Agatha Christie: Poirot – Cartas sobre la mesa (TV)
Sinopsis de la película
Uno de los hombres más ricos de todo Londres, el enigmático señor Shaitana, invita al detective Poirot a su mansión junto con otras siete personas. Entre todos ellos, se esconden cuatro asesinos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Agatha Christies Poirot - Cards on the Table (TV)
- Año: 2005
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.9
87 valoraciones en total
En este excelente caso de Poirot, de un metraje de aproximadamente 110 minutos (claramente le sobra algún minuto de metraje), Poirot vivirá en primera persona dos mortales partidas de Bridge. Uno de lo hombres más ricos de Londres, invitará a 8 personas (entre ellas a nuestro amigo Poirot), a un macabro juego en el que pondrá su vida en juego y en mano de su asesino. Es un episodio de lujo, con unos coches de época realmente admirables, y con un vestuario exquisito y muy acertado. Nuestro amigo Poirot tendrá que descifrar y resolver, un complicado y liado caso, en el que desgraciadamente quedan algunos cabos suelto sin resolver, y que esconde un intrigante desenlace fruto de un buen guion, también algo complicado, pero de una gran calidad y con nuestro amigo Poirot resolviendo el caso en la exposición final.
Este capitulo esta al mismo digno nivel de todos los de esta buenísima serie de casos del genial detective. En general es una buena serie, incluso notable en muchos aspectos con un David Suchet en estado de gracia en su papel de Poirot.
La ambientación de este episodio es francamente impecable, tanto en los exteriores e interiores, en los decorados, en el vestuario, y con la elegancia y la educación típicamente británica que desprenden todos los personajes, todo ello de una gran calidad.
Resumiendo: Perfecta para una tarde o noche para disfrutarla sin prisas, un 7 merecido.
Una huella de incertidumbre va impregnando la pantalla con su espesa capa de intriga para que el espectador quede prendido en ella.
La ambientación –como en todos los episodios de la serie- resulta espectacular y la cadencia de la acción sorprende por su ritmo ajustado mientras que las pistas acerca del caso culebrean por todos los recovecos del argumento y lo humedecen con misterio mucilaginoso.
D. Suchet interpreta su personaje de H. Poirot con la maestría que le caracteriza y de ese modo proporciona a la obra de A. Christie una vigencia intemporal y una fuerza expresiva vigorosa.
Tras haber contemplado anteriores adaptaciones al cine de las obras de Agatha Christie, esta serie que protagoniza David Suchet es, por fin, la que no desmerece de la atmósfera que se podía respirar en las novelas. Trabajos anteriores protagonizados por Peter Ustinov están muy alejados del detective Poirot interpretado por el extraordinario Suchet. Es el mismísimo detective vivito y coleando y el resto del elenco cual si hubieran saltado de las páginas del libro.
En cuanto a la ambientación (punto fuerte de los británicos) es prodigiosa En este episodio, concretamente, es lujosa hasta decir basta. El interior de la mansión de la víctima tiene la presencia del Palacio de Versalles, cuando menos, revelando un presupuesto impensable para una producción para la TV.
Soy presa del entusiasmo al poder disfrutar de una minuciosa adaptación de las novelas que devoré de muy joven. Ya en otras ocasiones quedé defraudado por adaptaciones que adolecían de licencias en el actor que interpretaba a Poirot, en la década en la que se encajaban las historias o en la ramplonería de las ambientaciones. Ahora sí que se puede contemplar un gran trabajo. Bravo por Sarah Harding y la nutrida producción que ha respaldado el proyecto.
Lo que no se pueden obviar son las limitaciones del medio y la prolija exposición de los personajes que se podía ir desarrollando en las páginas de las novelas ahora se tienen que sustituir por trazos aunque, eso sí, se ve que se cuidan especialmente en multitud de gestos. En mi caso, celebro una ventaja de la película sobre el libro y es la identificación de los personajes. Las historias de Agatha Christie incluyen en nómina más de una docena de sujetos, con nombres extranjeros, con lo que me hacía cierto lío cuando se referían a tal o a cual. Viéndoles las caras se comprende mucho mejor el entramado de pasiones y ambiciones que torturan a los intervinientes y se hacen más próximos. Un deleite para los que una vez gozamos con la lectura de las pesquisas de Hércules Poirot, el hombre se iba tropezando con los cadáveres por donde quiera que fuese.
Fenomenal.