1942: La gran ofensiva
Sinopsis de la película
Basada en las memorias de Vyacheslav Kondratyev, aborda la batalla de la ciudad de Rzhev durante la segunda guerra mundial de 1942-1943. Dicha batalla fue clave en la lucha para romper el devastador asedio nazi. Se produjo un baño de sangre, murieron más de 400 mil personas y hubo 900 mil heridos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Rzhev
- Año: 2019
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
5.7
46 valoraciones en total
Porque ese es el tema. Todos eran humanos, desde el último e insignificante soldado ruso o alemán, hasta el mando más alto.
No estoy de acuerdo en que esto sea el Álamo . Aquello fue una auténtica fantasmada hecha por John Wayne para mayor gloria de un bando, cuya historia real incluso ha debido de ser quizá algo exageradilla en muchos libros de historia, no digamos ya la fantasmada de la película que se montaron con todos los clichés pertinentes de Jolivú.
A todo esto, aquí no se cuenta en absoluto la pedazo batalla a la que alude la sinopsis, sino un episodio aislado de la misma, con muchísimos menos soldados implicados.
Para mi mayúscula sorpresa, aquí todo es creíble. No hay exageraciones. Cada acontecimiento que aparece en la película, sea verídico o no (la veracidad de los hechos no debiera ser relevante porque no es un documental), es perfectamente factible, que es el punto. No hay fantasmadas. Esto es lo que importa, y en lo que sobresale.
Tampoco hay maniqueísmo, de buenos muy buenos y malos muy malos. Todos tienen sus cosas, sus miserias, sus virtudes y sus defectos. Varios personajes son dibujados a la perfección, con sencillez y naturalidad, y siempre con coherencia aunque esta se haga de rogar y no llegue pronto en algún personaje. Ni demasiados personajes principales , ni demasiado pocos. Sin protagonistas claramente definidos.
Será porque es una película ya rusa y no una soviética, o por lo que sea, aquí los soviéticos -y los alemanes- son humanos. Son antiguos granjeros, maestros, ladrones, estudiantes, que a la fuerza o voluntariamente -sí, también hay voluntarios-, se ven embarcados en una guerra muy jodida. Es que nos invaden unos fulanos alemanes que tienen una tecnología del copón y que encima, pelean como dios, y hay que arrimar el hombro para que no nos engullan como a más de media Europa.
Aquí los rusos no son ni carne de cañón echada al circo para morir ganando por pura superioridad númerica, empujados a punta de pistola por malvados comisarios políticos, como dicta el dogma de la típica propaganda estadounidense, con dirigentes y generales estalinistas medio lelos o directamente retrasados mentales. Pero tampoco generales infalibles o héroes idealizados, haciendo fantasmadas, como en tantas y tantas cintas estadounidenses de exaltación patriótica, y también en sus homónimas soviéticas o rusas con la misma o peor exaltación patriótica hiperbólica en pro de la épica. Los alemanes, aunque tienen escasos diálogos porque se cuenta la historia de un pelotón, no de los otros pelotones y compañías soviéticos, ni los de los enemigos, son lo que son, aun siendo el enemigo teórico. Aparece como lo que es y hasta se menciona así en la película. Un ejército formidable en capacidad tecnológica y espíritu de lucha. Ni son unos gilipollas o simples marionetas que no saben disparar o por dónde andan, ni son unos malos malísimos en cada cosa que hacen, como en tantas y tantas cintas, .
Aquí se cuenta una batalla sin más. Un bando sigue unas tácticas -creíbles- con los medios que tiene, y el otro hace lo propio -de manera creíble también-, llegándose a un resultado, también creíble (quizá lo más creíble, spoiler). Nada chirría, nada se ve fuera de lugar. Vamos, que se ve como si un reportero de guerra se hubiera visto embarcado en esa batalla en las filas soviéticas, pudiendo haberse visto en las trincheras contrarias.
No se deja de lado alguna referencia a las brutalidades con población civil que tanto se exageran -a mi juicio- en filmes como la muy conocida Masacre, ven y mira , en la que queman a gente viva y los alemanes lo hacen tan contentos y tan panchos y anchos, como quien toma un café, en plan psicópata. Aquí se ve alguna de esas brutalidades que todo bando comete (aunque sólo los vencedores cuenten las de los otros), pero de manera simple, sin vaselina pero sin calzador, sin exageración o tergiversación, sin querer decir tú fuiste más malo, sino como un devenir más, guerra es guerra, en ese campo concreto de batalla. Fue lo que fue, y punto. Pudo ser verdad o no, pero se plantea como acontecimiento de guerra sin más, sin -aparentemente- otros mensajistos subyacentes, para un lado o para el de más allá.
No hay diálogos estúpidos o sobrantes, no hay actitudes caricaturescas de nadie, y cuando casi las hay, acaban volviendo a su cauce (zona spoiler).
Estupendamenter filmada, con oficio. No hay preciosismo o rollo onírico oriental, ni dejes occidentaloides. Es que no hay clichés, o yo no se los veo, ni falta que le hace. Buenos efectos especiales, todos y cada uno. Sangre sin gore gratuito. Realismo en su justa medida, sin surrealismo ruso ni hiperrealismo a lo Spielberg o Gibson. Nada parece exagerado, raro o fuera de lugar, y esto lo dice todo. Equilibrio perfecto.
Encima, muy buenas interpretaciones (siempre me aseguro bien, porque veo todo, y digo todo, en sus versiones originales).
El único defecto que le veo a esta película es que se acaba. No porque el final sea abrupto o no lo tenga, que lo tiene y no me parece para nada malo, sino porque llevaba tan embobado e inmerso en la película desde su comienzo, que el fundido final fue como un corte de rollo, como un coitus interruptus.
En cine bélico (y he visto mucho, pero que mucho, por no decir todo o casi todo, por ahí andan mis votaciones de las que aquí he votado), nunca he visto una cinta tan correcta, tan redonda, tan honesta, tan equilibrada. Pienso en algún defecto, y no le encuentro ninguno, quizá que hay películas muy contadas, de varios géneros, que me emocionan, y esta, de tan equilibrada, no lo consigue, pero es que tampoco lo pretende ni hace trampas para buscar la lágrima, fácil o difícil.
No me ha emocionado, pero sí sorprendido, y mucho, como también me ha maravillado por todo lo que he dicho y no recuerdo haber visto antes. Así que con la misma sencillez, la recomiendo encarecidamente a todo el que le guste el cine bélico, le casco un diez y me quedo tan ancho.
Cualquiera que haya visto «El Álamo» la recordará viendo esta película. Entre otras cosas, porque el comandante ruso se parece mucho a John Wayne. Ya se ve que los rusos también quieren tener su David Crockett. Pero, además, la situación es muy similar: una defensa imposible de un lugar indefendible en aras de la victoria en otra batalla mayor.
Me ha parecido una buena película. Crítica con ambos bandos, es toda una defensa de la persona humana frente al sistema que quiere ahogar su individualidad. Las interpretaciones son magníficas. Destaco la del comandante y la del prisionero, que es una especie de sacerdote y poeta en un escenario de balas y muerte.
No sé, quizá la sobrevaloro, no esperaba tanto.
Interesante, a priori, aproximación de la industria cinematográfica rusa a las batallas de Rzhev, no demasiado conocidas, o no tanto como las de Leningrado y, sobre todo, Stalingrado. Quizá porque en su momento se saldaron con sendas y abultadísimas derrotas: se calcula que sólo en el bando soviético hubo más de un millón de muertos. Si bien es cierto que ofuscaron a la Wehrmacht hasta el punto de no poder acudir al rescate del 6º Ejército, letalmente embolsado en la antedicha Stalingrado.
Maticé al principio que esta 1942: La gran ofensiva encerraba interés a priori. Y es que, con todo y funcionar a las mil maravillas en los tramos más netamente aventureros —su director, Igor Kopylov manifiesta indudables dotes para las escenas de acción—, el resto hace gala de una tosquedad argumental, no sé si causa o consecuencia —probablemente ambas— de una voluntad, igualmente torpe, de propaganda, en su caso alineada con ese nacionalpopulismo que, junto a una dosis nada desdeñable y escasamente disimulada de limitación de libertades y derechos, cuando no persecución de cualquier atisbo de disidencia, tan buenos réditos electorales lleva ya dos décadas largas proporcionándole al (neo) zar Vladímir Putin.
Así, un arranque sencillamente espectacular va a dar lugar a una colección de estampas presididas por un sonrojante maniqueísmo a tres bandas —alemanes, malos, comunistas un poco menos malos, rusos de pura cepa y ortodoxos de toda la vida, buenos— de muy ardua, por no decir imposible, digestión. Las sucesivas explosiones de violencia, pese —insisto— a la innegable pericia técnica de sus responsables, no logran hacer remontar el vuelo de una película en exceso deudora de unos intereses políticos, como casi siempre, espurios.
Esta película me ha sorprendido mucho sobre todo por su realismo y como es capaz de llevar al espectador hasta la asfixiante sensación de que la guerra la tenemos encima. Por otro lado hace ya un tiempo que la 2ª Guerra Mundial vista desde otro punto de vista (al habitual de los aliados) es muy interesante, estas películas (en su mayoría rusas) te cuentan como otras potencias quieren recordar a sus héroes .
La película tiene buena imagen y unos efectos decentes, el ritmo es constante y no te aburre nunca.