Amantes
Sinopsis de la película
Madrid, 1955. Paco, un joven que acaba de terminar el servicio militar, decide establecerse en la capital. Tiene planeado casarse con su novia Trini, pero otra mujer, una atractiva viuda llamada Luisa a la que ha alquilado una habitación, se cruza en su camino. Obsesionado con su amante, Paco se alejará cada vez más de su novia, teniendo que elegir entre ambas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Amantes
- Año: 1991
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6.6
38 valoraciones en total
La huella del crimen era una excelente serie producida para televisión española que a mediados de los años ochenta nos recreaba algunos de los episodios más tremebundos de la crónica negra durante el franquismo principalmente, aunque también los había que trataban periodos anteriores.
Cada uno de los episodios estaba dirigido y protagonizado por lo mejorcito del panorama cinematográfico español. De entre ellos destacaría El crimen de la calle Fuencarral o Jarabo.
Posteriormente, en 1991, tuvimos una segunda tanda de entregas, y aunque le nivel ya no estuvo tan alto, no dejaba de ser muy interesante como aquel de El crimen del expreso de Andalucía de Imanol Uribe.
Vicente Aranda, que ya había realizado uno en la etapa anterior- El crimen del capitán Sánchez fue uno de los que repitió junto con Pedro Costa Muste –era el productor- y el desaparecido Ricardo Franco.
El capítulo de Aranda iba a ser realmente el último de la serie, y sin embargo no fue así, ya que terminó por convertirse en un largometraje, que sin lugar a dudas supone una de las mejores películas españolas de su tiempo.
Es posible que el argumento no sea excesivamente elaborado, al fin y al cabo no era más que un episodio de 70 minutos donde se narraba un crimen, y en la ampliación se ha rellenado el resto sobre todo con escenas de cama.
Pero esta es una película de actores, de unos personajes dirigidos con maestría por Aranda, que arrebatan la pantalla y te llevan por la pasión desenfrenada. Los tres están bien, y tanto Victoria Abril, Jorge Sanz como Maribel Verdú compiten por momentos en intensidad y turbación.
Y no podía dejar de referirme a uno de los aspectos que más me gustan de esta película. Su gusto por el detalle. Una planificación de cada escena perfecta, un placer de decorados –que ya sólo se encuentra en las películas de Garci- y una fotografía de José Luis Alcaine absolutamente idónea.
La película más redonda de Aranda, que merece estar en cualquier videoteca.
Nota: 7,2.
Los celos y el sexo, ambos presentes aquí, son los temas principales de la irregular carrera de Vicente Aranda. Ya sea en adaptaciones históricas o de premios planeta tirando a casposetes. El resultado no es, ni de lejos, el mismo siempre.
Capaz de lo peor (La Mirada del Otro, Tirant el Blanco) y de productos más satisfactorios (Celos, El Lute, Juana la Loca).
La que nos ocupa es, sin duda, la obra cumbre de un autor que, junto con Bigas Luna y Almodóvar, ostenta el título de ser el que más secuencias de carne carne nos han dado. Y además con alegria. Aquí plenamente justificadas y completamente necesarias.
Recuerdo cuando siendo bastante joven alquilé el VHS. Sin despegar la mirada, sin pestañear, iba conociendo a aquellos personajes que habían vivido en la época de mis abuelos pero que poseían, traicionaban y follaban sin los tapujos que se les presuponía. Abril inmensa, ocupándolo todo con su presencia. Abriendo una bandeja de fiambre o en frases tales como dime que me quieres… y ahora dile a éste que me lo diga también…me tienes loca cabrón . Impresionante oda musical a la higiene íntima de la realeza incluida. Es obligatorio mencionar la ya clásica secuencia del pañuelo. Sanz mantuvo el tipo y solventó la mayor parte de su texto, aunque se me viene a la cabeza algún momento abre la puerta…me dejas en el desconsuelo que aquello cantó por Carmen Amaya y pos soleares. Con todo, me gusta cien veces más que Liberto Rabal.
Y qué decir de Verdú. Pues que aquí despegó definitivamente. Actriz dotadísima que, junto con éste nos ha regalado personajes dramáticos (la Buena Estrella, el Laberinto del Fauno, Y tu Mamá También, hasta, por fin, un merecidísimo goya con 7 Mesas de Billar Francés) de los que se escriben con letras mayúsculas.
Film de mirada clara, cruda, sobre bajas naturalezas. De una España ya extinta de pueblo y pandereta, de duros inviernos en la ciudad, de páginas de sucesos, de navidades tristes. Aranda nunca estuvo más oportuno al recrear un hecho verídico y explicar sus motores de acción, sus orígenes y sus desencadenantes. La partitura de José Nieto engrasó adecuadamente el conjunto. Rotunda, desgarradora e inevitable en la historia del reciente cine español.
Un triangulo amoroso, entre un joven pueblerino (Jorge Sanz), y dos mujeres muy distintas, cada una le da algo que le atrae. Su novia desde hace tiempo, una joven también de pueblo (Maribel Verdú), le ofrece estabilidad y seguridad, mientras que la casera (Victoria Abril), le da pasión y sexo.
La calidad técnica de la película consigue dotar de realismo a esta historia basada en hechos reales, gracias a una fotografía y ambientación muy cuidadas reflejan lo gris del invierno en Madrid, la tristeza y forma de vida de los años 50, al director no se le escapa ningún detalle, el hombre que arregla paraguas, las mujeres de las castañas, los paseos por el parque… Muy buen trabajo por parte del equipo de maquillaje, que consigue darle a la Verdú la piel rosada de las jóvenes de pueblo y la soberbia de una mujer de mundo de la Abril.
El peso de la película cae sobre las espaldas de un joven Maribel Verdú, que a pesar de tener el papel mas dramático, le da todos los matices a su personaje, la ilusión, la ingenuidad y la lucha por su amor, hace que la mosquita muerta saque las garras. Victoria Abril es el punto contrapuesto, una mujer arrogante y maquiavélica que consigue con sus armas de mujer, controlar todas las situaciones. Jorge Sanz, con un personaje débil, consigue una de sus mejores actuaciones. La magnificas actuaciones son fruto de una dirección, que otorgaron merecidamente el Goya a Vicente Aranda.
Genial. Es una de mis películas españolas preferidas, la vi cuando era pequeño y me impacto muchísimo, descubrí un montón de cosas con este film. Todo está cuidado al detalle, esa magnifica fotografía de Alcaine, los decorados (sobre todo el de la catedral nevada) son muy realistas, y todo el reparto está estupendo (hasta Jorge Sanz, que chirría en muchas películas), yo me identifico con el personaje de Abril, aferrada a ese joven mozo, y salvar eso a toda costa, a la desesperada, magnífica interpretación de Abril, ganadora en el festival de Berlin por esta película. Con Maribel Verdú se te ponen los pelos de punta, fué la primera película donde empezó a destacar como actriz. Para mi la mejor y mas lograda película de Aranda. Es una visita turística por la España profunda, con todo lo que eso conlleva. Obra maestra, con unas maravillosas escenas de sexo ( se ve que Aranda le cogió el gustillo..) nada vulgares, tratadas de manera muy natural. Los pies de Trini en el momento del asesinato, brutales, con el villancico, ponen la carne de gallina. Tiene pecado no haber visto esta película, es de las grandes del cine Español.
Un retrato en negro de una España gris, servido con una meticulosidad que no ahorra detalle, desde una crudeza ajena a todo sentimentalismo que siempre lleva mirar hacia atrás. La magnifica fotografía de Alcaine acompaña con sus tonos fríos una historia en la que la pasión arde hasta consumirse en un final trágico, mostrado con tal inspiración que se nos hiela la sangre.
La película narra un triángulo amoroso en el Madrid de los años 50. La química que se establece entre los interpretes es estremecedora. Nunca brillaron a tanta altura. Sus interpretaciones son muy naturalistas, soberbias. Parecen sacados de ese Madrid que tan bien retrata esta película. Es en esto, donde Amantes alcanza un grado superior, hasta convertir esta película en un documento.
Pero es en el trío protagonista donde se ven las grandes virtudes de esta obra. Los tres son personajes ricos, llenos de esquirlas, sometidos a los avatares de esta historia que los llevará a un final inevitable. Así vemos a un Jorge que sin abandonar de todo ese aire de pueblo se deja arrastrar por la única cabeza que lo domina.
Punto y aparte merece Maribel Verdú. Es el personaje bueno, el corazón inocente que se deja llevar, que hace la apuesta fuerte sin pensar. Con sus ojos expresa todo: ilusión, amor, locura. La escena final, se sostiene toda en ella, hasta el punto de que sus palabras te hiela el corazón.
Pero si esto es un triángulo, la cima corresponde a Victoria Abril. Su interpretación es apasionada hasta la fiereza. Cuando ella sale, como buena mantis que es en esta obra, devora literalmente todo lo que se encuentra a su alrededor. La construcción de su personaje es espectacular, y su pasión por Jorge Sanz regrese a ella convertida casi en locura, pues sin dejar de ser un juguete roto, responderá a esa vena mortífera que riega este triángulo amoroso / pasional.
Porque Amantes juega con las dos cartas. Vicente Aranda no escatima al espectador como la pasión se va adueñando de la historia hasta que desencadena su final. Estos pliegues escabrosos están acompañados de una galería de personajes que retratan la miseria y el tremendismo de esos años oscuros. Todo acompañado de una banda sonora excepcional de José Nieto, donde el tema dramático principal, que nos acongoja a lo largo de toda la película, se nos descubre al final como un villancico de Navidad, (Amantes no deja de ser un cuento cruel) y en una secuencia imborrable, ante una Catedral de Burgos nevada, como si reposara sobre la nada y la desolación que acompaña a los personajes.
Amantes es quizá una de las mejores películas españolas de todos los tiempos, rodada con un pulso firme, lleno de una sabiduría que evita cualquier barroquismo dejando que sean los intérpretes los que nos lleven de la mano a esta película a la que siempre queremos volver.