199 recetas para ser feliz
Sinopsis de la película
Hace calor en Barcelona. Una pareja de chilenos recibe la visita de una muchacha de Santiago. Él pierde la cabeza. Ella se afiebra recordando la muerte de su hermano. En las librerías se ofrece un libro que promete la felicidad, pero nadie lo compra.
Detalles de la película
- Titulo Original: 199 recetas para se feliz
- Año: 2008
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
3.3
77 valoraciones en total
De Andrés Waissbluth (Los Debutantes), llega a nuestros cines esta co producción chileno-española, un complicado recetario de felicidad. Tomás (Pablo Macaya) vive junto a Helena (Tamara Garea) desde hace 3 años en Barcelona. Él trabaja en una editorial y está a punto de lanzar el nuevo libro de su amigo titulado 199 Recetas para Ser Feliz. Ella, aún no supera la pérdida de Milo, su hermano menor, quien falleció hace muy poco en un paseo que hacía junto a su novia, Sandra (Andrea García-Huidobro). Y es ésta última quien, un día, llega a la casa en España, cumpliendo la visita que ya había planeado junto al hermano de Helena.
La cinta ya habia sido estrenada en el reciente Festival Internacional de Cine del Norte de Chile, en donde se llevó el Premio del Público, por la máxima cantidad de público que la presenció.
Tratando de soportar el intenso calor que azota por esos días a la ciudad, y mientras Helena sufre una complicada depresión producto de la pérdida de su hermano, Sandra viene a regalar frescura, compañía y, sobre todo, remover hormonas tanto en Tomás como en Helena, quienes últimamente llevaban una desgastada vida sexual (entiéndase también como crisis de pareja a los 30). En un constante letargo por parte de los personajes, la historia se pasea por los distintos conflictos personales de cada uno. Lleno de situaciones íntimas, cerrados tiros de cámaras, y más de algún otro novedoso recurso estético, la mayoría de las escenas se desarrollan en el interior de la casa de la pareja y en algunos parajes de la gran ciudad.
Como ya se está haciendo costumbre en los últimos filmes nacionales, el excelente trabajo de fotografía resulta clave para darle sentido a los hechos, y transmitir con mayor intensidad las emociones sobre las cuales la película se mantiene: una depresión contenida recurrente en la sociedad chilena, esta vez llevada a otro escenario de manera muy sutil, y lo suficientemente cuidada. Por ahí, puede resultar un tanto esquiva la escuela teatral de los actores en escena, que resulta muy evidente, lo que en ciertos aspectos puede sacarnos de la realidad en la que viven, pero no por eso dejan de tener la coherencia suficiente para darle vida a los personajes, siendo el hilo narrativo dramático el fuerte de esta película que, sin duda, se sale de los márgenes tradicionales. En deuda queda un mayor desarrollo de los personajes o, visto de otro modo, la consagración de los hechos y acciones, que pueden quedar sin la respuesta adecuada a las miradas perdidas y estímulos que entre ellos se regalan.
La cinta fue calificada para mayores de 14 años, por los desnudos y explícitas escenas lésbicas. Por otra parte y sobresaliendo sin duda, es su banda sonora que calza a la perfección a cargo de Nutria, Pebre y Cristian Heyne, llenando de matices el perturbado y caluroso vivir de este trío de emociones, llenos de amargura y deseo, que empiezan a encontrar nuevos sentidos en sus vidas.
Una película que no es agradable para cualquier tipo de público -mucho menos para el buen conservador- pero tampoco pretende hacerlo, y ahí está la pretensión de la que tanto se comenta en este tipo de cintas. Esa pretensión que para algunos es soberbia, para otros es jugársela. Yo, me quedo con la última, y la intención en la vanguardia siempre se agradece. Esto es, la consolidación de Waissbluth como un director maduro, que ya forma parte del nuevo cine chileno, un formato dogmatizado, en donde las emociones van más allá que un par de actores famosos y los recursos pasan al primer plano.
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http://www.elotrocine.cl
Pretenciosa bazofia indescifrable, llena de situaciones rebuscadas, copia de copias de copias de películas independientes, de esas que ya hace tiempo aburren hasta los gafapastas. Eso si, que no falte la teta, el desnudo (muy artístico ) y la tensión sexual en un ambiente de tedio y de vanidad estilística vacía de todo contenido. Ni hablar del esnobismo espantoso en esas frases en catalán que por educación y respeto deberían traducirse, pero no, así quedaba más cool aunque nadie entienda nada. Vergüenza ajena es lo que mejor define a esta especie de película.¿Hasta cuando el cine chileno pretende imitar al francés o danés? ¿No se dan cuenta estos brillantes directores que están haciendo el ridículo? Deberían meterse con los problemas o situaciones de la gente real de su país. En fin, que se den una vuelta por su tierra, sus barrios o campos antes de venir a defecar sus ambiciones y su vanidad esnob a un país extranjero, que dan ganas de vomitar.