Aguas turbulentas
Sinopsis de la película
¿Cómo encontrar la luz, la alegría y el propósito de la vida tras un golpe del destino? Jan Thomas es puesto en libertad despues de cumplir una condena de ocho años en prisión, por algo que pudo haber sido un crimen o un accidente… Siendo un organista con un don divino, obtiene trabajo en una iglesia. La sacerdote es Anna, madre soltera y por quien Jan Thomas pronto se siente atraído. Él decide no contarle a ella su pasado, pero entonces Agnes, una maestra, llega a la iglesia en una visita escolar. Y reconoce al organista Jan Thomas como el joven muchacho convicto por el asesinato de su hijo… De usynlige combina talentosamente dos historias sólidas sobre personas que deben enfrentarse con el pasado – y con su propio destino. Ellos tratan de aceptar aquella persona en quien se han convertido, y encontrar una nueva forma de relacionarse con el amor. De usynlige es el tercer filme de la trilogía de Erik Poppe, la cual comenzó con Schpaaa y Hawaii, Oslo.
Detalles de la película
- Titulo Original: DeUsynlige - De osynliga (Troubled Water)
- Año: 2008
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
7.2
54 valoraciones en total
Esta película cuenta con los buenos elementos del cine europeo. La dirección de estilo hiperrealista, un guión se historia sencilla pero trama original, buenas actuaciones y momentos de intensidad dramática brillantemente logrados.
Es de resaltar la forma en que el guión no tiene un minuto de desperdicio al no recurrir a reiteraciones, escenas explicativas o de desarrollo innecesarias ni frases forzadas, aún así la historia es muy clara y tanto aspectos explícitos como implícitos son contundentes.
En los aspectos negativos se podría señalar cierta situación poco convincente antes de la mitad que puede decirse que cae en el cliché, además de cierto giro al final que se siente un forzado y el cual puede o no gustar, al igual que el protagonista que puede simpatizar o no con su actitud .
Dirección contundente de Poppe al presentarnos esta singular historia acerca de la conciencia desbordada de impotencia y culpabilidad de un expresidiario, por un desafortunado incidente que le perseguirá hasta afrontar el dolor de quien clama justicia. Contrariamente a lo habitual, la vida de este supuesto culpable se ve ensombrecida por una presencia que le impide su reintegración a la sociedad, y que ahonda en su vida para desenmarañar el suceso que lo llevó a la cárcel.
Este ejemplar noruego va aumentando las dosis de dramatismo, aunado a un montaje inesperado que nos conduce por un paralelismo a un desenlace acorde al planteamiento, con una dosificación adecuada, evita al máximo el sentimentalismo exagerado y manipulador. Se plantea la imparcialidad, lo que desata una empatía por ambos personajes.
Puntual y eficaz, dentro de la cinematografía nórdica.
Rumores oscuros qué confunden la cabeza y perturban a los corazones secos.
Música sacra qué enturbia los sentidos para tener lugar en la balanza, en la pavada celestial de la ignorancia (adquirida) en el infierno de oscuras almas, buscando una reconciliación con el propio ser y no con una deidad caricaturizada por humanos amorfos.
Aguas turbulentas, éste drama (qué también tiene formato de Thriller) dirigido por Erik Poppe son de esas bendiciones qué nos entrega el viejo continente, un film potente desde lo conceptual, pero también desde ese concepto, no es absoluto es más bien relativo a cada uno.
Los planos qué utiliza el director, más la música, la fotografía (impecable) sumado (y sustentado) a las soberbias interpretaciones de los protagonistas (Pal Hagen, Trine Dyrhol y Valheim Sverre) hacen de éste film, algo para admirar, algo para aplaudir.
Erik Poppe no juzga, son los propios protagonistas (nosotros) los qué lo hacemos, los qué indagan en sus pecados y buscan una redención, una salvación existencial (más qué divina y celestial) todo muy viseral.
Aguas turbulentas es un film qué no debemos pasar por alto, para no dejar de verla y qué esa piel que emana el metraje nos lleve a reflexionar, lo cual, esa reflexión, es el cometido primordial del film, es el cometido primordial de nuestro ser.
Música sacra para descarnar el alma oscura del pecado y la redención con los cielos terrenales (no blasfemias, no sucursales de santidades con sotana) y el propio perdón.
El paraíso esta donde vos estés, y busca en tu alma, encontraras libertad…
Este es un drama muy profundo e intenso, donde la culpa y la inocencia de nuestros héroes estarán en tela de juicio hasta el final de la cinta. Las enormes interpretaciones de los dos protagonistas facilitarán el hecho de compenetrarnos con el argumento y ser sus ojos, logrando un alto grado de empatía con ambos.
Crítica completa en: http://elguionista.blogspot.com/2011/09/deusynlige.html
Al terminar de verla, me resulta inevitable referirme a Boy A y a Dead Man Walking, con desentramado mucho más parecido a la primera pero con un tema central más relacionada a la segunda: la importancia de la confesión y el perdón, sin importar el cumplimiento de una condena.
Le queda chico su lado teológico a Aguas turbulentas. Cae, como comunmente suelen caer este tipo de planteos, en debates redundantes sobre la culpa y la expiación. Algo que se anula todavía más cuando a esos devaneos teóricos se los confronta con la ira desmedida y mil veces más consistente de una madre despechada. Justamente, al derivar la peli luego de un ritmo preciso pero fragmentado en el sentir cotidiano de una familia destruida…ahí se ven los pingos. Parecería que el ex convicto cargara con una culpa, es cierto, pero su papel en la peli no es otro que el de servir como chivo expiatorio. No reflexiona demasaido salvo para servir a la estuctura narrativa con sus idas y venidas en el tiempo.
El director divide las aguas. La división no llega a desbalancear nada ni a poner en peligro el equilibrio dramático, pero la diferencia entre ambas perspectivas es notable. Entran en armonía, justamente, al confrontarse entre sí cuando finalmente se ven las caras. El resto hay que verlo.
El manejo emocional es envidiable: lejos de pasiones polares monótonas, asistimos a vaivenes ciclotímicos en donde no se ahorran asperezas, pero tampoco se abusa de ellas. O sea, la peli es consciente de su densidad, pero no hace de ello un innecesario barroquismo de brutalidades. Al contrario, las pone en una balanza en donde regula el ritmo para hacer de la prouesta algo inquietante pero llevadero. Como bien se ve en esa magnífica secuencia del restaurant, cuando se presentan ante el nuevo jefe (la mejor secuencia por lejos).
Aguas turbulentas esquiva el golpe bajo cuando en realidad, solo que con verdadero y noble estilo, lo está dando.