Yo fui un asesino: el crimen de la catana (TV)
Sinopsis de la película
Yo fui un asesino es una nueva propuesta documental en la que José Rabadán, más conocido como el asesino de la catana, muestra por primera vez su rostro, años después de que cometiera uno de los crímenes más atroces de la historia reciente de España al asesinar a sus padres y a su hermana pequeña.
El proyecto, enmarcado en el género del true crime, está producido por Cuarzo Producciones en colaboración con la cadena DMAX y busca ahondar en los detalles, muchos de ellos aún desconocidos, del famoso parricidio por el que Rabadán, menor en esa época, fue condenado a seis años interno en un centro de menores y dos más en régimen de libertad vigilada. Un acontecimiento que resultó muy polémico pues se juzgó al joven en base a la recién estrenada ley de menores y en un juicio de apenas 30 minutos en el que un informe psiquiátrico fue clave.
El propio protagonista de la historia nos introduce en el tema en Yo fui un asesino y ofrece su testimonio que, junto al de amigos, familiares, policías y psiquiatras, entre otros, se introducen de lleno en el crimen sucedido en el año 2000. Bajo la premisa ¿Se puede dejar de ser un asesino , el documental busca ofrecer una nueva visión del caso y, sobre todo, de la vida del acusado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Yo fui un asesino: el crimen de la catana (TV)
- Año: 2017
- Duración: 120
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargarte una copia de esta película en formato HD y 4K. Seguidamente te mostramos un listado de opciones de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
6.4
90 valoraciones en total
Este documental debe valorarse como un documento a través del cual, el espectador puede reflexionar sobre conceptos como la reinserción social, la función de la religión, la posibilidad de cambio o la doble moral de la contradictoria naturaleza humana. Imprescindible desde el interés que puede suscitar la vertiente psicológica para cualquier ser humano que tenga predilección por la radiografía de la complejidad de la mente humana.
La conclusión que saco tras estudiar el documental minuciosamente es que este asesino tuvo mucha suerte y trato de favor por ser menor. Pero no hay que olvidar la psicopatía no tiene cura ni es reinsertable. Claramente coincido como profesional de la psicología en que es un tipo absolutamente frío y poco empático, su afán de protagonismo o narcisismo le hace no temer figurar ante cámara para seguir siendo mediático. Es asombroso cómo relata con absoluta pasividad los atroces crímenes y entra en contradicciones. Cuando algo no le conviene dice no recordarlo, pero en sus primeras declaraciones lo recordaba todo. Hay un momento donde parece que se emociona al hablar de su hermana pero no olvidemos que un psicópata puede imitar emociones aunque no las sienta.
Le gusta su exhibición y es lo que ha hecho exponiéndose en esta entrevista para tratar de cautivar a los que pueda. Aplaudo el documental por no censurar en ningún momento las terribles imágenes de la escena del crimen, algo poco habitual. Da mucha información y hay opiniones diversas y contrarias de profesionales de los distintos ámbitos, fiscales, abogados, psiquiatras, periodistas.
En cuanto a su corta sentencia es vergonzoso que como reiteraban algunos primaba el interés supremo del menor, como si la víctima fuese él y no sus familiares matados a sangre fría de la forma más vil y cruel. Una vez más vemos lo desacertado de nuestras blandas leyes judiciales, por tres asesinatos de familiares te caen seis añitos cuando lo mínimo serían 20 años por víctima. En otros países tendría la pena de muerte o la perpetua pero esto es España, no podemos esperar más que beneficios para los delincuentes.
El final es lo más surrealista, ya que estaba incumpliendo las normas de la última casa de acogida de Cantabria en una casa evangélica con libertad vigilada y que, por tanto, debería volver a prisión por incumplir sus normas, un expresidiario cristiano que debía comprenderlo muy bien lo acoge y le ayuda a eludir prisión y a hacer su vida tan campante al ofrecerse como su tutor y meterlo en su casa.
Yo no niego que alguien pueda cambiar, transformarse, arrepentirse, pero no podemos ser blandos con todos los monstruos de la sociedad porque haciendo un teatrito te la metan doblada y nos tapemos los ojos con el argumento de que Dios perdona a todos. Dios perdona sí, si hay un arrepentimiento genuino, pero realmente eso nosotros no lo sabemos y pinta fea su frialdad. Esto es un arma de doble filo, podrían equivocarse los benévolos y haber metido de nuevo a un terrible criminal en la sociedad ya que si comete otro crimen será demasiado tarde. Un psicópata puede incluso tardar décadas en matar o ni llegar a hacerlo, depende de que en su vida se dé el detonante o circunstancias adecuadas.
Siento decir que nuestra justicia es un fiasco y por eso hemos tenido asesinos que han vuelto a las andadas y vuelto a matar como el caso de la docente de Huelva.
Los psicópatas no llevan escrito en su cara que lo son, ni son desagradables, muy al contrario, mienten muy bien, tienen mucho atractivo y son encantadores, convencen, su frialdad se lo permite. Al final es esta frialdad y falta de empatía, su narcisismo lo que les hace estar preparados para matar y recordarlo sin pestañear. Véase el caso del asesino en serie americano Ted Bundy. Nadie imaginaba que era un psicópata ni siquiera sus parejas que convivían a diario con él pues en casa mostraban otra cara, llevaban una doble vida.
Mi opinión sobre este individuo me la guardaré, pero me parece infame el tratamiento tan blando, tratamiento peluche. Tenía 16, 17 años cuando cometió esos crímenes, más que suficientes para diferenciar el bien y el mal.
Con un enfoque así hasta el chicle o cualquier otro infame individuo como él podría parecer un santo.