Y la vida continúa
Sinopsis de la película
Narra la tragedia humana provocada por el gran terremoto que asoló Irán en 1990. Un director de cine y su hijo deciden, tras el terremoto, visitar el pueblo donde habían rodado la película ¿Donde está la casa de mi amigo? , para saber cómo están los niños actores que participaron en ella. Años después Kiarostami hará otra película ( A través de los olivos ) sobre el rodaje de ésta, incorporando una historia de amor.
Detalles de la película
- Titulo Original: Zendegi va digar hich (And Life Goes On…)
- Año: 1992
- Duración: 95
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes obtener una copia de esta película en formato 4K y HD. Seguidamente te citamos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
7.4
59 valoraciones en total
Aunque trata de retratar el caos reinante tras el terremoto, es una película muy vital, como se puede deducir del título. El director va preguntando a todo el que se cruza en su camino a Koker cómo se salvó. Se escuchan historias verdaderas. Me hace mucha gracia el que todos estén casi más preocupados por el partido de fútbol de Brasil que por otras cosas.
Resulta muy simpático ver después en A través de los olivos una versión de cómo se rodaron algunas escenas de esta película.
Koker es un humilde pueblo ubicado en el norte de Irán. Su nombre se hizo famoso desde el año 1987, cuando el director Abbas Kiarostami, rodó allí -utilizando a algunos de sus habitantes- la ejemplar y conmovedora película ¿Dónde está la casa de mi amigo?, con la que alcanzó reconocimiento internacional. Aquellos campos desiertos, aquellas humildes viviendas en las que veremos, sobre todo, a numerosos ancianos y a unos tantos niños, y el rostro preocupado de aquel honesto chico, al que representa magistralmente Babek Ahmed Poor, empeñado en regresarle un cuaderno a su compañero de estudio, al que sabe que podría perjudicar si no lleva la tarea del día siguiente, son cosas que se quedan grabadas en la memoria de cualquier ser sensible que haya tenido el privilegio de apreciarlas.
El 21 de Junio de 1990, un terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter, sacudió a Irán y devastó a varios pueblos, entre los que se incluyó Koker, dejando una cifra superior a los 60 mil muertos. Como era de esperarse, Abbas Kiarostami, pensó enseguida en los actores de su película y se mostró muy ansioso por saber qué suerte había corrido Babek, su ya célebre actor.
Así nace Y LA VIDA CONTINÚA, película en la que Farhad Kheradmand representará a Kiarostami y junto a su hijo Puya (Buba Bayour), hará en automóvil el largo recorrido, desde Teherán hasta Koker, con el ánimo de comprobar si, Babek Ahmed Poor, sobrevivió al desastre natural. El largo recorrido en vehículo que, desde este filme se hará habitual en la obra de Kiarostami, servirá para verificar el deplorable estado en que quedaron los pueblos afectados, pero especialmente, nos permitirá conocer el sentir y las actitudes que comienzan a asumir los sobrevivientes.
Veremos desazón y tristeza en aquellos que lo perdieron todo, incluidos sus seres queridos, apreciaremos el afán de los obreros por remover los escombros y preparar el terreno, descubriremos a las madres ordenando lo que ha quedado intacto y atendiendo a sus familias… y los jóvenes y niños demostrarán que la tragedia no significa para ellos una derrota. Que la vida continúa y ellos tienen todo el ánimo de seguirla disfrutando. Ahora tienen el regalo del mundial de fútbol, y eso alienta su entusiasmo y expectativa por presenciar cada partido.
Cedo a la elección de Kiarostami, al preferir que Y LA VIDA CONTINÚA sea considerada una trilogía, sumado a A través de los olivos y a El sabor de las cerezas, pues el propósito de estos filmes es uno grande: Reivindicar el sentido de la vida, el valor de la existencia. Y a fe que lo logran con la sabiduría de lo simple, con profunda dignidad, y haciéndonos descubrir a un buen puñado de seres humanos que entiende de Solidaridad, Respeto y Tolerancia, así, con mayúsculas.
(viene de Rendezvous , de Claude Lelouch)
El proyecto de la modernidad, como todo proyecto humano, fue un fracaso. El affaire mecánico duró sólo el tiempo que les llevó a las máquinas conquistar su humanidad y convertirse en la Tercera Naturaleza y última expresión de la existencia sobre la faz terrestre. Y esto no es La tierra sin humanos , aún, sino la tierra bajo la maquinidad.
En ese lamentable estado de cosas, y de forma paradójica, una máquina supondría un lugar de habitación posible. Habitación de lo humano, pero también de lo cinematográfico. Esa máquina era el cochematógrafo.
Lejos de los orígenes, la obra de Kiarostami es, sin embargo, de un moderno primitivismo: punto de encuentro nodal entre la epifanía y la construcción, así lo define maravillosamente Jean.Luc Nancy en su libro La evidencia del filme (el cine de Abbas Kiarostami) . En este recorrido por el coche-cinematógrafo a guisa de cronológico decálogo, la figura de Kiarostami se alza como el único autor que ha sistematizado tal idea, recogiendo el legado de Rossellini, Ulmer y Godard, y llevándolo a una excelsa depuración. Pues, antes de su desaparición como autor (pensemos en Five to Ozu (03), Ten (04), o Shirin (08) ) y su reaparición como tal (acaecida en Copia certificada (10), bien se podría decir que la obra entera de Kiarostami giraba en torno al acontecimiento coche , y ello no sólo por razones cinematográficas, sino políticas. Así, uno de los estilemas kiarostámicos típicos, además del uso del plano secuencia y el plano lejano, lo encontramos en sendos planos vehiculantes que entrañan los anteriores: aquellas profusas conversaciones en el interior del automóvil con plano fijo sobre el personaje locuaz (en estos momentos, Abbas ocupa siempre la posición del copiloto y el oyente, y es él quien da las reválidas) y su contracampo, consistente en largas tomas lejanas del coche avanzando por las sendas de tierra, con la conversación mantenida en off. En ambos casos, campo/contracampo, la comunicación entre las personas se da en el interior de máquinas automóviles. Y esto no sólo ocurre en Y la vida continúa (91), sino asimismo en El sabor de las cerezas (97) o Y el viento nos llevará (99) (dos de los grandes filmes de Kiarostami). El coche es el dispositivo protocinematográfico, el lugar donde se da la relación. En Abbas nunca aparece la chica, es siempre un hombre sólo el prot-agonista, el que habla primero. En este estadio de la (post/requete)modernidad, la trama se ha deslavazado.
Al principio de la película hay unas escenas en un coche, el director conduce con su hijo detrás. Me recuerda la múisica de Mozart, es inexplicable, poco sucede y la poesía nos invade. Todos queremos ser ese niño que plácido y confiado se adentra en la aventura de existir, sin miedo, aunque lo que ve sea la destrucción de un terremoto. La inocencia nos invade, la inocencia de esa mirada, y las imágenes bellas de una naturaleza casi virgen se simultanean con algunos protagonistas de la primera película: ¿Donde está la casa de mi amigo?. Mientras, nos dejamos ir lentamente por los caminos de una humanidad perdida. Como película, imprescindible, como ver la tercera parte Entre los olivos , donde la trama se vuelve a enraizar como una madeja…
El cine de Kiarostami desprende una esencia pura, incontaminada por el cine comercial, principal exponente del cine occidental. El director iraní rinde tributo a las víctimas del fatídico terremoto, que asoló Irán a principios de los noventa, con un film, que su vez, funciona como nexo de su film precedente, la genial ¿Dónde está la casa de mi amigo? , puesto que el núcleo de esta historia gira en torno al director de aquel film, que recorre Irán en su destartalado coche, en compañía de si hijo, en búsqueda del niño protagonista del film, y su vez, por si fuera poco, al año siguiente Kiarostami rodará uno de sus films más reconocidos internacionalmente: A través de los olivos que, en su conjunto, viene a cerrar esta particular trilogía, como una especie de making-off de Y la vida continua , es decir, vidas y personajes cruzados a través de tres excepcionales films de un director poco convencional.