A escondidas
Sinopsis de la película
Ibrahim, un chico marroquí de 16 años, camina solo y desorientado por una carretera de las afueras de una gran ciudad. Sabe que en dos días lo van a expulsar del país, así que coge su petate y se fuga. No tiene a dónde ir. En una discoteca, Rafa, un chico español de 15 años, está de los nervios porque no se cree capaz de satisfacer lo que espera de él la chica que lo acompaña. El destino de Ibrahim y Rafa se cruzan, y la influencia que ejercen el uno sobre el otro será tal que empezarán a sentir cosas que no podrán controlar.
Detalles de la película
- Titulo Original: A escondidas
- Año: 2014
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
5.8
81 valoraciones en total
Mikel Rueda ofrece en A escondidas una película poco frecuente en el cine estatal. Su último corto, Agua , ya ofrecía elementos en los que ahora, en el largo y con más tiempo, profundiza con más ahínco. Me refiero a las secuencias de piscina, a la competición y al rechazo a ella. Es obvio que la película de Rueda bebe de esa gran fuente de inspiración que es Gus Van Sant. Muy especialmente, habría que citar Paranoid Park . El tratamiento sonoro, las secuencias en las vías del tren, los pasajes musicales, ya formaban parte de la galardonada película del director estadounidense. Igualmente, los momentos acuáticos me hacen recordar a Naissance des pievres de Céline Sciamma. Sin embargo, cito estos ejemplos en el buen sentido. Es cierto que la historia de A escondidas no es algo fuera de lo conocido, ni demasiado novedoso. Pero el modo de afrontar la historia por parte del director bilbaíno sí que merece un interés, un respeto. La película huye de lo cursi, escapa de dramatismos excesivos. Y personalmente, creo que se cierra con un último plano muy acertado.
A escondidas, debut en la dirección de largometrajes de Mikel Rueda, una película pequeña y de embalaje sencillo y funcional que ha levantado numerosas adhesiones entre la crítica especializada, que ya la cuentan también entre las favoritas a premio en esta edición. Esta historia de flechazo homosexual entre dos adolescentes, uno español y otro inmigrante marroquí, trata de apartarse de los tan manidos lugares comunes sondeados por tantos dramas de idéntica o parecida temática, para contar libre de prejuicios el nacimiento del amor en el momento de nuestras vidas en el que más puro, más cándido y más irreflexivo, menos condicionado es. Sin embargo, y a pesar de un arranque en verdad prometedor, donde en montaje asincrónico vamos descubriendo los pormenores de esa atracción mutua que se establece entre los dos protagonistas, la cinta se trunca en su tercio final.
Lo que había comenzado con un interesante planteamiento, que lograba salvar (a veces in extremis) las convenciones establecidas, se tuerce cuando el guión deja de poner el foco en la mutua atracción que une a los protagonistas y dota de importancia al conflicto dramático llamado a condicionar y dotarle de dimensiones trágicas a la pareja. Y no porque tal conflicto esté mal planteado, al contrario: la verosimilitud al respecto cobra en A escondidas un alto nivel de ejecución, sino porque la brillantez de su inicio desemboca en situaciones forzadas y un tanto raquíticas en lo que a la relación de los dos chavales se refiere. Los buenos diálogos del principio se transforman entonces en frases de manual y el naturalismo, tan caro de conseguir, de sus actores debutantes se convierte en impostura al final, cuando los intérpretes han de lidiar con secuencias y situaciones, quizás, algo alejadas de sus propias vivencias personales y en las que se percibe de forma molestamente evidente el coach al que han sido sometidos para su correcta ejecución. Las presencias en papeles de colaboración de los siempre eficaces Álex Angulo y Ana Wagener otorga cierta dignidad al producto final.
Una película hecha con cabeza. Probablemente hubiese rozado la perfección si, en cuanto a aspectos técnicos, se hubiese hecho de otra manera pues la cinta da muchos saltos que hacen que el espectador se desoriente hasta que acaba por acostumbrarse. Las interpretaciones son fabulosas, ofreciendo gran realismo a esta historia que te hace vivir emoción tras emoción.
La cinta refleja a la perfección las dudas sobre la sexualidad tratándolas con pinceladas de sensibilidad y discreción, haciendo de la película un valioso canto al amor interior y a la amistad.
Fui a verla sin saber mucho que esperar, solo sabía que iba a ver una historia de un chico español y un chico marroquí. Debo admitir que me gustó mucho. Vamos por partes:
Desde el punto de vista de guión si parece un poco algo de televisión pero los chicos me convencen totalmente, sobre todo el chico español que lo hace estupendamente. Creo que logra trasmitir el cariño que siente por Ibra (el chico marroquí) sin caer en ningún cliché porque como tal, y es mi opinión, a esa edad el concepto gay es un poco difuso.
Ibra ha sido más maltratado por la vida y su historia es la clásica del tio que nadie quiere y en cuanto siente afecto pues se redime un poco.
Desde el punto de vista de la peli, las tomas difusas y la luz ayuda mucho a crear cierta intimidad, atmósfera.
La verdad me pareció una peli tierna e íntima que habla de dos personas que están aprendiendo del mundo. Me gustó!!!
No es suficiente con que una película resulte espontánea, o los personajes se comporten de manera tan cercana como si fueran tus vecinos del quinto. Una película debe completarse con mucho más que naturalidad y proximidad. La historia que se cuenta ha de atraparnos, seducirnos, o cuanto menos interesar.
A escondidas no ofrece elementos dramáticos suficientes para interesar mucho más de media hora, tiempo suficiente para que las claves de sus protagonistas dejen de tener misterio. Y si no existe drama suficiente, misterio, pasión, dolor, o cualquiera de las emociones que nos mueven a visionar una película ¿A que nos enfrentamos? A la nada más absoluta.