Wrong
Sinopsis de la película
Dolph busca a su perro perdido, pero por culpa de sus encuentros con una repartidora de pizza, un vecino que trata de correr todo el día, y un misterioso hombre que corrige los errores, se puede llegar a perder la cabeza… y la identidad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Wrong
- Año: 2012
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
6.2
79 valoraciones en total
Comedia surrealista la que nos trae Dupieux, se agradece su valentía en mostrar una película extraña, diferente, llena de buenas ideas alejadas de la realidad, algunas estupendas, como la oficina en la que llueve perpetuamente. Por desgracia carece de la inteligencia para saber que hacer con esas ideas, el resultado es una película curiosa, pero fría, valiente pero que hará que la mayoría del público le de la espalda y desde luego fallida, con una parte final lamentable, más cercana a un corto amateur que a una película de cine, una pena.
En Nonfilm Quentin Dupieux nos contaba la historia de un hombre que se despertaba en un coche y se veía atrapado dentro de una película en pleno rodaje. Intentaba huir pero no podía, era un personaje en una historia que se construia mediante los retazos de lo que capturaba esa cámara improvisada, hasta quedar finalmente desprovista de cualquier elemento tradicional en pos del caos absoluto. En Steak, una ingeniosa parodia del cine de universitarios, el realizador forzaba la comedia a través de la repetición de unos esquemas manidos desde un punto de vista satírico, ubicando la narración en una suerte de futuro en el que las operaciones genéticas se convierten en un modelo casi social. En Rubber el director usaba un pretexto estúpido (un neumático asesino) para reflexionar sobre los límites de la ficción y la realidad, y la importancia del cine como vía de escape. Wrong es más modesta: sólo es la historia de un hombre común, víctima del secuestro de su perro.
Esto es lo que subyace, la idea básica de Wrong, una película en la que efectivamente todo es erróneo, lo contrario a lo que debería ser: los efectos de sonido se usan reiteradamente para crear -o simular- una intriga, el protagonista es inocente hasta límites casi obsesivos, habiendo sido apartado de su trabajo, lo que no le impide ir diariamente a la oficina en horarios flexibles pese a haber sido despedido semanas atrás. Dentro del recinto, por cierto, llueve. No así en el exterior. También tenemos a su jardinero, testigo de cómo la palmera del protagonista se convierte en un pino. Y a una recepcionista solitaria y cachonda perdida. Efectivamente la comedia es una farsa para hablar de personajes que están mal de la cabeza, pero de forma inocente, como si se vieran superados por su propio mundo y buscasen formar parte de una realidad más amable, naif, adaptada a sus necesidades.
Al final en Wrong hay muchas cosas erróneas pero están buscadas y forzadas así, una especie de relato kafkiano que no deja poso pero que mientras se ve resulta simpático, divertido y estimulante. Siendo el peor de los tres largometrajes de Dupieux es imposible dejar de recomendarlo en un momento en el que la comedia necesita seriamente de renovadores a nivel formal y rítmico para hacer avanzar al medio. Eso sí: no es para todos. Requiere aceptar la comedia absurda con los brazos abiertos, es imposible sacarle provecho de otra forma.
El francés Quentin Dupieux (Mr. Oizo para los amantes de la música) se ubica en ese extraño espacio reservado para los directores inclasificables como David Lynch, Terry Gilliam o Peter Greenaway, entre otros. Su cine divide tanto como une, las críticas de sus películas son extremistas para bien o para mal (sin duda provocado por una propuesta igualmente radical) y mientras unos le acusan de farsante y vacío, otros le elogian su originalidad y atrevimiento. Ahí tenemos el cortometraje Nonfilm, su primera película Steak o, sobre todo, Rubber. Su anterior film trataba sobre un neumático que cobra vida para asesinar a toda la gente de la que fuera capaz, mientras una muchedumbre observaba y comentaba sus terribles acciones. No hay más que eso. Ni dobles lecturas, ni dobles sentidos, ni subtexto más allá de la confrontación entre realidad, ficción y cinematografía. Su cine es puro vómito de ideas primarias. Su último trabajo no podría tener un título mejor ni más acorde con las situaciones que ocurren en él. Wrong es igual de disfrutable que Rubber pero, afortunadamente, más analizable. Wrong, error en español, narra la historia de un hombre al que le han secuestrado a su perro y decide ir a buscarlo. En teoría esto es todo, pero el mundo creado por Dupieux tiene algunas capas interesantes. Para empezar, todo está al revés, nada es como debería ser. Las telefonistas de la pizzería que atienden tu pedido no solo no lo hacen con la desgana habitual sino que se enamoran de ti. El tío al que ves todos los días correr por tu ventana te jura y te perjura que el no ha corrido en su vida. Tu jardinero te avisa de que tu palmera se ha convertido en un pino de la noche al día. Situaciones corrientes que viran a desequilibradas en un pueblo donde nadie parece estar bien pero ni un alma se altera por ello. Y menos que nadie el extravagante personaje encarnado por el siempre brillante William Fichtner, que parece tenerlo todo bajo control. De hecho, la descabellada idea de pensar en él como un posible alcalde invisible de este psicótico pueblo no parece tan descabellada con el paso de los minutos. La sombra del Ed Harris de El Show de Truman es alargada.
La incomunicación está presente en cada linea de diálogo, con la representación externa exagerada de dos hombres hablando por teléfono aún estando a dos metros de distancia. La falta de contacto entre los seres humanos es más grande cada día que pasa y hurga en la herida tecnológica de la deshumanización de las personas, más solas y a su vez más dependientes que nunca. ¿Provoca esto qué llueva en el interior de unas oficinas de trabajo? Porque, literalmente, es lo que ocurre. Nuestro protagonista (espléndidamente interpretado por un cómico/patético Jack Plotnick) sigue yendo a trabajar a pesar de la lluvia interior y, principalmente, ignorando el hecho de que fue despedido hace meses. La vida laboral de nuestros días provoca la confusión, la destrucción de la familia como modelo básico (nuestro hombre solo tiene a su perro), la muerte del hombre en su lucha por sobrevivir mediante objetivos que no sean estrictamente profesionales. La opresión que Plotnick sufre en su entorno de (no) trabajo traspasa lo físico para mutar a psicológico cuando es la diana de sus ex-compañeros y de uno de sus pocos amigos. El capitalismo fomenta este tipo de comportamientos, el hastío y la depresión enfrenta a la plebe con la plebe y libera las manos de los manipuladores de los hilos para seguir campando a sus anchas. Hasta nuestro despertador se ha pasado al lado oscuro dando lugar a que el día dure más y, por tanto, haya más jornadas de trabajo que soportar. Dupieux abraza la comedia absurda y surrealista de principio a fin, con unos treinta minutos iniciales absolutamente primorosos donde la presentación de un nuevo mundo sin reglas (o reglas modificadas y manipuladas) capta nuestra atención y nos hace preguntarnos hacia donde puede ir la película. Una de las obsesiones de los directores es mantener el final bien guardado, lejos de la curiosidad del espectador más avispado y que haga explosión en el momento oportuno. En este caso, no puedes intuir un final, ya que ni siquiera puedes hacerlo con la parte central del relato.
Sigo en spoiler sin ser spoiler
Si con Rubber, Quentin Dupiex hizo un homenaje a las cosas que pasan sin ninguna razón aparente , en Wrong, sigue en la misma linea.
Esta película es un exponente de lo que hoy en dia se llama post-humor. Es un tipo de humor que proviene del surrealismo de los Monty Python y que requiere de un nivel cultural adecuado para ser observado en su completa hilaridad. O se entra, o no se entra.
Con la excusa de la pérdida de un perro, Dupiex concatena escenas surreales con diálogos excepcionales en una especie de aria onírica repleta de gags a cuál más absurdo. El resultado finale es como observar un cuadro de Dalí en el que se escondiera el chiste perfecto.
Absolutamente recomendable ir a verla sin saber nada de nada y sin ningún complejo.
Cuando empecé a ver esta película no sabía bien qué esperar. Lo mejor de todo es que a los 15 minutos de verla, tampoco. Es muy fácil describir la trama diciendo que va de un hombre que pierde a su perro y comienza su búsqueda, pero en realidad el núcleo del goce al verla no tiene nada que ver ni con el cariño hacia los perros, ni la relación amo/mascota ni con la angustia de perder a un ser querido. Es una comedia en la que se suceden situaciones y personajes muy bizarros pero al mismo tiempo en un entorno cotidiano y casi fresco. Mi consejo es que no empieces a cuestionar la veracidad de lo que sucede ni a buscar dónde está el chiste. Es un cine absolutamente personal y arriesgado. A mi me encantó, porque disfruté muchísimo el desparpajo del director y me pareció entrever que los actores disfrutaban increíblemente en sus papeles. Por supuesto que la recomiendo.