan los directores, el salto de niveles se extiende asimismo al lenguaje: se combina alguna vez lo real con dibujos animados y, de cuando en cuando, aparecen viñetas, bocadillos (balloons) y textos de apoyo rotulados a mano, como en un tebeo.
Contada en este original formato, conocemos un tramo de la vida de Pekar, la atípica familia que forma con su novia y su hija, la grave enfermedad contra la que lucha, la incidencia recíproca de esos acontecimientos, su reflejo en los cómics que lo cuentan y en la propia película en marcha. Le obsesiona no saber si su personaje continuará existiendo en caso de que él, el creador, muera.
Nuestro año de cáncer y Nuestro año de película, dice con su pequeña familia para referirse a las etapas de lo narrado. Son también sendos títulos de volúmenes de la novela gráfica.
3) Sintetizando de modo versátil códigos visuales diversos, American Splendor muestra cómo un tipo tan raro como Harvey Pekar, abocado a la marginalidad y el desequilibrio, conquista una identidad lúcida y (relativamente) libre a través de la creación y el lenguaje, y puede reunir además fortaleza para afrontar un cáncer, proceso en que los personajes, hasta entonces trazados con línea satírica, ganan bastante relieve.
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(*) En 1994, Terry Zwigoff había filmado el peculiar documental biográfico Crumb, otra película indie señera, con ayuda de Lynch en la producción.
Sólo soy un niño del barrio sostiene un Harvey Pekar infantil, disfrazado de sí mismo, durante la jornada de Halloween. Así, desde la primera escena se nos deja claro de qué va este filme: de la reivindicación de lo cotidiano como fuente de creatividad e instrumento de exploración de la existencia.
Nuestro héroe no tiene poderes sobrenaturales ni necesita marcar paquete enfundado en una malla de lycra. American Splendor tampoco es la enésima adaptación cinematográfica de un cómic, aporta novedades, tanto en su fondo como en su envoltorio visual. Permite más de un nivel de lectura. Se puede disfrutar de una comedia con buenos diálogos y personajes excéntricos, sin más, pero como quien no quiere la cosa, nos muestra curiosos puntos de vista sobre el matrimonio, la familia, la fama o la enfermedad.
American Splendor es un cómic autobiográfico publicado por primera vez en 1976, en el que Harvey Pekar describe su anodina vida, con ilustraciones de Robert Crumb, Drew Friedman o Jim Wooddring. Esta versión cinematográfica consigue mantener, con inusual frescura, el contacto con sus origenes además de añadir ingredientes de documental a la materia prima del relato. Por eso podemos ver un Harvey Pekar verdadero y otro de ficción. Paul Giamatti interpreta magistralmente a un individuo malencarado, tacaño, depresivo, perdedor, coleccionista compulsivo de vinilos de jazz. El Pekar real nos cuenta -voz en off- el cómic de su vida y también tiene apariciones salpicadas a lo largo de esta película, cuyos planos se insertan en viñetas, por lo que, a veces, Pekar se transforma en carne de dibujo.
Sorprende que se pueda empatizar con un personaje tan feo y tan miserable. Tal posibilidad tal vez se deba a su lucidez y ausencia de hipocresía, motivo de sufrimiento existencial más que de goce para el protagonista. Eso explica que nuestro hombre ironice: me gustaría cambiar algo de madurez por felicidad. Cuando decide hacer público el transcurrir de su realidad insustancial, la escritura del cómic se convierte en un escape, una especie de terapia, de desahogo de su abatimiento crónico. Este exhibicionismo le hace conocer el éxito y su consecuencia ambivalente, la fama. Veremos que el ascenso del poder friki a las televisiones ya tuvo su apogeo en USA durante los años 80. Pekar fue su estrella y su víctima.
Por otro lado, es importante destacar la labor de producción de Ted Hope, que hizo posible este filme tan original. Fue el inspirador del proyecto, implicado en la gestación del guión, en la búsqueda concienzuda, y hallazgo, de unos directores -experimentados documentalistas- como Shari Springer Berman y Robert Pulcini. Estos cineastas, acostumbrados a trabajar sobre personajes extravagantes rodeados de ambientes plomizos, asumieron eficazmente la transformación del cómic en guión cinematográfico, consiguiendo una atípica crónica de héroes feos y reales.