12:08 al este de Bucarest
Sinopsis de la película
¿Qué pasaría si 16 años después de la revolución rumana y la caída de Ceaucescu, el dueño de un canal local de televisión rumano ofreciera a dos invitados compartir sus momentos de gloria revolucionaria? Uno es un viejo retirado y eventual Santa Claus, el otro un profesor de historia que acaba de gastarse el sueldo en saldar sus deudas de bebida.
Detalles de la película
- Titulo Original: A fost sau n-a fost? (12:08 East of Bucharest) aka
- Año: 2006
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
6.5
40 valoraciones en total
Nunca está de más ver, de vez en cuando, una producción independiente, y menos una película Rumana que en España viene una cada diez años…
12:08 al este de Bucarest se presenta como un programa de televisión en donde se debatirá si en una pequeña ciudad de Rumania hubo o no hubo revolución en 1989, con la caída del régimen soviético. El programa está dirigido por el director de una pequeña y desastrosa, televisión, junto a dos invitados estrella que dicen haber estado en la revolución: un viejo algo loco que hacía de Santa Claus hace años y un profesor endeudado por sus problemas de alcohol.
Sobre este fondo, la película cuenta con dos partes claramente diferenciadas: la presentación de personajes (que no tiene desperdicio) y el programa, desternillante.
Lo que más gusta de este film es la capacidad que tiene el director de enseñar al espectador como fue la revolución en Rumania a la vez que te partes la caja viendo un programa muy amenizado, con la utilización de tan sólo tres o cuatro planos. Quizá la última parte se hace pesada, pero tiene un final solemne que aboga por la vida y el disfrute.
Una buena opción que sorprenderá a muchos, yo me incluyo entre ellos.
Yo también tuve la oportunidad de verla en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, y, por lo tanto, me identifico con Alexei cuando cuenta lo de las carcajadas en la sala. Así fue. Resulta una película entretenida y terriblemente divertida por su guión ágil, con delirantes situaciones y diálogos locos. Desde luego, tiene mérito porque es una pelicula de limitado presupuesto y aún así consigue una pieza que se mantiene desde el principio hasta el final. Habría que señalar, además, que se trata de una interesante reflexión sobre el relativismo extremo al que a veces se llega en asuntos difíciles de aclarar y que a menudo desemboca en un nihilismo absoluto en el que es imposible conocer la verdad. Merece la pena.
Unos perdedores son llamados a un programa chapucero sobre un debate, la revuelta que acabo con la dictadura comunista…llegó a ser una revolución del pueblo, ¿si o no? Bajo esta premisa, y con unos 10 minutos iniciales que cansaran a muchos, empieza una comedía-crítica brutal sobre la situación actual de Rumania.
Mientras transcurre el caótico debate, van llamando espectadores del programa para dar su opinión sobre los acontecimientos que sucedieron ese 24 de diciembre de 1989. Muy interesante ver como han evolucionado desde entonces los personajes, como eran o que valores decían defender entonces y donde se encuentran ahora.
Si el comunismo era una mierda que privaba de libertad al pueblo, ahora con el capitalismo el pueblo es supuestamente más libre, pero se encuentra sumergido en una pobreza en la mayoría de los casos, irónicamente sobre todo en los que salieron ese día para acabar por una vez con un loco que no dudo en mandar a la policía y a los militares a disolver a tiros el intento de derrocarle (finalmente se consiguió, después de mucha sangre).
Se alterna brillantemente los momentos cómicos con las raciones de crítica, a veces van de la mano. No hace falta saber nada de los sucesos, se cuentan en el filme y las ideas principales quedan bastante claras. Personajes bien definidos, me encantó el profesor alcohólico y el viejecito que hace de Papa Noel. Buena la idea de mirar al pasado para ver el presente. Todo aquel que haya trabajado en un plato de tv o sepa de que va (no sé si incluir a los estudiantes de la universidad de medios de comunicación o como quiera que se llame ahora), tendrá en más de un momento una sonrisa en la cara (carcajada, lo que es carcajada, pocas). Al final tendrás la sensación de que ha durado demasiado poco.
Entrañable, como reza el título, pero afortunadamente difícil de clasificar. Llevada adelante con escasos recursos técnicos, esta película divierte por momentos, pero también provoca compasión por algunos de sus personajes, amargura por el marco histórico, político y social en el cual se desarrolla la trama, y simpatía por una historia que, de tan sencilla, conmueve.
El cine rumano vuelve a sorprender, ya que al igual que en La Noche del Sr. Lazarescu (así se la conoció en Argentina), con este film demuestra que cuando hay talento volcado al servicio de una idea, el dinero que demanda una producción cinematográfica pasa a un saludable segundo plano.
Estamos ante una película muy interesante desde el punto de vista político-histórica que en pocas palabras podríamos definir como una crítica contra los usos y abusos de la Historia. Me imagino que para muchos rumanos este film habrá supuesto poco menos que una carga de profundidad porque pone en cuestión muchos de los presupuestos básicos sobre los que se ha basado la existencia del régimen rumano de la era post-comunista: el régimen de Ceaucescu fue derrocado por medio de una revolución con participación ciudadana masiva y espontánea. Sin embargo esto está muy lejos de la verdad, como voy a tratar de explicar. Para los que no somos de origen rumano esta película ofrece interesantes reflexiones que bien podrían ser aplicadas a nuestra propia experiencia de los hechos concebidos como Historia (véase en un español el modo en que vivió el 20N de 1975 o el 23F de 1981) o de aquellos que nos han enseñado como tal. La película viene como anillo al dedo dado el auge de un tema como es el de la memoria y, de este modo, puede promover en cada uno de nosotros, como decía, un ejercicio de autocrítica que, por otro lado, nunca está de más. Yo soy de los que piensan (siguiendo al gran Vissarion Belinski) que el arte debe ser puesto al servicio de la reflexión y el enriquecimiento de la sociedad, es decir, debe tener una función social, por ello esta película es tan interesante tanto por su sencilla concepción como por su profundidad. Más allá de todo lo demás hay que reconocer el virtuosismo de Corneliu Porumboiu en el manejo de la comedia y la excelente actuaciónd e Mircea Andreescu, rayana en la perfección. Creo que es una de las películas que más me ha hecho reír desde que veo cine, a pesar de su trasfondo dramático, aunque el cine de Europa del este ya nos tiene acostumbrados.
Y es que el tema de la manipulación de la Historia tanto a nivel colectivo como individual con intereses de cualquier tipo es un asunto muy serio, especialmente debido a que por lo general suelen servir a los intereses de causas políticas de dudosa moral. En este caso la trascendencia de alguien como el profesor Tiberiu Manescu es mínima, sin embargo el dardo del director va dirigido a otro objetivo. Tras la revolución rumana no hubo cambio en las élites dirigentes, se puede decir que Ceacescu fue el cabeza de turco que permitió al resto de los líderes del Partido continuar de una u otra forma vinculados al poder cambiando la chaqueta comunista por la democrática o nacionalista (de modo más general esta última). Toda Europa del este se vio afectada por este fenómeno, pero nadie más que Rumanía (y probablemente Serbia). La supuesta revolución es un mito creado por estas mismas élites necesitadas de legitimidad y de que los propios ciudadanos rumanos se sintieran satisfechos con su obra histórica para evitar cualquier cuestionamiento del nuevo statu quo.