Adú
Sinopsis de la película
En un intento desesperado por alcanzar Europa y agazapados ante una pista de aterrizaje en Camerún, un niño de seis años y su hermana mayor esperan para colarse en las bodegas de un avión. No demasiado lejos, un activista medioambiental contempla la terrible imagen de un elefante, muerto y sin colmillos. No solo tiene que luchar contra la caza furtiva, sino que también tendrá que reencontrarse con los problemas de su hija recién llegada de España. Miles de kilómetros al norte, en Melilla, un grupo de guardias civiles se prepara para enfrentarse a un gran número de subsaharianos que ha iniciado el asalto a la valla. Tres historias unidas por un tema central, en las que ninguno de sus protagonistas sabe que sus destinos están condenados a cruzarse y que sus vidas ya no volverán a ser las mismas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Adú
- Año: 2020
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
6.2
97 valoraciones en total
Salvador Calvo lleva muchos años ligado al mundo de la televisión, ha dirigido numerosas series, algunas de gran éxito y otras que pasaron desapercibida. Hace tres años nos sorprendió gratamente con su ópera prima Los últimos de Filipinas. Pero no solo está ligado al mundo de la televisión y a los largometrajes, Salvador también ha dirigido este año uno de los mejores cortometrajes que se han podido ver en todo el país Maras.
Ahora nos presenta su último trabajo Adú, película cuyo germen surgió en 2016 en Canarias, mientras rodaban Los últimos de Filipinas. En aquel momento le acompañaba su pareja sentimental, la cual hacia trabajos de voluntariado en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Cada día traía historias sorprendentes y muy duras. Muchos niños llegaban a la isla en Patera y Salvador decidió que había que darle voz a todas estas historias.
La película se centra en tres historias, por un lado tenemos la de Adú, un niño de 6 años camerunés obligado a abandonar su país natal junto a su hermana. Están siendo perseguidos por unos traficantes de marfil y su objetivo es llegar a Europa, pero la verdad es que no lo tendrá nada fácil. En su viaje conoce a un adolescente de 14 años que se ve obligado a huir de las violaciones a las que le somete su tío en Somalia. Entre los dos surgirá una amistad muy grande.
Por otro lado tenemos a un activista medioambiental que lucha por la supervivencia de los elefantes. Si no tuviera bastante con la presión que tiene que aguantar en aquel país debido a la caza furtiva, tendrá que lidiar con los problemas de drogas de su hija recién llegada de España. Y finalmente la tercera historia se sitúa en Melilla, donde un grupo de guardias civiles tienen que luchar día a día contra los cientos de inmigrantes que intentan saltar la valla. Las tres historias tienen mucho en común e iremos viendo cómo se van uniendo durante el desarrollo de la cinta.
Estamos ante una película de bastante calidad, cine puro, sin tapujos y que nos muestra una dura realidad, pero sin entrar en detalles desagradables. La película es completamente ambiciosa, dura y difícil de mostrar. En todo momento el ser humano es elemento principal y es llevado al límite de sus posibilidades. Eso sí la película deja un horizonte de esperanza.
La dirección es bastante buena y sobre todo su estructura funciona muy bien, esta perfectamente construida y montada. Pero lo que realmente te pone la piel de gallina es la mirada de Adú, su interpretación es lo mejor de la película. Destacó también la estupenda banda sonora de Roque Baños. En definitiva estamos ante una película muy recomendable y necesaria. No se la pierdan.
Lo mejor: La mirada del niño protagonista y la sensación que deja en el espectador
Lo peor: De las tres historias la que mejor funciona es la de los jóvenes.
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Me cuesta todavía entender qué pintan Tosar y su hija yonky en la película. Me parece un desacierto diluir la trama central con otras dos historias (Tosar y Guardia Civil) que no aportan nada y que acaban siendo casi totalmente paralelas sin llegar a encontrarse, pareciera que el director no considera que la historia de Adú, por si sola, tiene la suficiente potencia y se ve en la necesidad de añadirle guarniciones para rellenar o para poner el nombre de un actor famoso en los carteles.
Una película que podría haber sido un drama de los que te encogen el corazón, se queda en una película bastante. mediocre y que no hace justicia a la realidad que retrata.
La interpretación de Adú increible, su hermana y su compañero de viaje, destacables. Luis Tosar, aunque sobra, salva la papeleta con dignidad porque es un gran actor. El resto del elenco entre lo mediocre y lo insulso, no transmiten, no convencen.
África es un Continente doloroso: en primer lugar para la mayoría de quienes lo habitan, y en segundo, para quienes lo visitan y se atreven a salir de las zonas reservadas al turismo.
Eso es lo que hace el segundo protagonista de la historia, un voluntario de una ONG encarnado por ese buen actor que es, sin duda, Luis Tosar, pero al que habría que decirle, de una vez, que todo buen actor tiene que cambiar de vez en cuando de registros. Ser siempre un tipo duro y adusto, cansa bastante: imagino que a él, y también a nosotros, los espectadores. Su conflicto con los guardas de la reserva en Tanzania, parece deberse más bien a ese carácter hosco, y a su incapacidad de empatizar con los nativos.
El niño Adu se convierte, de hecho, en el verdadero protagonista del film. Increíblemente vivo y audaz, se gana desde el primer momento nuestra empatía y nuestro cariño. Así como los dos personajes que le acompañan en su odisea: su hermana primero y el joven eritreo después. Un diamante en bruto al que esperamos poder seguir viendo en otras pelis.
El entorno de la historia, la tragedia que viven todos esos miles de emigrantes por llegar al paraíso soñado , está perfectamente retratada con un realismo que a veces resulta casi abrumador. No se pueden describir mejor la brutalidad y la inhumanidad a las que tienen que hacer frente. El papel de contención de nuestras vallas en Ceuta y Melilla, se ajusta también a la dura realidad.
No sé si la historia de la hija de Luis Tosar (muy bien interpretada por una atractiva Anna Castillo), viene mucho a cuento, o tal vez no sea más que un guiño de cara a la taquilla. En cualquier caso es secundaria respecto a la historia principal.
Insisto, este es un camino que el cine español deber seguir explorando: al fin y al cabo, África está a tan sólo 14 kms de nuestra frontera Sur, y de ese Continente inexplorado se pueden extraer muchas joyas cinematográficas.
La película zozobra por el penoso viaje hacia una vida mejor de Adú, un pequeño niño al que la desgracia le obliga a huir de su hogar, con la esperanza de alcanzar España, donde espera encontrar a su padre. Dicho esto, la película de sobra podría haber sido sobre el viaje de Adú y las múltiples aventuras, en su mayoría dramáticas, que vive durante tal travesía, sin embargo, nos muestran también un pequeño fragmento de la vida de un activista por los elefantes, sus problemas familiares y porqué no, los problemas de unos Guardias Civiles en la frontera.
Si el título le hace justicia a la película, es por el hecho de que de estas tres historias, sobran dos. La película va sobre Adú, el resto son meros artificios para justificar un metraje o directamente la falta de ideas o diarrea mental para justificar la película. Tosar está desaprovechado y lleva un papel intrascendental que ni siquiera supone nada a la película. De hecho, el único vínculo que le podía unir de verdad a la película, la bicicleta, es desaprovechado sin miramientos en su desenlace.
En cuanto a dirección, las escenas dramáticas están fatalmente introducidas. Uno podría pensar que el drama debería hacer mella en el corazón, arrancarte la lagrimilla, o moverte de alguna manera. En esta película la emoción brilla por su ausencia, salvo la sorpresa al encontrarte con tales escenas tal y como te las encuentras.
La fotografía, por otro lado, es excelente, los planos son bellos y si el objetivo que persigue es generar un contraste con el drama, desde luego lo consigue. Valorar lo apropiado que esto pueda resultar ya lo dejo al gusto de cada uno. La música acompaña bien las escenas y se deja notar de una forma positiva. Finalmente, la interpretación del pequeño Adú como de Massar con buenas y sus personajes se quieren dejar querer, aunque la peli no se esfuerza en ello. De Tosar, Castillo y Cervantes, destacaría la actuación de Cervantes, que dispone de los mejores momentos en los que mostrar algo de emoción aunque solo sea con un gesto o una mirada. El papel de Tosar es demasiado plano y está continuamente impregnado de la cobardía que empapa la película. Es una lucha continua por decir te quiero y no decirlo jamás.
En resumen, la película tiene tres historias y un tema, y le sobran dos historias.
Estrenada a principios de este año y siendo un relativo éxito de crítica y público, ahora nos llega este drama español a Netflix donde, por cierto, está siendo bastante visionado (siendo un motivo más para ver de una vez dónde está el futuro de nuestro cine). Nos encontramos ante un drama donde se nos cuentan tres historias distintas pero con el mismo telón de fondo, o eso parece en primera instancia, ya que luego vemos que quizás no sea el caso.
Entiendo la positiva recepción ante el film, ya que es un correcto y entretenido drama por encima de la media y que toca temas peliagudos que están a la orden del día. No obstante, hay bastantes peros que hacen que el resultado final se quede en tierra de nadie y acabe siendo una más, aunque con un mejor envoltorio.
Poco se le puede reprochar a la dirección, ya que se nota que hay alguien con talento detrás, al ofrecen algunos instantes más que logrados, concretamente protagonizados por el verdadero protagonista de la cinta, que no es otro que el niño Adú (interpretado por un increíble Moustapha Oumarou), el cual da nombre al título. Quizás su buen hacer no se vea tan claramente reflejado en las otras dos historias, ya que se apoyan más en los diálogos en espacio cerrados que no en impactar al espectador, pero en un conjunto estamos ante una dirección más que loable. Se nota el interés en la función y el presupuesto invertido. Que tomen nota algunos.
En cuanto al guion, sí que hay bastantes cosas más que reprochar, ya que la película dura casi dos horas, que aunque nunca se hacen pesadas en ningún momento sí resultan algo excesivas, ya que hay tramas que no funcionan o no tienen el mismo impacto que la de Adú, que podría haber durado hora y media y habría quedado una película algo mejor, la verdad.
La historia protagonizada por unos correctos Luis Tosar y Anna Castillo no me aporta demasiado, acertando solamente en el desenlace de la misma y siendo la típica trama de conflicto padre-hija, que ya hemos visto todos y que no aporta nada al devenir de los acontecimientos.
Lo mismo se puede decir del segmento protagonizado Álvaro Cervantes, actor capaz de mucho más y que aquí se ve encorsetado por exigencia del guion, debido a un personaje plano y demasiado inexpresivo. Su historia acaba quedándose en tierra de nadie, cuando tenía muchas posibilidades, totalmente desaprovechadas y también sin aportar nada al conjunto.
Y ese es el gran problema de la película es que coexisten tres historias en las que sólo funciona realmente la del niño protagonista, y no las otras dos, que si bien no son mediocres, finalmente lo único que consiguen es ralentizar el ritmo de la historia y preguntarse si no hubiese sido mejor apostar por la historia de Adú en solitario, renunciando a dar más caché y actores de renombre al cartel de la película (lo que seguramente habría hecho que llamase menos la atención a público, pero esa es otra historia).
No obstante, la cinta se deja ver y tiene un mensaje tan doloroso como necesario. Solamente por haber tocado según que temas y las buenas intenciones merece la pena, aparte de que está pensada para las grandes audiencias, notándose el esfuerzo del director al mantener el interés del espectador a cada momento y que nadie se aburra en las dos horas que dura el film.
En conclusión, estamos ante un entretenido drama que se deja ver pero que desaprovecha sus posibilidades al tener dos de tres historias que no acaban de dar en la diana, una por obvia y típica y la otra por no cargar las tintas y ser más insípida de lo esperado. Correcta. sin más.
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