Shoot Em Up: En el punto de mira
Sinopsis de la película
El señor Smith (Clive Owen), un misterioso y solitario pistolero, desbarata involuntariamente un extraño complot, cuando rescata a un bebé de una muerte segura. Para alimentar a su pequeño protegido, contrata a una prostituta (Monica Bellucci). Desde ese momento los dos se convierten en el objetivo de un peligroso mafioso (Paul Giamatti), que enviará a sus sicarios para eliminar al niño.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shoot Em Up aka
- Año: 2007
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
5.1
76 valoraciones en total
Para ellos: Monica Bellucci, tan mala actriz como siempre y tan capaz de quitar el hipo por su aplastante belleza. No hace más de lo acostumbrado, chica florero, escena de cama y sanseacabó.
Para ellas: Clive Owen, más viril que nunca, capaz de ayudar a dar luz, tirarse a la Bellucci y defender principios éticos contra las armas mientras se ventila a todo sicario que pase por delante. Deja a los angeles de Charlie como niñas de párvulos y a Neo como un pobre hombre. Sencillamente bestial.
Para nengs y demás fauna mongoloide: tiros y más tiros, conclusiones argumentales por la patilla, argumento y guión nulos. Vamos lo ideal para ir con tu Yessi o tu Jonathan y pasar un buen rato antes de meterse unas rulas en la disco de turno.
Para culturetas, gafapastas y mesaperillas varios: Podrán despotricar lo que quieran ante esta nueva muestra de cine basuril made in Hollywood, maldecir el nombre de Paul Giamatti por haberse vendido por la pasta y recordar que ellos sólo disfrutan con la intelectualidad del cine iraní con subtítulos en suomi. Aunque eso sí, nunca reconocerán que en el fondo han disfrutado como todo el mundo.
En definitiva, esto no es una película, es simplemente un divertimento onanista para que todos en mayor o menor medida disfrutemos poniendo el cerebro en modo off durante un rato y podamos soñar en hacer todas las paranoias que aparecen en pantalla, amén de dar un mensaje positvo para que la gente coma verduras y hortalizas.
Lo mejor: yo me quedo con la Bellucci.
Lo peor: Que se intente analizar seriamente.
Fui al cine. No estaba vacío, y la peña como siempre tardaba mazo en comprar entradas. Cuando entré, compré palomitas como siempre suelo hacer, aunque vaya con las manecillas del reloj digital dándome patadas en el culo. En la sala oscura me senté a duras penas, porque cuando se apagan las luces, se les olvida subir la intensidad de las que marcan el número de la fila. La sala estaba bastante vacía, más aún teniendo en cuenta que esta peli va de tiros, es estreno, y fin de semana. Pero bueno. Cuando apoyé mi trasero en la confortable butaca y comencé a ver la pinícula, me sentí como Danny Madigan. Flipado, sin poder apartar la vista, entretenido al máximo, descojonado del todo, perdiendo la noción del tiempo y del espacio, evadiendo mi alma de aquella oscura habitación y yéndose mi cerebro a un lugar mejor.
Dirige Michael Davis, y bastante bien, porque en las escenas de acción se ve acción de verdad. La peli no la escribe él, porque el guión era el justo y necesario para pasar la Inspección Técnica de Vídeos, o sea, que es lo que cabía en un papel de esos de bolsillo (de los bolsillos esos que están dentro del bolsillo verdadero, digo). El argumento es lo más simple jamás visto: un tío pegando tiros a tó quisqui a ritmo de heavy metal mientras protege a un bebé con la ayuda de una fulana. El bueno es la hostia y además un chulillo de esos que 3 de cada 2 frases que suelta son un vacile. La tía es un florero con patas, pero con mucha sabiduría y muchas penas en su interior. Y el malo es muy malo y muy histriónico. Las interpretaciones están a la altura del (voluntario) esperpento, y la sobreactuación de Giamatti es épica. Los diálogos son la mar de chisposos y cachondos, y las escenas de acción, a cada cual más fantasma y destructiva, sólo se pueden definir como: LA POLLA EN VINAGRE. Punto. Flipantes, salidas de la mente de cualquier adolescente, pero plasmadas en una pantalla de cine, con la música rockera de Motörhead o Mötley Crüe que sale de ninguna parte y tal. Es difícil destacar sólo una, y no quiero aguarle a nadie las sorpresas de surrealismo que entrañan los tiroteos.
Así que nada, que es la peli perfecta para ver en el cine mientras devoras palomitas (alimento que en este género tan denostado como es el del entretenimiento puro, le hace subir más puntos y todo). Divertidísima y entretenidísima, amén de corta, que parece que este tipo de cine no se puede hacer.
A todo esto, ¿sabéis lo que yo odio más? A la gente que valora mal una película simplemente por el género al que pertenece. ¿Es que todas las pelis tienen que ser de una profundidad inusitada? ¿No puede ser el cine mero entretenimiento del más gamberro y juvenil? ¿Con tiros y explosiones y hostiones que tanto molan? Lo mismo es que el trailer engañaba, o el título, o el póster, y claro, uno se espera un análisis sociológico del pensamiento post-renacentista… Pues a cagar, yo mientras tanto esperaré a ver si se hace Beat em up , que prometería las mejores hostias.
Fue la semana pasada, en una típica tarde con colegas que no hay nada que hacer, que sólo tienes palomitas y porros, cuando decides ir al videoclub a pillar cualquier puta cosa sin criterio alguno. Clive Owen, mi diosa Bellucci… bueno. Para ser cualquiera al azar ya te puedes dar por contento. Es leer media sinopsis y algo crujió en mi cabeza. Es ver los primeros 10 minutos y algo sangró en mi cráneo.
Hacía mucho, mucho tiempo que no me partía tanto el culo con este aluvión continuo de sobrada tras sobrada. Quiero creer que está hecha así a posta porque me ha roto todo el repertorio del Señor Smith masacrando gente con zanahorias y, sobre todo, a tiros. De parto a tiros. En paracaidas a tiros. Chingando a tiros. Moviendo columpios a tiros. Mandando gente a la mierda a tiros. Haciendo calceta a tiros. Pintando la casa a tiros. El tanque. El autobús direción Andesea . El sistema de cuerdas de tender. El duelo final. EL FINAL. Cagondios, me traumatizo tanto que este mismo fin de semana, en una fiesta de disfraces que hubo, me presenté con dos escopetas del chino, unas gafas de sol y un kilo de zanahorias. A impartir modales y ética.
Ni Anibal Smith, ni Agente Smith ni nada. EL SEÑOR SMITH, Campeón de balines a los 10 años.
Un tipo come zanahorias, en plena noche y sentado en un banco de la calle, cuando una mujer embarazada que corre como si la persiguiese Hugo Chávez pasa ante él. Pero no la acosa el Jesús Gil de allende los mares, no, sino un calorro (cuya salida del coche ya anuncia la poca seriedad de lo que vamos a ver) que la quiere dar matarile. Nuestro héroe -sin que venga a cuento ni se sepa porqué- decide ir a su rescate, y nosotros ya podemos desconectar el cerebro, que todo lo que vendrá a continuación es violencia, acción, tiros, y matanzas indiscriminadas y con bastante cachondeo.
El argumento es mínimo, inverosimil, y falto completamente de coherencia. Las interpretaciones no son nada del otro jueves, abundando la desidia actoral (¿alguien le dirá alguna vez al señor Owen que la musculatura facial tiene movimiento propio?) en la que incluso vemos a un Giamatti olvidando lo buen actor que puede llegar a ser, para darse un reposo y divertirse recreando un papel histriónico, desmesurado, y a veces incluso ridículo. Pero se ha ganado un recreo, que carajo…
Quien diga que es un truño, acierta. Pero desde su principio se nos avisa que lo es, y que sólo quiere entretener. Y vaya si eso lo consigue, gracias a unas escenas de acción impecables en su factura, y a un ritmo demencial en su manera de atar una escena de alta violencia con otra aún más desproporcionada. Es una broma en si misma, y no pretende engañar en ningún momento, y por eso la considero buena: los personajes son la caricatura que uno espera, los efectos especiales rayan a buen nivel, y algunas escenas son un ejemplo de lo que es una ida de olla bien escenificada (me uno al señor Erizzio en su opinión sobre el polvo, abarrotado de plomo, del caracartón prota con la -si-Dios-existe-seguro-que-se-parece-a-ella- señora Bellucci).
Resumiendo: que si en vez del inexpresivo lagarto el prota hubiese sido Bruce Willis, los aplausos se oirían hasta en un concierto de Megadeth, y los críticos con sueldo dirian que es una brillante autoparodia de John McLaine. Pero el divino calvo no sale, y entonces mola más decir que es una basura… señor, señor, dame paciencia…
Totalmente recomendable como el entretenimiento de acción y violencia que nada más pretende ser, pero mejor que se abstenga de verla quien no sea capaz de aguantar una peli que no quiere dar ningun tipo de mensaje, aunque desde su primera escena ya lo está avisando.
Shootem Up, que se traduciría en algo así como Dispáralos a todos , es una flipada inmensa que cae por su propio peso desde el minuto uno al último. Es cine de acción descerebrado, sin un guión consistente, en el que todo vale a la hora de pegar tiros, poner poses chulas al estilo John Woo y exagerar las escenas. De diálogos ágiles, algunos brillantes, y con un sentido de la auto-parodia fantástico, es en resumen la Crank de 2007 o Sin City sin ser pretenciosa. Es decir: es la repolla.
Divertidísima hasta el extremo, pero sin absolutamente nada de contenido, Michael Davis ha creado a tres personajes brillantes que interpretan perfectamente Clive Owen, Monica Bellucci y Paul Giamatti. El primero se encarga de dar vida a Mr. Smith , el héroe de acción más bestia que he visto en mucho tiempo, que haría cagarse patas abajo incluso a John McClane. La escultural italiana interpreta a una prostituta salida, lo cual unido a su físico es todo un festín para la vista. En el caso de Giamatti, se encarga de tomar la base de Seymour Hoffman en Misión Imposible 3, es decir, el villano hijo de puta, pero llevándolo al extremo y al completo histrionismo.
Todo esto en una historia mala, muy mala, pero que bajo la dirección de Davis, que tampoco es nada del otro mundo, consigue aflorar y dar muy buenos ratos. Acción al máximo al estilo videojuego es lo único que ofrece Shootem Up. Una cinta ágil, con la que si conectas (como un servidor) lo pasarás en grande. En mi caso no me quejo. Grande, Owen, grande.