Yo, Tonya
Sinopsis de la película
Década de 1990. Tonya Harding es una prometedora patinadora sobre hielo estadounidense, una joven de clase obrera, siempre bajo la sombra de su implacable e insensible madre, pero con un talento innato capaz de hacer un triple axel en competición. En 1994, su principal rival para los Juegos Olímpicos de Invierno es su compatriota Nancy Kerrigan, a la que, poco antes de los Juegos, un matón a sueldo la golpea la rodilla con una barra de hierro. Las sospechas recayeron en el entorno de Tonya, lo que supuso el comienzo del fin de su carrera.
Detalles de la película
- Titulo Original: I, Tonya
- Año: 2017
- Duración: 121
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Opinión de la crítica
7
29 valoraciones en total
Dentro del mundo del deporte, del cine, y del espectáculo en general, nos encanta tanto crear leyendas como destruirlas. Con la familia ocurre lo mismo. Muchas veces, a quienes menos soportas es a quien has adorado desde pequeño, con quien has convivido. Quien más te quiere, más te hará sufrir , dicen. O algo así.
Pues de esto va esta cinta: sobre una patinadora amada y golpeada por su madre, por su marido, por una masa llamada público, por una crítica especializada (esa que dice saber de lo que habla aunque los criterios estéticos anden en las mismas antípodas que las estrellas o puntos que asignan) y por la vida.
Con una cámara que no para quieta y en base a un montaje dinámico, asistimos a los amores , las hostias y los odios que esta patinadora tuvo que sufrir antes, durante y después del incidente que la puso en el punto de mira de toda la sociedad estadounidense. Primero fue amada y golpeada por una madre dura y seca interpretada por una espectacular Allison Janey (¡qué recuerdos de El ala Oeste de la Casa Blanca!), luego por su violento novio y marido (un correcto Sebastian Stan) y, finalmente, por unos jueces que admiraban su patinaje pero cuyas puntuaciones para las clasificaciones locales y olímpicas tenían casi más en cuenta su vestimenta y su volátil vida personal que su técnica. Sin embargo, cuando consigue hacer lo que ninguna patinadora había hecho hasta entonces, público y crítica se rinden ante ella, empiezan a conocerla, a adorarla. A servirse de ella.
Desgraciadamente, llega el incidente. Y ahí cambia todo, incluyendo la película. Y el público. Y Margot Robbie. En la mejor interpretación de su carrera por la cantidad de registros que maneja en una única cinta, la vemos pasar de adolescente vulgar e hija sufriente a esposa maltratada y patinadora constante amargada en las derrotas y eufórica en los éxitos. Y suma y sigue. La vemos hundirse con la crítica de unos medios que la habían encumbrado para terminar haciendo del incidente pura carnaza televisiva, independientemente de si pasó lo que pasó o no.
Gracias a estas dos estupendas actrices, la película se libra de lo que de otra manera podría haber sido catalogada como una película del montón . Sinceramente, no es una película de virguerías técnicas ni de originalidad cinemática o cinematográfica, por más que conjugue falsas entrevistas con realidad, hablar a cámara al estilo de House of Cards, algún falso plano secuencia y que los efectos especiales de Margot Robbie patinando estén bastante bien. Es una película de interpretación. De actrices. De ellas. Ellas hacen todo aunque haya algún bache narrativo en el ritmo allá por los cuarenta minutos de película que dura más de lo necesario. La película habría estado perfecta con quince minutos menos. Se recupera también por el cambio a thriller en el que desembocó el rocambolesco incidente y que da una nueva oportunidad a todos (y todos y todas lo aprovechan) para seguir evolucionando intepretativamente con la película.
En definitiva, I, Tonya se ve muy bien pero que me deja la misma sensación que me dejó Dallas Buyers Club en su día: qué buenas actuaciones, la historia es interesante… pero temo que de aquí a dos años tendré que hacer esfuerzos por recorar el título, no así a las actrices.
Pero sí, creo que nadie sentirá que pierde el tiempo visionándola.
Es mi opinión.
Yo, Tonya es muchas cosas, y todas ellas muy interesantes.
Es una crítica al hambre de carnaza y polémica de la sociedad, siempre ávida por saber de escándalos para poder babear en ellos, como ejemplifica el personaje de Bobby Cannavale.
Es una reflexión sobre el éxito, la fama, y lo que algunos están dispuestos a hacer para conseguirlo, especialmente dentro del mundo del deporte de alta competición.
Y sobre todo es la historia de Tonya Harding, de su auge y caída, y aquí viene lo más interesante: Craig Gillespie y su guionista Steven Rogers no se mojan. O mejor dicho, no escurren el bulto. Así, se nos presenta a Harding como una víctima de abusos varios por parte de su madre y su marido y como alguien que ha llevado una vida de todo menos fácil, pero en ningún momento se idealiza su figura ni se atenúa el crimen por el que fue condenada judicialmente y apartada del patinaje profesional. Harding es una víctima, sí, pero en modo alguno es una santa, y eso queda muy claro en la película. Así, cada espectador puede decidir lo que cree y lo que no y formarse su propia opinión sobre la protagonista. ¿Es Tonya Harding una villana o una víctima? Posiblemente ambas. Decidan ustedes. Gillespie nos muestra los hechos con un estilo de mockumentary, con entrevistas y rupturas de la cuarta pared, que otorgan un carácter informativo a la ficción que le va estupendamente.
Solo hay un problema, que es que tiene media hora, justo después del ataque que sufre Nancy Kerrigan, en que pierde un poco de interés y el ritmo baja. La investigación policial es demasiado larga y el pulso se resiente. Afortunadamente, la última media hora compensa ese bajón con un final de antología que encadena escenas memorables una detrás de otra.
Vamos a hablar ahora del monumental trabajo de Margot Robbie. Repitamos: monumental. La Harley Quinn cinematográfica hace aquí su mejor trabajo hasta la fecha, y en un año con menos competencia se hubiera llevado todos los premios. su Tonya Harding lo tiene todo: según Robbie mire, llore, grite o ría, la vemos indefensa, orgullosa, egoísta, simpática o insoportable, y lo vemos gracias al superlativo talento de la australiana. Es una delicia ver un trabajo tan matizado, que además no juzga nunca a la persona real que interpreta. Cuando se mira al espejo antes de la última competición, cuando por fin habla a la prensa, cuando escucha su sentencia… son momentos en los que es imposible apartar la mirada de la actriz. A su lado, Allison Janney se luce con el personaje de la despreciable madre de Harding. Janney lleva años demostrando su valía (imposible olvidarla en American Beauty, Las Horas, Juno o la serie Mom) pero este es quizás su mejor trabajo. Cada vez que aparece en pantalla roba la escena, tal es su fuerza y su talento (ver el prólogo en la pista de patinaje, o cada uno de los momentos en que discute con su hija). Igualmente, no sería justo olvidar a Sebastian Stan, que también hace un trabajo excelso como el abusivo e infantil marido de la patinadora.
Una de las mejores películas de 2017, valiente, arriesgada y ácida, que mete el dedo en la llaga en muchos de nuestros defectos, como sociedad y como seres humanos.
Lo mejor: Su guión, fantástico, y las monumentales presencias de Robbie, Janney y Stan.
Lo peor: Pierde un poquito de fuelle en su segunda hora, una vez ocurre el asalto.
Hace años que esta historia pululaba por los estudios de Hollywood sin demasiadas esperanzas al retratar un suceso pretérito que la gente parecía haber olvidado.
Es extraño, porque dicho suceso fue una de las historietas más controvertidas de los años ochenta, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el panorama del cotilleo cuché. Tonya Harding, el anti prototipo de patinadora artística de la época, ruda como un leñador, de clase baja y familia desestructurada, lograba ser la primera americana en lograr un triple mortal, y a pesar del rechazo de las instituciones, pasó a convertirse en heroína de muchas y muchos. El patito feo que se convierte en cisne, pero por poco tiempo. Una de sus mayores rivales, la ñoña Nancy Kerrington, patinadora glamourosa y con técnica brillante pero sin empaque, sufrió una agresión en la que estuvo implicado el marido de la Harding, que se vio enfarrangada de golpe en todo el meollo, presionada, denostada y relegada de sus cuchillas de por vida.
El escándalo fue del gusto de las teles de la época y durante mucho, era pronunciar su nombre y los americanitos de pro escupían de inmediato como vieja supersticiosa que intuye al diablo.
Pues bien, la cinta, que hace del basado en hechos reales su mejor presentación, es una verdadera maravilla, prodigio irónico del cine popular bien hecho, y tiene su mejor baza en un reparto magnífico que a ratos parece el auténtico cast de la vida real, y sobre todo y todos, una Margot Robbie simplemente prodigiosa.
Bien escrita, rodada con mimo e interpretada de manera impresionante, la cinta está llamada a arrasar en premios y carteleras, es prácticamente perfecta.
Sólo hay que ver los créditos finales para fliparlo con imágenes de archivo documental.
Recomendable a todo el mundo, sobre todo a desconfiados de cine biográfico como yo.
La Robbie, en adelante, en mi lista de actrizones.
La historia real de la patinadora más odiada de Estados Unidos está interpretada magistralmente por Margot Robbie, una clara candidata a ganar el Oscar, así como el papel que interpreta Allison Janney de una cruel y desalmada madre.
Una película magistralmente dirigida por Craig Gillespie (La hora decisiva, El chico del millon de dólares), con un guión redondo de Steven Rogers y un trabajo de recreación de los años 80 y 90 increíble, con una selección de canciones buenisima que te traslada a la época.
Tiene un montaje exquisito que nos recuerda a películas de Scorsese con voz en off , otras como un documental basado en entrevistas con lo que se nos va mostrando la increíble historia de esta particular mujer maltratada primero por su madre y luego por su marido que contribuyeron a que tuviese una personalidad desquiciada, pero con un gran don para patinar.
La imagen que querían vender a nivel Olímpico los Estados Unidos del deporte no se correspondía en absoluto con la maleducada Tanya por lo que los jurados le restaban mucha puntuación por su manera de ser. Todo ello colapso con el conflicto que tuvo con la patinadora Nancy Kerrigan en 1994.
Robbie se preparó mucho para el papel, pero los momentos de patinaje están resueltos bastante bien con una patinadora real y con ayuda del CGI. Una buenísima película amarga y a veces divertida de esta victima o heroina incomprendida de nuestro tiempo.
Destino Arrakis.com
ORO PURO. Humor negro + toque justo de drama + actuaciones impecables + genial soundtrack + montaje TOP. Eso es todo lo que hace que I, Tonya sea una de LAS películas del año.
El primer acto es maravilla pura, no he podido despegar la mirada de lo que nos estaban contando. El segundo acto encamina la historia perfectamente para que explote de la manera más extravagante posible, y el tercer acto es una oda a la actuación de Margot Robbie. Brutal. Tanto ella, como Allison Janney están de Óscar.
Por fin alguien se ha dignado a hacer un biopic disfrutable y que va al punto álgido de la historia, sin rodeos ni sobreexplicaciones. Un 8 y directa a los Óscars.