After
Sinopsis de la película
Manuel (Tristán Ulloa), Ana (Blanca Romero) y Julio (Guillermo Toledo), amigos desde la adolescencia, se reencuentran una noche de verano después de mucho tiempo, y juntos emprenden un viaje hacia el corazón de la noche, intentando evadirse de sus respectivas vidas a golpe de rayas, sexo y alcohol. Una huida a la adolescencia como única posibilidad para librarse de sus fantasmas. After es la última parada, el último bar abierto. El final del trayecto.
Detalles de la película
- Titulo Original: After
- Año: 2009
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
5.4
58 valoraciones en total
Hay muchos problemas en After que la convierten en un navío tocado y hundido desde su explicativo (e innecesario) diálogo de arranque.
En su inicio, se presentan tres personajes. Sin necesidad de decir una sola palabra pero con un curtido conocimiento de los mecanismos del cine español, enseguida se entresaca que uno de los tíos será el casado insatisfecho, otro el ejecutivo soltero de oro y la tía una chocholoco que en el fondo es buena persona. Evidentemente las previsiones se cumplen.
También sabes que en menos de veinte minutos saldrá: a) un potorro, b)unas tetas, o c) un polvo siempre en un lugar sórdido y algo desagradable. After no decepciona en este sentido ya que enseguida pueden contemplarse a) y c) y hacia el final, aunque con sorprendente recato, se avista algo de b). Otras películas españolas con esta misma trama hubieran metido todo tipo de situaciones sexuales, ya que cualquier cineasta español se las arregla para meter situaciones sexuales incluso si la película se ambienta en un convento de clausura. Sin embargo, After es bastante discreta en este punto y en realidad sugiere más de lo que muestra, algo de agradecer ya que prefiere centrarse en dotar de otro tipo de contenido -e incluso reflexión- a la historia.
Mientras cada personaje vive su vida el director nos muestra el transcurso de una noche en la que estos tres sujetos salen a desfasar y claro, les pasa de todo porque si no la película no habría quien la aguantase despierto. Durante la juerga y las historias de los personajes, se ponen sobre el tapete temas como la madurez (o la inmadurez, supongo que sería en este caso), la soledad y la frustación vital. La película tiene un tono lento y tristón, incluso cuando están de fiesta te ponen cámara lenta y música melancólica de piano por si no te habías enterado de lo vacías que son las vidas de nuestros chicos y de lo deprimidos que están cuando no se drogan, no follan o no se pegan con canis veinteañeros en la discoteca. Pero por si acaso remachan bien la idea haciéndolos pasear compungidos por los exteriores e interiores gélidos de sus casazas de lujo.
Es imposible conectar con ellos o interesarse por sus existencias, no te importa nada adónde van, ni qué sienten o cuál es su problema. Los actores no están fatal teniendo en cuenta que la mitad de la película es imposible entenderles porque están bajo efecto de la drogas o el alcohol y la otra mitad de la película también es imposible entenderles porque no vocalizan.
Como intento de evocar la juventud perdida y la imposibilidad de encontrar el camino de retorno al paraíso perdido , no está lograda: su carencia de final de cualquier tipo deja con una sensación de indiferencia parecida a la de haberse merendado la nada.
Desde luego, el esquema narrativo de After tiene su miga. Como también la tienen, por supuesto, las interpretaciones del trío protagonista. Sobre todo la de Willy Toledo. Pero no nos engañemos: si alguien cree que After es un preciso y fidedigno retrato de la generación de los que ahora tenemos cuarenta y pocos, va muy equivocado. Porque, vaya, habrá de todo —digo yo— pero eso de pintarnos a los cuarentones como una panda de desahuciados sentimentales dispuestos a meternos de todo y a follarnos todo lo que se menea bajo el influjo de una plácida y calurosa noche estival, la verdad, media un abismo. No, señores, no. Ni todos tenemos casa con jardín, piscina y un BMW en el garaje, ni todos —por fortuna— nos sentimos tan amargados como estos tres pijos puretas que no entienden, los pobrecillos, que la época de hacer el gilipollas ya pasó.
Un cinquillo mondo y lirondo, pues, para una peli excesivamente deprimente y antipática cuyo mal sabor de boca residual no lo remedia ni una generosa dosis de colutorio bucal con after eights después de verla.
Hay pelis que a mí me gustan y que no recomendaría ni a mi peor enemigo. After es de éstas.
Lo es por todo. Por la aridez de su estructura. Por lo poco queribles que son los personajes. Por lo excesivo de sus acciones. Por lo brutal de sus imágenes. Por la evolución de la historia. Por el desenlace que propone. Lo es por todo.
Pero sobre todo, lo es por la mirada que ofrece. Pocas películas hay tan rematadamente pesimistas como ésta. Su grado de pesimismo, de autodestrucción es tal que llega a generar tal lejanía que dudas entre alejar la vista de la pantalla, levantarte de la butaca o simplemente desconectar cualquier emoción de lo que sucede en frente de ti. Yo logré evitar esos tres riesgos. Pero me costó sufrir mucho más de lo recomendado.
Claro, que hay sufrimientos que te ayudan a acabar sonriendo. No es de éstos. Claro, que hay sufrimientos que te ayudan a ser mejor. Tampoco es After de éstos. Éste es un sufrimiento distinto, un sufrimiento en el que te acaba diciendo que no hay salida. Un sufrimiento con el que no estoy de acuerdo, un pesimismo casi de postal.
Pero que sea un sufrimiento no significa que no valore sus méritos. El primer mérito es precisamente generar sufrimiento. El segundo y esencial es que el creador de la soberbia 7 vírgenes vuelve a mostrar un talento inaudito para la puesta en escena, para la generación de sensaciones en la mezcla de actores y medios. El tercero y todos los siguientes son técnicos.
Pocas películas hay en el cine español con tal dominio del oficio. Si el guión es tan iterativo como original, si la fotografía es tan bella como dura, si la dirección de actores es tan coherente como homogénea, si el montaje es tan preciso como efectivo, si la música genera tanta salvación como lirismo, si todo eso es cierto, lo increíble es que el diseño de sonido alcanza una de las mayores cotas que este crítico recuerda fuera de Lynch o Haneke.
Hay que ser muy freak o pedante para valorar esto, pero sólo por ese logro merece la pena sufrir infinitamente durante dos horas. Aunque no la recomiende. Aunque desgraciadamente no logro olvidarla.
Realmente ha estado acertado Alberto Rodríguez en su nueva propuesta. Tanto a la hora de tocar un tema no demasiado frecuente en el cine español como en la manera de tratarlo. After es todo un canto nostálgico a una juventud que como mucho para algunos es ya solo un bonito recuerdo, un paraíso perdido al que es inútil intentar volver pues el viaje de regreso es un aterrizaje forzoso a la cruda realidad de una vida vacía. Mediante tres personajes con los cuales seguro que muchos de los que estamos rondando los cuarenta nos podemos sentir identificados, interpretados con solvencia por el trio protagonista (a destacar un grandioso Guillermo Toledo), Alberto Rodríguez construye un drama sobre la decadencia de una generación que se niega a madurar y que no acaba de encontrar su sitio en una sociedad que definitivamente les viene grande. Refugiados en el mundo de la noche, asistimos a la caída desesperada de unos personajes, retratados con cariño pero sin benevolencia, que intentan esconder en el abuso de las drogas y el alcohol una vida estancada ya sea en forma de matrimonio rutinario con hijo problemático, de trabajo insatisfactorio o de incapacidad para establecer una relación o dar afecto ni siquiera a un perro abandonado.
Se le puede reprochar a Alberto Rodríguez una cierta tendencia repetitiva a la hora de desarrollar la historia mediante los diferentes puntos de vista de los tres protagonistas, así como la concreción de alguna de las historias que deja más cabos sueltos de los deseados pero lo cierto es que el director sevillano logra un resultado aceptable y el retrato generacional que propone es más que convincente. Sin titubeos ni pretensiones discursivas , logra entrar en el alma de a los que solo les quedan las ganas de llorar.
Lo mejor: el tono desangelado que impregna la historia.
Lo peor: algunas subtramas prescindibles y mal desarrolladas.
Mi crítica se puede realizar en dos bloques:
Las cosas que me han gustado del film:
_ El elenco: los actores cumplen con creces, a pesar de la poca información que estos han obtenido sobre sus personajes(buena interpretación de la novata Blanca Romero).
_ El ambiente: el tono pesimista y triste que acompaña todo el rato a la película nos llega mucho más.
_ La música: gran elección de balabas y ritmos melancólicos, que nos hacen recordar tiempos pasados.
Las cosas que no me han gustado del film:
_ El guión: es un puro altibajo…, nos ofrecen poca informacion sobre los personajes, en ocasiones puede resultar monótomo y un poco aburido.
_ El montaje: le dan mucha importancia a las escenas discotequeras , ya podrian haber empleado esas casi dos horas un poco mejor.
_ El final: lo cuento en Spolier.
En general recomiendo After, pues aquí tenemos una película llena de honestidasd y de verdad.