A todo gas: Tokyo Race (A todo gas 3)
Sinopsis de la película
Shaun Boswell es un chico que no acaba de encajar en ningún grupo. En el instituto es un solitario, su única conexión con el mundo de indiferencia que le rodea es a través de las carreras ilegales, lo que no le ha convertido en el chico favorito de la policía. Cuando amenazan con encarcelarle, le mandan fuera del país a pasar una temporada con su padre, un militar destinado en Japón, que vive en un diminuto piso en un barrio barato de Tokio. En el país donde nacieron la mayoría de los coches modificados, las simples carreras en la calle principal han sido sustituidas por el último reto automovilístico que desafía la gravedad, las carreras de drift (arrastre), una peligrosa mezcla de velocidad en pistas con curvas muy cerradas y en zigzag. En su primera incursión en el salvaje mundo de las carreras de drift , Shaun acepta ingenuamente conducir un D.K, el Rey del Drift, que pertenece a los Yakuza, la mafia japonesa. Para pagar su deuda, no tiene más remedio que codearse con el hampa de Tokio y jugarse la vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Fast and the Furious: Tokyo Drift aka
- Año: 2006
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
4.7
67 valoraciones en total
Soy consciente de que esta crítica será fusilada, pero tenía que hacerla. Tenía que hablar sobre esta gran película, que por lo que observo está siendo echada por los suelos.
Miro con asombro la media de notas de esta película… 48, aunque en cierto modo no me extraña del todo. Lo siento, debo de ser de los únicos seres en la tierra que aprecia esta historia, y ve algo diferente en ella.
Sí, la verdad es que la película no empieza prometiendo mucho. La primera escena parece indicar que será una película más de A todo gas, o incluso un film peor que sus antecesoras. Nada más lejos de la realidad. Tokyo Race es la película más decente y digna de las tres, incluso de todas la saga me atrevería a decir (aunque no he visto la 4 y 5).
Dentro de su historia superficial se esconden escenas más profundas que en la mayoría de películas mejor valoradas, sobre el origen de las personas o el conocimiento sobre uno mismo (y no me he fumado nada para afirmar tal cosa).
Y sí, va de coches y de tías. Sí, el protagonista es el típico rebelde flipado que se cree el rey del mundo, y que camina por él sin pensar las consecuencias. Sí, la chica guapa acaba con el chico rebelde y guay que acaba siendo el gran triunfador de las carreras.
Pero es algo más. Entiendo a la gente que no les guste, pues esta película no está hecha para sorprender ni pasará a la historia con unos giros de tuerca de infarto. Es muy lineal y predecible, pero tiene algo. Algo que cautiva. Al menos en mi caso, claro.
Lo mejor de la película sin duda es Han, el japo que adopta a Sean, el norteamericano. Un personaje que está metido en la mafia Yakuza, y hace negocios con Takashi, el malo malote del film. Un japo que aparentemente vive su vida sin más, de forma tranquila y sin adrenalina pero que esconde algo menos superficial que muestre a la luz, aunque Sean conseguirá conocerlo bastante bien.
Buena fotografía. Buena ambientación, y si te gusta el tuning… los coches. La música va acorde con el tipo de película, que siempre se agradece.
Lo peor de la película es que no ofrece más. Pasas un buen rato y reflexionas sobre ella, pero cuesta encontrar su magnetismo. Muchos la considerarán un producto de usar y tirar, y en cierto modo lo es, aunque contenga escenas que como mínimo llegan a conmover.
Si te gustan los coches, mírala. Si te gusta la acción y emoción, se deja ver. Si te gustan las películas muy típicas pero con algo diferente, recomendable.
Si te gusta la saga a todo gas, te encantará.
En caso contrario a lo comentado, no la veas. Te parecerá malísima.
Si tu novia la Jessy te pide un día que veáis una peli ahí guapa, ten en cuenta que debes elegir una que, a la vez que os entretenga, os haga ver la vida de color de rosa. Aparca tu Seat León amarillo y vete corriendo al videoclub más cercano para disfrutar de este espectáculo sin parangón en el mundo del cine. A veces, sólo a veces, el séptimo arte eleva nuestro espíritu a cotas que de otra manera sería imposible soñar. Como unas llantas de aleación de fibra de carbono que vienen de serie y por las que no tienes que pagar. Pues algo así.
Porque sí, querido amigo, Hollywood ha hecho la versión definitiva del clásico, la revisión mejorada y corregida como por arte de subwoofer de la ya mítica chu fas chu furius . Pero ahora con chinos y mogollón de gente con tatoos.
Tokyo Race es un trepidante thriller de acción situado en Tokio (Race). Bajo el pretexto de una carrera, el genial director Justin Lin nos ofrece una romántica visión de la vida, de los deseos más hondos y nobles del ser humano, para llevarnos a 312,3 km/h por la carretera de los sueños.
Si creías que tus papás tenían razón al decir que estudiaras, esta obra te demuestra que estaban equivocados. Lo que importa en la vida es tener el buga to guapo, que sea capaz de coger los 200 km/h y que tenga sitio en el cristal tintado de atrás para poner el nombre de tu churri y el tuyo con la bandera de España. Así podrás competir por las carreteras de Castilla con señores de 70 años a los que les pasarás como un bólido, demostrando que la tienes más grande que ellos y que su vida se ha consumido en un sinfín de proyectos absurdos que culminan a menos de 60 km/h en una vía rápida de Benavente.
Aprovecha tu vida. Tunea el coche. Lleva contigo a la Vane, a la Jessy o a la Jenny. Come cachopos. Añade altavoces hasta en la baca. Pon pegatinas de Sparco incluso dentro del maletero. Consume mucha carne de vacuno, venao, ciervo o jabalí. Y sobre todo, no dejes de ver Tokio Race. Serás el rey del polígono.
Bochornosa tercera entrega en la que queda patente el poco interés por convencer a una gran mayoría, centrando única y exclusivamente el producto a aquellos quinceañeros ansiosos por cumplir los dieciocho para poder manejar sus propios carros tuneados al son del hip hop.
Resulta que como el chaval que aquí sale es un bala perdida con esto de las carreras ilegales, la madre lo manda al Japón (nada menos). Y justo al primer sitio de Tokio a donde va a parar (como si en todos los barrios del mundo fuese lo normal) se montan carreras ilegales con coches valorados en billones de euros. El hecho de que él no tenga allí vehículo es lo de menos, ya que un mafieta japonés con el que jamás ha cruzado palabra le regalará las llaves del suyo. Así por las buenas. Y si lo destroza no pasa nada, le regala otro al siguiente día.
Mucha música rapera, muchas tías con generoso escote dando la salida, apuestas entre los participantes en el que el premio es la novia, y aun queda lo mejor, la auténtica mafia japonesa comprometiéndose a ceder la zona (a cambio de nada) al primer niñato extranjero que se lo apueste en la carrera. Como si no tuviesen otros asuntos ilegales más importantes a los que acudir.
Aparte de unas competiciones (bastante flojas visualmente) Tokyo Race no ofrece absolutamente nada de nada. En serio, después de verla me siento avergonzado por la elevada nota que di a su primera parte.
05:00
Oh, my God! ¡Tengo que escribir una crítica en menos de cinco minutos sobre A todo gas: Tokyo Race! Película complicada que entra dentro de la saga conocida también como A todo truño aka Derrape total de neuronas.
04:30
Después de un inicio tan inteligente que hace y convierte en obras pedantes de arte desmesurado la filmografía completa de Chiquito de la Calzada, con trata de blancas incluido en el pack, uno puede llegar a preguntarse la cantidad de medios que emplea jollywud para realizar películas tan pretendidamente estúpidas.
04:00
La cosa es ir de gallitos, empotrase y matarse (y no precisamente en ese orden). Que si Mira, ¡no hables con mi chica!, etc., etc. y etc.
03:30
Llevarse la acción a Tokio puede entenderse como operación de marketing pero Justin Lin no ha entendido nada sobre el cine de acción contemporáneo actual oriental. Simplemente se ha limitado a realizar un filme de yakuzas adolescentes en los límites del reino del mainstream americano.
03:00
Presenciar como un niñato japo se despeña y el resto aplaude entra dentro de los anales de la pornografía del cine comercial actual.
02:30
Desconozco el motivo por el cuál la DGT se gasta millones en campañas destinadas a los jóvenes y permite que se sacralicen las películas de esta saga…aunque tiene aviso al final: Las escenas que han tenido lugar en este filme son peligrosas y han sido rodadas por profesionales. En el punto exacto en el que se suelen encender las luces y nadie lee la pantalla. Ah, ¿es que algún joven que forme parte del target de A todo gas: Tokyo Race sabe leer? Las señales de tráfico seguramente sólo en el examen para sacarse el carné.
02:00
¿De qué hablo en estos dos minutos?
01:30
¿?
01:00
[…]
00:30
[…]
Eso y música machacona cada dos por tres es en lo que se basa la película.
Sólo hay que ver como comienza la película para comprobar que es lo que se va a comprobar. Chico protagonista habla con chica guapa, entonces chico malote suelta un ¿estás hablando con mi chica?
Para echarse a temblar.
Y como al prota le van los coches y las carreras tiene que mudarse una y otra vez. Y al final lo empaquetan a Japón, con los chicos de los ojos rasgados.
Y ojo al dato. Se supone que el prota es menor de edad. Mínimo tiene 5 años de más. ¿No se podía haber buscado a alguien más real? Aparte tampoco es que tuviese mucho pedigrí.
Esa es otra, se supone que es de la saga A todo gas pero de eso solo tiene el nombre y las carreras, los protagonistas son todos diferentes. ¿Sería que querían asegurar un porcentaje en taquilla?
Por descontado el chico se meterá en problemas con unos japoneses chungos que conducen bugas megamolones, que montan las fiestas de la hostia y hacen lo que les da la gana. Algo habitual.
Luego al final pasa lo lógico, cuando hay problemas con la mafia, jugarte las cosas con carreras. Al Capone lo aprobaría, indudablemente.
Pese a la inverosimilitud de la película, por lo menos es entretenida. Eso sí, hay momentos en los que te vendrán ganas de darte de cabezazos con la pared. No lo hagas, duele.
Y el cameo de Vin Diesel, breve y revitalizante.