American Honey
Sinopsis de la película
Star (Sasha Lane), una chica adolescente, deja a su disfuncional familia para unirse a un equipo de venta de suscripciones de revistas, que recorre, vendiendo puerta a puerta, el mediooeste estadounidense. Rápidamente se siente a gusto en ese grupo de jóvenes, al que también pertenece Jake (Shia LeBeouf), y adopta su estilo de vida, entre veladas bañadas en alcohol, pequeños delitos e historias de amor…
Detalles de la película
- Titulo Original: American Honey
- Año: 2016
- Duración: 163
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Opinión de la crítica
Película
6.1
76 valoraciones en total
Star (Sasha Lane) se encuentra atrapada en una vida que no siente como propia cuando tiene su primer encuentro con Jake (Shia LaBeouf), con quien siente una atracción inmediata, y su diverso grupo de amigos. Asfixiada por responsabilidades que le han sido delegadas, decide emprender el viaje hacia una nueva vida en busca de la anhelada libertad.
Uno de los reclamos de American Honey es la construcción del relato gracias a la magistral elección y uso de la banda sonora, que Andrea Arnold (Fish Tank, 2009) reconoce que ha sido dada por los propios personajes y que funciona como narrador de la historia. Apareciendo en la mayoría de los casos como música diegética, las letras de artistas como Rihanna, Bruce Springsteen, Big Sean o Lady Antebellum dejan de ser simples canciones y se convierten en la definición de una generación.
La supervivencia como estilo de vida se convierte en protagonista en esta road movie donde los personajes son el reflejo de una juventud salvaje y con ansias de libertad. Ganar dinero es la meta de estos jóvenes que se presentan como víctimas del mundialmente conocido sueño americano. American Honey se transforma así en un retrato de América y los Estados Unidos, del discurso de la igualdad de oportunidades y el rechazo a la libertad, de la defensa de unos valores y la contradicción de los actos. En definitiva, se trata de un reflejo repleto de contradicciones donde la realidad irrumpe con fuerza haciendo añicos todo sueño.
A través de una fotografía natural alejada de todo artificio y empleando el formato 4:3 para enfatizar los primeros planos, el objetivo de Arnold logra captar las sensaciones de Star durante el viaje, donde constantemente se persigue el registro de elementos de la naturaleza que ensalcen la vida que, según la madre de Star, proviene de estrellas muertas.
American Honey es una crítica a las falsas promesas de éxito aderezada con drogas y alcohol, un retrato de la cruda realidad que vive la juventud americana magníficamente interpretada por el reparto principal. Pero también es un canto a la esperanza, a la ilusión de encontrar aquello que deseamos donde menos lo esperamos. Porque, tal y como canta Rihanna, encontramos el amor en un lugar sin esperanza.
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Si la bandera norteamericana fueran personas, las importantes serían las estrellas que representan Estados. Unidos, bien representados, poderosamente asentados, la cara visible de un país inabarcable.
¿Pero qué pasaría con las rayas rojiblancas? El resto de la población, de clase media, calentándose al amparo de un país que les prometía libertad no importa cual fuera su procedencia.
Y si pudiéramos acercar la lupa a la línea entre rayas, muy cerca, a un leve puntito negro… esa sería Star.
American Honey cuenta, o más bien quiere ser un tributo, a personas como ella.
Vidas anónimas que sobreviven en los márgenes, descastados náufragos de islotes de carretera formados por restaurantes de comida rápida.
Star sobrevive con lo justo, agarrándose a una familia que nunca será y a un hogar que hace mucho que dejó de parecerse a las fotos felices de las paredes.
Pero Star tiene algo que los demás nunca tendrán: la más pura y dulce inocencia.
La misma que la hace creer que un príncipe azul viene a su rescate, aunque sólo sea un tipo bailando en la caja de un Walmart cualquiera. Pero, cuando de fondo está Rihanna cantando que encontramos el amor en un lugar sin esperanza , el hechizo surte su efecto y hasta nosotros caeremos víctimas de él, tan inesperada es la poesía de la marginalidad.
La cámara de Andrea Arnold, cercana, detallista, no para de documentar su viaje, en el punto justo de intimidad para que nosotros también lo experimentemos con ella. Y una oportunidad para trabajar a lo largo del país con una banda de inofensivos estafadores parece una excusa tan buena como cualquier otra para dejar las cadenas atrás.
Las canciones puntean ese viaje. Canciones de drogas y pornografía, pero que lejos de ahuyentar, parecen herramientas para acercarse a este microcosmos de jóvenes en perpetua fuga, transmitiendo su verdad de la manera más sencilla.
Podríamos pensar que su situación es desesperada, pero al contrario, son guapos, razonablemente educados y solo quieren pasarlo bien. No le cuesta mucho a Star aceptarles cuando una canción cantada a coro lo hace más fácil.
Pero algo sigue molestándola, la sensación de que no importa lo que ganen vendiendo revistas que no existen, nunca serán esos que viven en mansiones lujosas. Star nunca será esa chica consentida que baila provocativamente, ajena a su madre religiosa. Será entonces cuando decida que, si no puede tener una vida suya, tendrá una que merezca la pena, vivida intensamente hasta que todo el mundo le diga que se pare. Solo que ella no parará.
La naciente relación entre ella y Jake será el inicio de esa filosofía de vida: quien necesita al príncipe cuando puede follar con el mendigo, y ese momento vale más que todo el dinero recaudado en un día.
Sin embargo, la dolorosa madurez vendrá con la no menos dolorosa revelación de que la vida de esa generación perdida no es tan idílica como parecía. No son Bonnie and Clyde, no fueron los héroes de una propia historia por escribir. Solo están quemando la lenta morfina de su existencia, viviendo al día, dejando el pasado atrás.
La inocencia de Star no se merece un dardo tan envenenado.
Ella, que es uno de los pocos rastros de belleza entre la basura.
Ella, que es pura dulzura americana: esa que pasa desapercibida, entre moteles de mala muerte, carreteras secundarias y áreas de servicio.
Su búsqueda de un sueño la lleva a la conclusión de que esos no existen para ella.
Y lo más parecido que tiene a eso, sería el aquelarre final de sus amigos, cantando algo que parece lo siguiente:
Somos las voces de una juventud sin oyente, que por vivir sin reglas es más valiente. Entra en nuestro círculo y vive para siempre, abandónalo y perece lentamente.
Pobre dulzura americana.
La única que existe, para ser ignorada.
Pelicula reiterativa y con excesiva duración que conduce en su último tramo hacia un total desinterés de lo que cuenta. Si bien en la primera hora la directora consigue con gran artificio reflejar la america mas profunda y sin recursos que no suele verse, gracias sobre todo a un gran ritmo y un renovado y carismático Shia Labeouf. Sin embargo la última hora y media, la película se enquista, se repiten situaciones y no consigue despegar, denotando la directora una falta de determinación a la hora de cerrar el film por un camino o por otro, es decir, de manera esperanzadora o en cambio, pesimista. Pero elige no hacer nada, que es basicamente la peor opción. Si su anterior pelicula Fish Tank, reflejaba de una manera mas sencilla las penurias de una joven sin recursos pero con mucho talento escondido y final esperanzador, en este nuevo film la sencillez no es la mayor de sus virtudes ya que la británica necesita apoyarse en llamativas canciones o escenas muy crueles de realidad social para intentar llamar la atención, pero como siempre, en el cine mas es menos. Aun así esta American Honey, tiene destellos de calidad, como la escena del supermercado, cuando los dos protagonistas se suben al techo de la furgoneta o el encuentro de la protagonista con un camionero…
En resumen sensación de apatia en la historia y saturación de penalidades y rap, para no llegar a ningun lado.
American Honey es una mirada a ese Estados Unidos abandonado, de gente que no encuentra claramente su lugar. La condición de ser pobre, mujer y abandonada es expuesta de una forma maestra por Andrea Arnold. Querer ganarse la vida en algo que ya no sirve (pero otras opciones allí mismo están). Esta es la América que quiere ser grande otra vez (que en realidad nunca lo fue). Filme hecho muy al estilo experimental con un elenco mayormente también principiante, se asemeja al gran cine independiente de los años 90. Digna ganadora del premio del jurado en Cannes. Sasha Lane es una actriz con futuro. Y Shia LaBeouf está ya en su futuro y está muy bien.
La música, una combinación de country on hiphop complementa perfectamente al filme.
Donde muchos ven una caravana de inadaptados, otros ven poesía sin letra.
Donde otros ven una pandilla de marginales, otros ven la ilusión utópica de que lo bueno está aún por llegar.
Donde algunos ven unos vagos y estafadores consumiendo sus vidas yo solo veo supervivencia,
Pero con diferencias: