Agua para elefantes
Sinopsis de la película
En la época de la Gran Depresión, Jacob, un joven estudiante de veterinaria de orige polaco, decide dejar sus estudios tras la muerte de sus padres en un accidente. Tras vagabundear y subirse a un tren de polizón, Jacob empieza entonces a trabajar en el circo de los hermanos Benzini como veterinario. El joven se enamora de Marlena, una amazona que está casada con August, el dueño del circo, un hombre tan carismático como retorcido… Adaptación del aclamado best-seller homónimo de Sara Gruen.
Detalles de la película
- Titulo Original: Water for Elephants
- Año: 2011
- Duración: 122
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Opinión de la crítica
Película
6.2
36 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Aleksandra Kaniak
- Andrew Connolly
- Brad Greenquist
- Brad Potts
- Bruce Gray
- Chris Grabher
- Christoph Waltz
- Donna Wilson
- Dreya Weber
- E.E. Bell
- Hal Holbrook
- Ilia Volok
- Ivo Nandi
- Jackie Zane
- James Frain
- James Keane
- Jim Jansen
- Jim Norton
- John Aylward
- Karynn Moore
- Ken Foree
- Mark Povinelli
- Mary Newman
- Molly ONeill
- Paul Schneider
- Reese Witherspoon
- Richard Brake
- Rob Crites
- Robert Pattinson
- Sam Anderson
- Scott MacDonald
- Sebastien Stella
- Shannon Freyer
- Stephen Simon
- Stephen Taylor
- Tim Guinee
- Tracy Phillips
- Vladimir Sizov
Siempre pongo la nota que pienso que una película merece, no me dejo influenciar por los votos que otros han puesto, en este caso es obvio, porque o tengo el día tonto, o no sé que pasa, pero esta vez no podría estar más disconforme con la mayoría de notas o críticas que he visto… Bien, la sombra del odio a Pattinson, puede ser muy alargada, pero vamos, la película está bien… ¡que leches! A mi me ha gustado, y mucho.
Para empezar, tiene ese aire nostálgico que curiosamente muchas películas que se desarrollan durante la Gran Depresión parecen tener (miren si no Cadena Perpetua, basada en parte en esta época, o La Milla Verde, con mismo estilo narrativo para más cachondeo). Tiempos pasados, tiempos mejores, tiempos en los que… una historia así no parece solo posible sino creíble y disfrutable con añoranza, como si se estuviesen contemplando las olvidadas reliquias de un mundo perdido en el que el circo era el mayor espectáculo del mundo: con su emoción, su romanticismo, sus leyes y sus gentes, y si, con su brutal crueldad.
Ese elaborado retrato, a la Carnivale (serie de televisión que ya exploraba la misma temática) pese ya a lo interesante que pueda resultar, es meramente el marco en donde se desarrolla una historia marcada por los instintos más primarios, y que logran contagiarse al espectador. Emoción, pasión, repulsión ante el espectáculo de semejante crueldad en determinados momentos, son sentimientos perfectamente transmitidos por las fantásticas interpretaciones de muchos de los integrantes del reparto, destacando al gran Christoph Waltz, cuyo personaje es el motor de la historia… malvado, cruel, temible y humánamente creíble, sin duda.
Una buena historia con gusto a cine añejo, a grande espectáculo de antaño, una película de la que no esperaba nada y que me ha sorprendido muy gratamente pese a que no esté de acuerdo con las críticas que por aquí he visto, pero ya se sabe, para gustos, los colores.
No tengo nada contra el género romántico siempre y cuando no engañe a nadie ni invada otros géneros. Con frecuencia suelen estorbarme las historias de amor en las películas, porque muy raras veces se conforman con ser complemento de una aventura o de un misterio, o de lo que sea, sino que acaban comiéndose lo que verdaderamente importa de las películas.
Pero éste no es el caso de Agua para elefantes. La película de Francis Lawrence es, simple y llanamente, un melodrama romántico de los de toda la vida. Y por esa razón, porque ni engaña a nadie ni pretende ser más de lo que es, la película no sólo me ha gustado, sino que que me ha convencido bastante. Y es por esa razón también por la que no comprendo según qué comentarios negativos de la película. ¿Que todo está más visto que el tebeo? Por supuesto. ¿Que antes de empezar ya nos sabemos la historia de chico conoce chica, pero chica está casada con un hombre tiránico y posesivo ? Faltaría más. Pero repito, ¿es éso algo censurable, cuando desde siempre se ha sabido que la película es exactamente éso? Y aún díría más…. ¿es que acaso otros dramas románticos, mejores o peores, son más originales?
Aceptado todo ésto, lo cierto es que Agua para elefantes da exactamente lo que promete. Valiéndose de la excelsa fotografía de Rodrigo Prieto (uno de los mejores operadores del mundo actualmente), Lawrence retrata la Gran Depresión con un colorido fascinante que poco o nada tiene que ver con la pobreza real de la época, pero que sirve perfectamente al propósito del realizador, que no es otro que contemplar con nostalgia y cariño una época pasada, simbolizada por medio de la vida circense. Entre medias, la historia de amor, columna vertebral de la película. Obviamente, no nos dice nada nuevo, y todo nos lo sabemos ya antes de empezar, pero no por ello deja de parecerme igual de emotivo según qué rato. Sin duda, a los fans del género romántico les va a encantar, porque el romance entre Jacob y Marlena es de esos clásicos de toda la vida que hacen subir las ventas de pañuelos de papel.
Entre los actores, brilla con luz propia un Hal Holbrook al que le bastan y le sobran sus ojos para poner el nudo en la garganta a la platea. Reese Withersoon, quien no es la mejor actriz del mundo ni tampoco la peor, se encuentra cómoda en un papel a su medida. Robert Pattinson… ay. Pues un poco el mism ocaso que Witherspoon. Ni entusiasma ni molesta. Está simplemente correcto, y no deja huella ni para bien ni para mal. Porque aquí, señoras y señores, la gran estrella es Christoph Waltz. No hay discusión. El austriaco, jugando con el personaje más complejo de la película (prácticamente el único que no es unidimensional…), realiza sin duda una de las mejores interpretaciones que vamos a ver en todo el año, y es capaz de pasar de la violencia a las lágrimas y los besos sin apenas despeinarse. En una palabra, magistral.
Una película cuyas escenas más conmovedoras están interpretadas por animales no habla muy bien de la actuación de sus protagonistas. En la ductilidad dramática de Robert Pattinson y de Reese Whiterspoon se encuentran dos variantes: SONRISA SÍ – SONRISA NO. Hasta ahí da su capacidad expresiva. Aunque hay que reconocer que si es en verdad R. Whiterspoon quien monta a la elefanta y no dobles contratadas para ese fin, es destacable la gracia y soltura con que lo hace. Christoph Waltz salva el honor pero no se luce aquí como lo hace bajo la dirección de Tarantino. En cuanto al ritmo, creo que si durara 30 minutos menos la película ganaría en agilidad, sobre todo si suprimieran o redujeran la duración de las soporíferas escenas de baile entre los enamorados.
Una curiosidad del guión es que la elefanta comprendiera las órdenes nada menos que en polaco (!). Si hubiera sido en alguno de los idiomas de la India, sería más entendible ¡pero polaco! Si en algún lugar no me imagino elefantes es en Varsovia…
La película es un interminable flashback –eso sí, bien filmado- cuya finalidad parece ser aburrir y en ningún momento sorprender o generar disfrute o emoción en el espectador.
El alcoholismo es una enfermedad lo suficientemente grave para que se tontee con ella de una manera tan pomposa y pueril. Aquí se utiliza a una pobre elefanta para mostrarnos los peligros de la bebida. Pero, claro, como es una película hollywoodiense envuelta en un caramelizado olor a estiércol se cambia el bebercio por una estéril agua que está un poco meada con colonia, todo hay que decirlo. Agua en lágrimas y plexiglás para trompas largas en tiempos algodonados para el drama romántico. La doble acróbata-gimnasta de Reese Witherspoon se merece un Oscar, eso sí.
Huérfano y en la ruina en la gran depresión. Los errores se arrastran y el alcohol hace recordarlos. ¿Pero no se usaba para olvidar? La narración, desde el pasado en flashback, no es que esté trillada ni sea clásica, es que la historia tampoco pretende ir más allá del material original de Sara Gruen: dosis de romance, lucha de ‘clases’ circenses, trío amoroso condenado a la tragedia y gotitas de humor. Que si hay chica, que si hay jefe que se comporta como un psicópata y hay una elefanta… Quién se quedará con el chico: la chica o la elefanta. Gran pregunta. ¿Tendrá algo que ver el título ‘Agua para elefantes’? Pero para tanto alcohol en plena ley seca Agua para elefantes es una cinta tan casta, inefectiva e inútil como un condón en La Santa Sede. ¡Spoiler Alert!: No hay beso hasta pasada una hora y encima es sin lengua y para colmo no hay polvo hasta que quedan diez minutos de película. ¿Si les digo que el quiqui es de ‘folletín’ y lo aprobaría El Vaticano me creerían?
Sí, el mundo funciona con artimañas. Todo el mundo las utiliza. Pero Francis Lawrence, después de divagar con el género fantástico en Constantine y Soy leyenda, quiere ser más serio y piensa que el envoltorio lo puede ser. Drama romántico para masas con una pareja crepuscular: ella 35 y él 25. Aquí no hay barco pero sí tren, también hay rubia y trío romántico peligroso con un bipolar y una elefanta: lo más sexy de la película. ¡Qué trompa! ¡Qué piernas! ¡Qué orejas!
Empiezo a emparanoiarme con el mundo del circo.
Todos los propietarios de circos son unos ególatras hijosdeputa alcohólicos maltratadores? Ponle la cara de Antonio de la Torre, de Christoph Waltz o de Ángel Cristo, pero… es que no se salva ni uno? Y porque ahora mismo no me acuerdo de Zampo y yo pero fijo que también el dueño era un borracho cabronazo.
Y todos los propietarios de circos ególatras hijosdeputa alcohólicos y maltratadores están casados con un bellezón rubio platino que monta en elefantes o en caballos o en trapecios con unos bikinis de lentejuelas fantásticos? Ponle la cara de Carolina Bang, o de Reese Witherspoon, o de la misma Bárbara Rey, da igual, pero… es que no se salva ni una? Había en Zampo y yo alguna rubia platino casada con el director cabrón del circo?
Y por supuesto no puede fallar el tercero en discordia, el que babea por el amor de la rubia platino y anda en estado de priapismo provocado por el sutil movimiento de caderas de la dama. Cómo no, la tensión con el propietario ególatra hijodeputa alcohólico maltratador en algún momento tiene que estallar, y se monta el cirio. Aquí hay que ponerle por huevos la cara de Carlos Areces, porque lo de Robert Pattinson más que cara es piedra pómez. Me pregunto en el circo de Ángel Cristo quién sería el admirador secreto de Bárbara. El malabarista? El payaso? Bárbara, si lees esto, por favor, sacia mi curiosidad: con quién se la pegabas al domador?
Para mí entre los muchos errores de esta película destaca con mayúsculas la elección de Robert Pattinson como tercero en discordia. No he visto cosa menos expresiva y más singracia… Que seduzca en una misma película a una tía y a una elefanta es inverosímil e inexplicable… simplemente imposible.
Y a todo esto, sabrían algo de estos sindioses los payasos de la tele cuando cantaban aquello de Había una vez un circo que alegraba siempre el corazón ?