Abuelas rabiosas
Sinopsis de la película
Dos ancianas hermanas invitan a todos sus parientes a la celebración de sus cumpleaños, pero hay una ausencia. Un sobrino repudiado por la familia por sus tratos con las artes oscuras no es invitado. Pero aun así, se acuerda de ellas y su regalo no falta ese día…
Detalles de la película
- Titulo Original: Les mémés cannibales (Rabid Grannies)
- Año: 1988
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
3.8
98 valoraciones en total
Pasable, si no la comparamos con lo que hay ahora. Es un recuerdo de antaño, de cómo generaban los efectos especiales y cómo pretendían dar miedo.
La historia está bien planteada, aunque es serie B, casposa y malilla. Entretenida si te quieres reír un rato, aunque también reconozco que hay algunas escenas que dan un poquito de asco o grima. Hay muertes que son exageradas y si eres un poco empático supongo lo pasarás mal.
Me gustó la caracterización de la visitante nocturna, es un cliché, aspecto de bruja a mas no poder.. El final podría haberse llevado mejor, pero bueno, quieren dar a entender algo que queda muy claro.
Entretenida, ya lo dije, para pasar el rato. Ah, calla, que también hay sexualización para llamar la atención, eso no podía faltar.
Film de la productora Troma facturado en Europa. Se trata de un producto puramente de serie Z como nos tiene acostumbrados su productora.
Durante la primera media hora asistimos a una convencional presentación de los personajes (los gorrones familiares de las adorables abuelitas en busca de la millonaria herencia). A partir de esa primera media hora vendrá la carnicería acostumbrada en este tipo de films.
Entretenida (para aquel que disfrute de este tipo de espectáculos), con todas las características esperadas: efectos especiales muy cutres, algo (poco) de crítica, humor negrísimo (menos quizá de lo acostumbrado) y desmembramientos varios.
Decir los fallos de Abuelas rabiosas es rematar a un caballo muerto. Es algo injusto. Adoro la Serie Z, adoro reírme de este tipo de sub-productos, pero el verdadero problema de Abuelas rabiosas es que es lenta. Las abuelas se vuelven rabiosas a partir de la media hora, mientras ves a personajes dando vueltas que, son graciosos pero, esperas algo mas cutre de algo llamado Abuelas rabiosas.
Pero cuando empieza la película, buah, es impresionante. Abuelas con armaduras, uñas corta tartas, la frase relacionada con la langosta. Es un espectáculo impresionante, ZINE del bueno. Pero tarda mucho en arrancar, mientras es muy aburrida. Recomendación: Amigos y palomitas, si la ves solo, replantearas tu existencia varias veces. Disfrutadla.
Gran muestra de amor al cine y al género por parte de Emmanuel Kervyn que agradece en los créditos ese amor a su padre, sin el cual no pudo haber hecho esta película perteneciente a un subgénero de explotación que a finales de los ochenta permanecía en caída libre por el olvido y las embestidas que proferían los críticos profesionales a este tipo de películas de serie B. Abuelas rabiosas presenta una historia centrada en la herencia de unas octogenarias y muy entrañables ancianas que, en su fiesta de cumpleaños invitan a todos sus familiares para pasar una bonita velada con ellos, exceptuando uno repudiado por su afición al ocultismo, sin ellas saber que todos ellos solo están interesados en conseguir parte de su herencia para dilapidársela en vida por beneficios propios y egoístas, hasta que un incidente transforma a las entrañables abuelas en diabólicos engendros sedientos de sangre. Al más puro estilo británico, ya en el planteamiento se da el aviso del tono humorístico que va a arrastrar la película: muy inglés y muy negro, no dejando títere con cabeza a raíz de las, en una primera instancia, triviales conversaciones entre los miembros de la familia que critican con sátira la moral (o falsa moral) de los proveedores armamentísticos, la nula credibilidad y la crueldad que guarda un sacerdote bajo su religiosa sotana, el interés codicioso que portan algunos hombres de a pie por codearse con la aristocracia, la falsedad de las relaciones movidas por el estatus o la escalada en puestos laborales, y, en general, la fácil capacidad que llevan las personas para aplastar a sus semejantes por un fin superficial. La factura serie B y, en general, toda la película, desde los efectos especiales hasta la composición de planos, recursos cinematográficos o concepción del espacio está altamente influenciadas por las dos primeras entregas de la saga Posesión infernal (Sam Raimi, 1981 y 1987), así como un ritmo propio de slashers clásicos utilizando la figura de las antagonistas para infundir un miedo directo y sin titubeos sobre sus personajes, enfocando el terror con primeros planos, y empleando el clásico PAN descriptivo al comienzo de la película para hacer conocer al espectador el lugar en el que van a ocurrir los hechos, recurriendo a una iluminación con mucho contraste de luces tenues y sombras desdibujadas para crear una sensación de comodidad y calidez, que, sumadas a una ambientación de interiores oscura pero no sospechosa, recrea el efecto de complicidad espectador – lugar para introducirlo de pleno en la gran cena y sentir más proximidad hacia sus pintorescos personajes. Con un ritmo muy dinámico la comicidad principal reside en las relaciones que establecen los personajes entre sí y cómo reaccionan en situaciones de peligro inminente, permitiendo así conocer la verdadera personalidad tras la mascarada que impacta de la misma forma tanto al espectador como al resto de personajes que componen la obra, aún avisando mediante pequeños gags cómicos donde un estereotipo más indefinido embadurna el carácter de las figuras sentadas alrededor de la mesa. Permite satirizar, también, el propio género al que pertenece forzando situaciones que conllevan a la representación de escenas manidas del género para dar un vuelco a las tornas empleando cortas líneas de diálogo en mitad de momentos de tensión que ridiculizan la poca creatividad de muchos directores para rodas esta clase de films. A nivel interpretativo no se puede pedir más, ejecuciones correctas y decentes, acompañadas de un vestuario muy mediocre y un maquillaje que, sí resalta en el diseño de las antagonistas, en los demás no se deja ver más que pequeños rasguños ya que cuando el momento lo requiere el director sabiamente crea una transición, o simplemente oculta el momento mediante la angulación del plano, para no mostrar aquello que no tiene, buenos efectos especiales y maquillaje mínimo para pasar desapercibido. Aunque el desenlace sea visto de una forma muy brusca e incluso indecisa, en ello reside la parte humorística de todo el asunto creado alrededor del tema principal de la película. A nivel general, es una excelente película que no debe envidiar a los clásicos de gore de Peter Jackson. Estas abuelas son un peligro.
La productora Troma no solamente manufacturó casquerías en Estados Unidos del tipo El Vengador Tóxico (The Toxic Avenger, 1985), o Mutantes en la Universidad (Class of Nuke´Em High, 1986), ideadas por Lloyd Kaufman donde la comedia se ensalzaba de sangre, ácido, escupitajos y palabrotas para mayor gloria de los aficionados a reírse de la mediocridad añadida a propósito.
Bélgica es la aventura europea de la productora para llevar a cabo una historia que, aparentemente, está ambientada en Inglaterra. Y donde los parientes de una acaudalada familia se reúnen en la que podría ser su Última cena anual con las tías-abuelas puritanas, cristianas, solteras y de buen corazón que solo con reunir a sus sobrinos, se sienten satisfechas de un acomodado calor familiar. Pero por intereses, hay una herencia de por medio y dichos sobrinos, hombres de negocios, traficantes de armas o lesbianas reprimidas entre ellos, van a lo que van. Menos uno que, repudiado por su extraña actitud, les manda un regalo especial. Una caja de pandora que poseerá a las pobres señoras transformándolas en posesas criaturas del Mal, dispuestas a aniquilar una saga familiar hambrienta de dinero y codicia.
Sin desquitarse de la comedia con elementos gore, Abuelas Rabiosas ya se sentencia como un producto risible y destinado para pasar un buen rato de las sucesivas secuencias, y malas, y no morir en el intento de quedarse dormido en el sofá.