800 balas
Sinopsis de la película
Almería, desierto de Tabernas, año 2002. Texas Hollywood es un polvoriento poblado del Oeste donde hace ya décadas que no se ruedan películas. Allí malvive Julián (Sancho Gracia), un veterano especialista de cine que está de vuelta de todo. Con él trabajan otros marginados y nostálgicos sin remedio: Cheyen (Ángel de Andrés), el pistolero cobarde, Manuel (Manuel Tallafé), el doble temerario, Arrastrao (Enrique Martínez), el jinete sin suerte, Ahorcado (Eduardo Gómez), el colgado triste, Enterrador (Luciano Federico), el italiano gafado, Don Mariano (Ramón Barea), el dueño del poblado… y media docena de gitanos disfrazados de indios. Se ganan la vida recreando patéticas escenas de acción para los escasos turistas guiris que visitan la zona. De la noche a la mañana, la vida de estos pobres diablos da un vuelco con la aparición de Carlos (Luis Castro), un niño que asegura ser nieto de Julián. Mientras Rocío (Terele Pávez), la abuela del crío, se desespera en su chalet de dos plantas, la madre, Laura (Carmen Maura), una ejecutiva agresiva, decide enfrentarse a los fantasmas del pasado con el apoyo incondicional -e interesado- de su socio Scott (Eusebio Poncela), un tiburón de las finanzas. A partir de ese momento, las heridas mal cicatrizadas se combinan con la especulación inmobiliaria en una tormenta tragicómica de imprevisibles consecuencias.
Detalles de la película
- Titulo Original: 800 balas
- Año: 2002
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
5.5
92 valoraciones en total
800 balas no es técnicamente un spaghetti western, pero es sin duda uno de los mejores homenajes rodados en estos últimos años, tanto a los westerns mediterraneos, como en especial a los especialistas que rodaron aquellas escenas, y que muchas veces ni aparecían en los créditos.
Rodada por uno de los mejores directores españoles del momento, 800 balas se nos presenta con la habitual ironía y el humor de Alex de la Iglesia, aunque realmente, es una historia triste sobre unos perdedores, que pese a todo, siguen soñando con un mundo que hace años que desapareció.
Más allá de los sentimientos que encierra 800 balas, no por ello se descuida su parte artística. Al igual que ya hizo en su Acción Mutante , el director nos presenta un grupo muy carismático, que se queda en la memoria del espectador durante mucho tiempo. Mención especial al enterrador, ese italiano que vino a Almeria en los ochenta a rodar un spaghetti western, pero unas lluvias torrenciales mandó al infierno el rodaje, e hizo que el italiano no pudiera salir más de Almeria.
Seguramente, el director hubiera querido rodar un verdadero western, pero sabedor de lo difícil de que ese proyecto pudiera haber salido adelante, optó por el camino del medio, y rodó una historia del cine dentro del cine, que logra su objetivo de divertir tanto al espectador normal como al amante de las pelis del oeste .
Con El Día de la Bestia (1995) y La comunidad (2000), Álex de la Iglesia se confirmó como uno de los autores más personales y taquilleros de nuestro cine. Cuando parecía que el solvente director vasco afianzaba su estilo y conseguía introducirnos en su terrorífico mundo cotidiano, llegaron sus 800 balas, un ejercicio presuntuoso y egocéntrico, de una ambición desmesurada, y apegado a una búsqueda insaciable de comercialidad.
Homenaje
Sergio Leone renové hace algunas décadas el género del western. Con la ayuda de la estrella Clint Eastwood, rodó algunas muestras de gran calibre. Ahí están Por un puñado de dólares y El bueno, el feo y el malo, filmadas enteramente en el desierto de Almería, lugar donde rueda también Álex sus 800 balas y homenajea a los especialistas de aquella época.
A pesar que no se le puede negar a Álex de la Iglesia su habilidad para coordinar una superproducción (6 millones de euros de presupuesto), el argumento es una mera excusa para llevar a cabo un despilfarro innecesario de medios y trasladarnos a la más paupérrima versión del humor, ésa que remite al chiste fácil, absurdo, basto, chabacano.
Despropósitos
Tal vez desbordado por la numerosa cantidad de premios, tal vez acuciado por la necesidad apremiante de hacer un producto cualquiera, el director no ha sabido recompensar a todos sus seguidores y ha parido, él solito, un producto autocomplaciente, que no hay por donde cogerlo si no llega a ser por los extraordinarios y rítmicos títulos de crédito, que ya anteceden una inspiración invadida por el cómic y las novelas serie B del oeste. Para eso y para la música sí ha sabido rodearse de buenos técnicos.
Consciente del tirón que tiene entre el público, sobre todo el joven, se ha sumado a la tarea de productor, olvidándose por completo del argumento, que ha sido siempre la virtud de sus films. A lo largo de las excesivamente densas dos horas de metraje, se asiste a situaciones previsibles y forzadas. Sólo en muy pocas ocasiones surge una pequeña sonrisa producto de la brillantez de su genio, pero rápidamente todo se desinfla de nuevo debido a la escasez de carcajadas y la saturación de gags. 800 balas decepcionará enormemente a los seguidores de Alex, se encontrarán con un niño que recurre a las provocaciones más oportunistas y ordinarias, cayendo en la más absoluta vulgarización y pobreza de los diálogos. El film sólo será recordado por la solvencia de Sancho Gracia, único personaje que consigue sortear con maestría el límite peligroso de la parodia, pero ni con la ayuda de su buen amigo Clint (el mejor gag de esta obra sin lugar a dudas, junto al del ahorcado), consigue salvar este despropósito de proyecto, inverosímil, repleto de irregularidades y desafortunado.
Hay pocos directores españoles que puedan levantar de verdad la industria cinematográfica nacional, sin lugar a dudas uno de ellos es Álex de la Iglesia. Por eso mismo todos los que nos ha encantado su cine estamos un tanto preocupados ya que la racha negativa que lleva puede convertirse en tendencia y la tendencia en norma.
Para muchos los traspiés de Álex comenzaron aquí con 800 balas, vaya por delante que me reí en varias escenas como hacia tiempo, pero en conjunto y sobre todo con ese final un tanto hortera la cosa no da para mucho más.
Y menos mal que está Sancho Gracia, uno de esos actores que resumen mejor que nadie como es un español, chulo, malhablado, putero pero con dos pelotas y un palo. Cuanto hay que agradecer a José Luis Cuerda que lo recuperase para el cine después de tantos años desaparecido.
En cambio ni Carmen Maura ni Eusebio Poncela ni algunos secundarios -¿quién eligió al niño ese? ¡qué horror!- están precisamente para recordar, pero lo peor es que a Álex se le va el guión de la manos y termina por hacer un pastiche de una parodia, y eso es rizar demasiado el rizo para que te salga bien.
Por lo demás yo la vi entretenida y disfrutable, ya sabemos que no es ninguna maravilla y que a su director hay que exigirle más-entre otras cosas que deje de hacer tanta televisión- pero según esta el cine español en nuestros días como para quejarnos.
Bueno, la verdad es que nunca me había decidido a ver nada de Alex de la Iglesia hasta ahora y para ello decidí elegir esta película a la que hay que reconocerle unas buenas intenciones que, quizás, no hayan sido suficientes para sacarle mayor provecho. La película se me ha hecho algo larga y pesada, sinceramente, con grandes altibajos en su ritmo, hay momentos en los que realmente no me he sentido nada identificada con sus personajes. Pero, las cosas como son, De la Iglesia ha sacado un gran provecho de todo el apartado técnico, que me ha parecido brillante, desde esa secuencia inicial y esos pedazos de créditos iniciales, hasta la ambientación y decorados, terminando por una buena fotografía. Estoy totalmente de acuerdo con uno de los usuarios en que la banda sonora que se ha sacado de la manga Roque Baños es una pasada, espectacular, no tiene nada que envidiar a los grandes compositores del mundo de Hollywood. En el apartado de actuaciones, Sancho Gracia renació de sus cenizas cual ave Fénix y está sublime con un personaje hecho a su medida. Angel de Andrés López es uno de nuestros grandes secundarios, un actor que me gusta mucho y aquí no defrauda. La gran Carmen Maura poco puede hacer con un personaje, esta vez, poco desarrollado y muy desdibujado, al igual que otro grande como es Eusebio Poncela, cuyo papel me parece poco o nada creíble. El niño Luis Castro está correcto, consiguiendo no caer repelente como suele pasarle a los niños en las películas en las que aparecen. Los divertidos Cesáreo Estébanez y Eduardo Gómez están correctos y la gran Terele Pávez está como en ella es habitual, perfecta, y éso que su papel es completamente secundario, pero esta actriz tiene una personalidad arrolladora. Lo que sí que no me ha gustado nada es la escena que comparten Yoima Valdés y el niño (los que han visto la peli sabrán a qué me refiero), me ha parecido de muy mal gusto y que no venía a cuento. Por lo demás, una película que brinda un homenaje a todos aquellos que se ganaban la vida doblando a las estrellas en este tipo de cine, tema original dentro de nuestro cine, pero fallida.
Se me ha sido devuelta una crítica por salirme en el contesto de lo que debe ser una crítica. Así que corrijo parte de ella y le dedico unas pocas más de lineas a mi comentario sobre la película, y le resto algunos del comentario extra . Espero que no suponga ningún problema porque creo que mis palabras son tan válidas como las de cualquier otro, y aquí se lee de todo.
O follamos todos o la puta al río, como se diría.
Pues bien: Crítica a 800 Balas ,
Simpática película hecha por y para los españoles en donde nos vuelven a meter el sello patrio indiscutible, Reírnos de lo nuestro. Sí amigos, por mucho que nos quejemos del cutrerío hispano en la pantalla, siempre seguiremos viendo en nuestro cine esos pequeños detalles que pasan en todas partes, pero que sólo nosotros nos atrevemos a rodar.
La película no es para estar riendo durante las dos horas sin parar… pero tiene algunos puntos que son verdaderamente simpáticos.
A mí particularmente me fascina Carmen Maura, motivo por el que le subo un puntito más a la nota final.
En spoiler comentario extra,