Alfred Hitchcock presenta: El apostador a las carreras (Jugador) (TV)
Sinopsis de la película
El pastor de una iglesia necesita con urgencia 1.500 dólares para reparar el tejado del edificio. El dinero llega a través de una donación de un misterioso señor Sheridan, que en realidad es un apostador de caballos. Episodio 6×22 de la serie Alfred Hitchcock presenta .
Detalles de la película
- Titulo Original: Alfred Hitchcock Presents: The Horse Player (TV)aka
- Año: 1961
- Duración: 26
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Opinión de la crítica
Película
6.8
40 valoraciones en total
73/06(05/03/21) Entretenidillo vigésimo segundo episodio de la sexta temporada de la popular serie creada por el orondo maestro del suspense Alfred Hitchcock, siendo uno de los 17 capítulos que dirigió de los 361 de todas las 10 temporadas, siendo este escrito por Henry Slesar, para un relato de enorme ligereza, que indaga sobre un tema muy hitchcockiano como es por su marcada educación católica la fe y los sentimientos de culpa. Ello en un tono de humor blandito, donde la tensión e intensidad son nulas, teniendo su fuerte en un inicio ingenioso visualmente, y en las conversaciones donde se entra en los diferentes caminos y visiones de la esperanza unida a la religión. Súmese que tiene de protagonista a uno de los grandes como es el londinense Claude Rains, mítico Louis Renault de Casablanca (1942) o para Hitchcock el gran Alexander Sebastian de Notorius (1946).
El protagonista es el padre Amion (bueno, da igual cuando leas esto Claude Rains), sacerdote de una parroquia pobre y ruinosa del centro de la ciudad. El techo de su iglesia tiene muchas goteras y él no tiene fondos para una reparación mínima. Durante las misas aparece un generoso feligrés, Sheridan (mordaz Ed Garner), que dona a la cesta cada día 10 $. Hasta que un día se reúne el cura con el altruista hombre, y este le cuenta que agradecido porque orando consigue ganar en las apuestas de carreras de caballos, Amion cuestiona que la fe cristiana se aproveche de esta forma, pero Sheridan no lo ve así.
Tiene un prólogo estupendo visualmente en como presenta la Iglesia católica durante una misa, ello en una ágil edición de Edward W. Williams en conjunción con la cámara de John L. Russell (recién salido de trabajar en la cinematografía de la Obra Maestra de AH Psycho), mostrando el coladero que es el techo del templo, donde el aguacero se filtra por todos lados, con agua cayendo sobre los parroquianos, con una toma estupenda con un cubo llenándose de agua y al fondo el padre Amion con las exequias sermoniles.
Hitchcock entra en el dilema moral de si está bien usar la oración en bien particular crematístico, de si algo decadente moralmente y pecaminoso como es el mundillo de las apuestas está bien meterse en él por el bien común, donde está la línea entre lo bueno y malo. Tiene un gran momento dialoguístico cuando el cura le espeta a Sheridan que si todo el mundo hiciera lo mismo sería indigno, pero entonces el apostador le replica: Sí, sería así, eso es si todos oraran por un ganador. Sólo que ellos no lo ven. No todo el mundo es sabio con este alboroto de oraciones, padre. Y esa es su mala suerte, no?.
Al final todo se resuelve con un giro inesperado, pero a la vez poco creíble (spoiler), y regularmente explicado (siendo benévolo).