Alfred Hitchcock presenta: La señora Bixby y el abrigo del coronel (TV)

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1. 374/14(15/11/20) Entretenido e ingenioso episodio de la popular serie antológica Alfred Hitchcock Presents (en este caso el primero de la sexta temporada), dirigido por su creador Alfred Hitchcock, pero siendo más protagonista el relato corto escrito en 1959 por Roald Dahl (Fue uno de los seis episodios basados en un cuento del escritor entre otras historias de Charlie y la fábrica de chocolate), es la variación de Dahl de una anécdota popular que se remonta al menos a 1939. Una mujer casada recibe un abrigo de visón de un hombre con el que tuvo una aventura, y espera colar el abrigo en su casa sin despertar las sospechas de su esposo. Es un capítulo juguetón, sin fondo, ni inquietudes visuales, un mero pasatiempo donde nadie queda bien parado, en una visión pesimista de la condición humana carroñera y miserable, cual timo de la estampita, en una narración donde la mentira y las trampas se dan de modo soterrado. Todo coronado con un final sorpresa mordaz. Ello creando una serie de personajes snobs mezquinos y materialistas.
   
   La Sra. Bixby (buena Audrey Meadows) y su esposo dentista Fred Bixby (correcto Les Tremayne) viven en un departamento de Nueva York. Una vez al mes, la Sra. Bixby viaja desde la ciudad de Nueva York a Baltimore, supuestamente visitando a su tía anciana, de hecho, está teniendo una aventura con el coronel (cumplidor Stephen Chase). Mientras se prepara para partir después de una de estas visitas a Baltimore, la Sra. Bixby recibe un paquete del Coronel que contiene una carta y un obsequio caro: un abrigo de visón oscuro. La carta del coronel le informa a la señora Bixby que ya no pueden verse y le sugiere que le diga a su esposo que el abrigo de visón es un regalo de Navidad de su tía.
   
   Llama la atención el prólogo presentado como siempre por el director de la más famosa papada del cine haciendo chanzas de los patrocinadores de la serie, es como si algo reseñable le hubiera pasado para esta sexta temporada que hubiera decidido dar voz con su sarcasmo.
   
   Hay un desarrollo ágil, con múltiples giros, con sorpresas. Marca bien las cartas de como la sra. Bixby ve a su esposo como un aburrido cuando le responde a este (cuando se va de visita a su ‘tía’) Ahora Fred, si estuviera en casa, irías a jugar a los bolos . Esto para allanar el terreno a que ella busque ‘divertimento’ fuera del hogar. Mantiene una relación adúltera con un acomodado coronel, pero tampoco parecen enamorados. Este amante no es precisamente el más noble de las personas, este señalado cuando dice a la Sra. Bixby que, Pasó algo maravilloso… Un vecino mío murió, ello pensando egocéntricamente en los caballos del fallecido que puede comprar ahora. Tampoco la forma de romper la pareja resulta emocional mínimamente, él se marcha dejándola con su sirvienta que le entrega un regalo del coronel con una nota, ella lo abre y lo primero que dice es preguntar cuánto costará, lee la nota en la que rompe con ella, y esta no parece muy afectada. Estos detalles dejan entrever seres fríos y superficiales.
   
   Tras esto hay un sagaz plan para ella poder seguir con su regalo en su casa, pero las cosas empiezan a torcerse, ello en un escena que derrocha machismo por parte del esposo Fred en la condescendencia con que trata a su mujer. Con lo que tenemos a un trío de personajes poco empatizables, pero con los que conectamos en su patetismo moral. Es uno de esos raros episodios de la serie sin crímenes, accidentes o delitos, se basa en el humor negro bien trazado, apra desembocar en un final punzante.