Albéniz
Sinopsis de la película
La película muestra a un joven Albéniz como víctima de un padre tiránico, que intenta realizar sus propios deseos a través de su hijo. Para escapar de la presión de su padre, Albéniz huye de su casa, primero hacia América del Sur y luego a Estados Unidos. Años más tarde regresa a España. Obtiene una beca en el Conservatorio de Bruselas, pero una vez más, el foco de su atención está puesto en las mujeres antes que en la música. El músico alcanza fama internacional mediante conciertos que él mismo financia, obteniendo una gran cantidad de premios.
Detalles de la película
- Titulo Original: Albéniz
- Año: 1947
- Duración: 125
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Albéniz, es una película dirigida por Luis César Amadori en 1947. Si Hay puntos en común en las películas de corte biográfico referido al arte de la música es el carácter trágico que envuelve a sus personajes y, si no fuese así, queda el recurso de la infancia difícil y mal entendida por sus allegados. Así las cosas, Isaac Albéniz niño creció con la virtud del artista que le llevaría a lo largo de su vida a vivir todo tipo de situaciones en las que no solo intervenía la música si no el carácter extrovertido que le caracterizó recordado junto a su esposa doña Rosita (Sabina Olmos) y la Hija de ambos (Susana Canales) convirtiendo la situación en un gran flashback biográfico del artista camprodonés.
El metraje nos lleva a través de la agitada vida de un genio mostrándonos inicialmente al niño prodigio dirigido en sus pretensiones artísticas por Don Ángel (Federico Mansilla) un padre que no entendía las inquietudes asombrosas de su hijo a quien el sentido creador siempre le acompañó. No viendo salida a la imposición paterna, el joven Albéniz (Eduardo Otero) opta por buscar salida a la situación viajando a través de diferentes países adquiriendo soltura, madurez y experiencia necesarias para enfrentarse a su prometedor futuro.
En el regreso a sus orígenes después de haber vivido enfrentamientos, aventuras, tocado y compuesto música que pasarían a los anales del repertorio pianístico internacional desde su propia autogestión y, sintiéndose arropado por sus grandes amigos Ramiro López Medina y Fernández Arbós (Amadeo Novoa y Andrés Mejuto respectivamente), a quienes posteriormente se les uniría Enrique Granados (José María Gutiérrez), asistimos a un periodo de contrastadas situaciones emocionales y profesionales a las que nos lleva el guión de Pedro Miguel Obligado.
La película nos muestra por medio de elipsis narrativa al maduro y extrovertido Albéniz (Pedro López Lagar) en momentos sociales y musicales entre los cuales flirtear con el amor salvaje y pasional viviendo situaciones de riesgo que le comprometían, o codearse con compositores del momento entre los cuales Enric Morera y Felipe Pedrell, así como entablar relaciones profesionales y de amistad con Paul Duka y Camille Saint- Saëns en tiempos de reconocimiento y triunfo en una sociedad que admiraba a personajes como La bella Otero, Sara Bernal o Claude Debussy.
Secuencias posteriores nos lleva hasta la madurez definitiva de Isaac Albéniz junto a la frágil salud manifestada en su edad adulta como consecuencia de dolencias pasadas mediante escenas de gran intensidad narrativa en las que la fotografía de Antonio Merayo y La música de Guillermo Cases rubrican el intenso metraje con grandes pinceladas de realismo poético que nos acerca a la vida y la obra del genio.
La realización de Amadori nos ofrece pues, la oportunidad de asistir más de siete décadas después, a la emotiva proyección de Albéniz, una película veraz con la carga del equilibrio emocional necesarios a lo largo de su contenido que rubrica ampliamente el excelente trabajo de sus intérpretes en una interesante película premiada en su día por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina (ACCA) otorgándole el Cóndor de Plata como mejor película y actor principal en la edición de 1948.