Al anochecer
Sinopsis de la película
Charles Masson, un ejecutivo de publicidad casado, estrangula durante una sesión de sadomasoquismo a su amante, una mujer que además era la esposa de su mejor amigo, el arquitecto François Tellier. Presa de los remordimientos, Charles se lo confiesa a su mujer, pero ella extraña e inexplicablemete le quita importancia al asunto…
Detalles de la película
- Titulo Original: Juste avant la nuit
- Año: 1971
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
7.3
31 valoraciones en total
Película absolutamente fría y desapasionada, incluso en sus tonalidades, sobre el asesinato y posterior arrepentimiento de un triunfador padre de familia que aparentemente lo tiene todo en la vida, pero no es suficiente. Este gris ser en una noche de juegos sádicos mata a la mujer de su amigo, pero a este ni le importa lo más absoluto, mi mujer era una auténtica perra de satanás que más da . A la mujer del asesino tampoco le interesa demasiado que su marido sea un adultero y el padre de sus hijos sea un asesino, lo importante es seguir conservando las apariencias para poder criar a nuestros hijos en este paraíso de diseño para que algún día puedan llegar a ser tan hijos de puta como nosotros. Pues si a nadie en Al anochecer le importa la muerte de esta señora, ni a ella misma siquiera le importa ya que lo implora, a mí que me va a importar también. Resulta interesante observar esa flema francesa que tienen los directores de la nueva ola para contarnos historias, incluso el final me pareció genial y estilizado, pero no me siento identificado con esa clase de historias de gente que lo tiene todo pero lo echa por la borda por que siente su vida vacía, bastante tengo con sobrevivir día a día como para preocuparme de los desapasionados problemas existenciales de la clase media alta.
El francés Claude Chabrol siempre ha sido uno de los autores menos reconocidos de la Nouvelle Vague. No tiene el tirón intelectualoide de Godard, Resnais, o Rivette, ni la cercanía de Truffaut o Rohmer, y su aparente seguidismo de Alfred Hitchcock no ha jugado nunca a su favor. Sin embargo, un dato a tener en cuenta: de este movimiento, era el director favorito de Ingmar Bergman. Ahí es nada.
Es cierto que su carrera tiene altibajos, pero yo señalaría, aun sin conocerla en su totalidad, dos etapas en absoluto estado de gracia. La primera se circunscribe a los últimos sesenta, con obras del calibre de La mujer infiel (1969), Accidente sin huella (1969), El carnicero (1970) (la que está considerada su obra maestra pero a mí me parece algo sobrevalorada, inferior al resto), y la que ahora nos ocupa, Al anochecer (1971). La segunda gran época chabroliana se desarrolla en plena madurez, en los años noventa, donde nos regaló joyas como El infierno (1994), La ceremonia (1995), No va más (1997) (ésta en clave ligera), En el corazón de la mentira (1999) y Gracias por el chocolate (2000), todas ellas de manera consecutiva.
En Al anochecer, Chabrol disecciona la burguesía francesa (como en casi todas sus obras) a través de un crimen que se nos muestra en el mismo arranque del film. Pero esto no es más que una excusa (sí, un mcguffin, aquí acudir a Hitchcock está más justificado que nunca) para adentrarnos en la compleja psicología de unos personajes que se mueven en una situación límite. Es inevitable pensar en Dostoyevski y en Crimen y castigo porque, a pesar de que las motivaciones y personalidad del asesino sean muy distintas en ambas obras, durante toda la película asistimos a su desmoronamiento moral, al no verse capaz de cargar con la culpa. Y a partir de aquí se nos plantean diferentes dilemas tremendamente inquietantes, que nos hacen comprobar los débiles cimientos en que se sustenta nuestra querida sociedad contemporánea (y comprobamos la validez universal de una obra de hace 35 años): la mentira, la persistencia de la amistad, el mitificado valor de la valentía y la cobardía, los límites inciertos de la responsabilidad individual, el egoísmo como atadura moral o, más bien, como laberinto al que llegamos por uno u otro camino… Mucho se podría debatir sobre estos conceptos, que la película nos plantea sin situarse en un plano superior como suelen hacer las producciones de este género, con la sabiduría de no dictar sentencia ni juicio moral alguno (para mí, ahí está su grandeza), y con la consciencia de saber que hay algo importante detrás de cada persona.
El 3 de marzo de 1985 se emitió esta película a las 22:40 en TVE-1. Sirva este dato para protestar por el lamentable estado de la cartelera televisiva actual: naturalmente es impensable que una película de Chabrol (o cualquier película de autor) se programara hoy día en la primera y en prime time .
Centrándonos en este film, estamos ante una obra maestra que supone la cúspide y perfección de la etapa iniciada por Las ciervas y continuada por Accidente sin huella , La mujer infiel o El carnicero . Para mí esta época de 1968 a 1971 es la mejor junto con el ciclo de 1988 a 1995 ( Un asunto de mujeres , Betty , El infierno , La ceremonia ).
Chabrol fotografía a la perfección esa indiferencia y frialdad de una burguesía a la que le resbala absolutamente todo, y que es capaz de esconder toda la podredumbre del mundo debajo de la cama con tal de que no se trastoque el orden establecido.
Me parece muy interesante ver en sesión doble (o por lo menos cerquita en el tiempo) La mujer infiel y Al anochecer , puesto que ésta es una especie de complemento de la anterior: tenemos a la misma pareja de actores (incluso se llaman igual), hay infidelidad (en este caso el infiel es el marido), crimen, y una resolución final donde la gran Stéphane Audran vuelve a ser una de esas burguesas chabrolianas que tanto me gustan: turbias y perras sin despeinarse.
Pero las diferencias son igualmente notorias (insisto en la conveniencia de ver las dos).
Se le perdonan sobradamente algunas metáforas demasiado evidentes, pues el director evidencia una maestría como metteur en scène que adelanta la elegancia y fluidez alcanzada en los 90, y reúne uno los repartos más compactos de su filmografía.
Sórdida y brutal historia sobre la culpa y la redención que todos buscamos en algún momento que otro de nuestra vida. Chabrol filma uno de sus mejores trabajos, con una intensidad descomunal y con mucha fluidez.
La cinta ha sabido mantenerse a pesar del tiempo, y sigue treinta años después, llena de suspense y el magnetismo que despierta el atormentado Henri Attal. La culpa de Dostoyevski está presente durante toda la película, otorgándole a esta, todo el protagonismo en Al Anochecer. Chabrol así, puede recrearse en las personas. Olvida el resto que está a su lado y centra el mensaje en las relaciones y silencios de cada uno de los personajes implicados en la trama. De hecho, podría eliminar sin que por ello perjudicara la cinta, el motivo que lleva a Attal a su situación.
El hecho de introducir una segunda investigación a la trama, es sin duda, un grandísimo acierto. No sólo nos permite ver un crimen desde el otro punto de vista, sino que disecciona de manera brillante a su protagonista colocándolo en las dos vertientes.
Gran final que se ajusta a un entramado emocional presente en toda la película y que nos puede presentar las dudas de hacia donde se moverá la culpa.
Film francoitaliano del realizador Claude Chabrol (Paris, 1930-2010), según guión escrito por Chabrol, inspirado en la novela The Thin Line (1951) del libanés Edouard Atiyah. Rodado en París y Le Touquet (Pas-de-Calais, Francia) y producido por André Génovès, se estrena el 31-III-1971 (Francia).
Al servicio de una elegante economía de medios, el realizador focaliza la atención en el personaje principal, Charles Masson (Bouquet) y en el motivo central de la acción. Selecciona tres figuras protagonistas, que somete a exploración y análisis, sin prestar gran atención a los secundarios, que intervienen como elementos de complemento y apoyo. En el arranque del film sitúa el asesinato que desencadena a acción y desplaza la intriga hacia la exploración interior de los personajes y sus reacciones. La obra se resuelve en términos de un intenso, templado y bien tratado drama psicológico, que hace del film un trabajo valioso e interesante, para muchos uno de los mejores de la extensa filmografía del autor.
La narración se apoya sobre todo en la expresión corporal de los actores y en los destellos que desprende la expresividad de sus gestos. Las palabras cumplen funciones complementarias gracias a las cautivadoras interpretaciones que entregan los tres protagonistas. Stéphane Audran, en el papel de Elena Masson, gana el Bafta a la mejor actriz. El ritmo es pausado, el tono narrativo es contenido y equilibrado y el desarrollo de los acontecimientos se ajusta a una pauta que evoca los tiempos que requiere el análisis objetivo de los hechos. Chabrol desgrana las situaciones y las relaciones que las definen sin formular juicios de valor y sin exteriorizar sus opiniones. El espectador es llamado a enjuiciar los dilemas morales que se plantean y a hacerlo en base a sus propias opiniones y desde su personal punto de vista. La obra no pretende impartir en ningún caso una lección moral.
Invita a mirar, observar, contemplar y ver cómo emergen en la interior del ser humano el sentido de culpa y la conciencia de la responsabilidad personal. Así mismo muestra cómo funcionan los recursos al olvido, al autoengaño y a las falsas disculpas. Muestra la fuerza del egoísmo, la ocultación, el disimulo y la tendencia al rechazo de todo lo que puede alterar el orden y la estabilidad de las situaciones personales y familiares. En el marco de su análisis general, el film incorpora la habitual crítica de Chabrol a la burguesía y la denuncia de su mediocridad moral y sus opciones egoístas e interesadas. La definición de los personajes aporta la complejidad necesaria para explicar sus tensiones internas, su evolución y las decisiones que toman.
La banda sonora, de Pierre Jansen, aporta hermosos cortes melódicos de acompañamiento que describen el estado de ánimo de los protagonistas y su evolución dramática.
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