Woody Allen: El documental (American Masters)
Sinopsis de la película
Recorre toda la carrera de Woddy Allen, film por film, a través de clips y numerosas entrevistas a actores, escritores, fotógrafos, directores, productores y a él mismo, acompañándolo en su rutina diaria, en su estudio, por las calles de Brooklyn, en su antigua casa y en el colegio de su infancia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Woody Allen - A Documentary (American Masters)
- Año: 2011
- Duración: 185
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Opinión de la crítica
Película
7.2
44 valoraciones en total
El maestro Woody Allen merecía un homenaje, que duda cabe, ciertamente este tipo de apuestas suelen dar bastante mal rollo, porque normalmente se hacen para celebridades del Séptimo Arte que ya están retiradas y con un pie en la tumba, o bien ya ocupan su parcela en el Campo Santo.
Por suerte nada que ver, el propio Allen se encarga de comentar todos los detalles sobre su vida personal y sus películas, y promete seguir dando guerra y rodando lo que le de la gana el tiempo que pueda, una situación que por el momento, es todo todo un elogio a la longevidad creativa.
Sin duda que ese es el mejor detalle de el film de Robert B. Wade, ver el repaso a la vida del genio neoyorkino de labios del que mejor le conoce, el mismo, desde su más tierna infancia y prometedores comienzos como humorista, Allan Stewart Koningsberg nos presenta a Woody Allen, un seudónimo que utilizó en sus primeros chistes publicados, ante el temor de ser reconocido por sus compañeros de clase y allegados.
Evidentemente Allen no está solo, por su metraje vemos desfilar a todos sus colaboradores habituales, una de ellas su hermana, incluso a su propia madre, en un material doméstico que el director ha prestado para la causa. En el apartado puramente cinéfilo, la procesión de actores que han aparecido en sus películas, sirven para refrescar la memoria y la imagen de gratitud emocionada de todos ellos. En ese aspecto, y como no podía ser de otra forma, Diane Keaton se lleva los mejores momentos.
Para cualquier fanático de tan incomparable talento, es todo un gozo disfrutar con sus imágenes, se me antoja obligado ser algo más que un simpatizante del director, sobre todo para no caer en el tedio, porque si bien el documental arranca con fuerza, se va desinflando al final por falta de tiempo, atiende el primer tercio de la filmografía de Allen con gran vehemencia, pero se queda sin capacidad de enfocar el resto con la misma pasión, ignorando grandes películas como Otra Mujer , que siquiera son mencionadas.
En cualquier caso, y como decía anteriormente, para cualquier amante de Allen resulta un viaje adecuado, puede que no aporte nada que no supiéramos con anterioridad, pero también consigue deslumbrar en su valentía a la hora de afrontar el periodo personal más negro del director, aquel que no me interesa comentar, porque para hablar de mezquindades ya existe la prensa amarilla.
Ciertamente no descubre ninguna sorpresa, pero hace un retrato veraz, digno, bastante completo y certero.
Se disfrutan las explicaciones sobre el proceso creativo (evolución, fases, inseguridades, hábitos, creencias, fortalezas) y el repaso a la personalidad y figura del artista precoz, prolífico y polifacético (monologuista, escritor, guionista, actor, director).
A la hora de exponer la obra, eché de menos la mención a algunas cintas y lo sentí por las que se trataron rápido, de pasada o en bloque (como Todo lo que quiso saber sobre sexo… , Septiembre , Días de Radio , Otra mujer , Alice , Todos dicen I love you , Granujas de medio pelo , Todo lo demás , Scoop , Si la cosa funciona , El sueño de Casandra ), pero Weide tenía que elegir para no hacer un documental interminable, así, es muy equilibrado a la hora de repartir el tiempo entre las que escoge como más representativas y son bastantes. Las escenas que escoge de cada film son acertadas, y las hila bien cronológicamente utilizándolas para saltar de tema recurrente a tema recurrente. Consigue un buen retrato de la evolución del artista y un buen reflejo de sus diferentes fases.
También distribuye bien el tiempo dedicado a las declaraciones de los intérpretes, sobre todo destacan y brillan las mujeres: Diane Keaton, Mia Farrow, Mira Sorvino, Scarlett Johanson…, igual que en sus películas, eclipsa la belleza, inteligencia y potencia de ellas frente a los actores que se quedan más en la sombra. Los que aportan profundidad son Sean Penn de Acuerdos y desacuerdos , o Josh Brolin Conocerás al hombre de tus sueños que aparece para tratar más a fondo el capítulo del trabajo de Woody con los actores.
Me gusta que Robert Weide dé su merecido tiempo y debate a la infravalorada Stardust Memories , en contrapartida, no me gusta que no cuestione para nada la en mi opinión sobrevalorada Medianoche en París , pero esto es algo personal, ya que es la única película de Woody Allen que detesto, por considerarla ñoña, vacía, tonta y superficial, y me molesta el desproporcionado éxito cosechado ante las masas melosas, Robert B. Wide simplemente saca Midnight in Paris como cinta representante de una época de Gloria, sale hablando el descafeinado Owen Wilson, y nos los cierra con la imagen de la sonrisa del director.
Pero, como declara Woody en otro momento del documental, sacando una película al año, por fuerza saldrán algunas películas buenas (¡y tanto!). Como alguien más declara (no recuerdo quién, creo que su hermana), las que no son joyas al menos tienen todas algo interesante, ciertamente no hay ninguna película de su producción que no tenga algo interesante.
En el momento del rodaje del documental, Woody Allen estaba dirigiendo A Roma con amor . Así que Woody Allen: El documental es un work in progress , le va a faltar una segunda parte, ya que, como se narra, si Woody Allen resulta tan longevo como sus progenitores que vivieron un siglo, el creador todavía puede sacar bastantes obras más, estaremos ahí ansiosos por verlas y apreciarlas. Por ahora, ha sido un gustazo el merecido recorrido refrescante de este documental.
El personaje menos prescindible de sus películas resultó ser alguien que nunca deseó interpretarlas, ni siquiera imaginó guionizarlas. Lo suyo era simplemente escribir ocurrencias, cortas y directas, que desde siempre brotaban con una incontinencia que le llevó a tener trabajo constantemente y a una pasmosa facilidad para ganarse la vida desde que era un jovencísimo estudiante que publicaba sus chistes en un periódico. Su rutina de escritor es tan peculiar como simple, conserva la misma máquina de escribir con la que ha creado todos los guiones de su productivo coco, pasa del ordenata, hace copy&paste con tijeras y grapadora, y desconfía plenamente de la admiración y pasión que despierta. Y es que casi todo le resulta cómico, empezando por su condición de celebridad en una obra que parece no resultarle creible debido a nuestra condición de mortales. La muerte acechando y la risa como absurdo escudo de una confrontación donde no hay posibilidad de ganar. Todos debemos estar aterrorizados o, en su defecto, descojonados de todas las movidas que inventamos para evadirnos de ese terror. No descarta que su obsesión por crear sin descanso sea la manera que él ha elegido para desentenderse de la batalla perdida, no le importa demasiado la razón, su obsesión no son las causas sino las consecuencias, es decir, no decepcionarse demasiado cuando pasa por escrito todo lo que su imaginación incuba, suele ocurrirle.
Un documental interesantísimo de un genio con el que compartimos espacio y tiempo of-the-life. Lo temido por lo reído o lo reído por lo temido, ésa es su cuestión, y cada vez que lo adoramos, la nuestra.
enocasionesveovivos.blogspot.com
Un regalo para ojos y oídos de cualquier incondicional de Allen, vimos publicitado un documental que trataba la figura de uno de los directores más prolíficos y polifacéticos de la historia, nuestro adorado Woody. Además veíamos elogios, cosa que ya sabemos pero asentimos con la cabeza como diciendo cuánta razón , de varios actores y personalidades de la industria cinematográfica que avalaban la película. Así que ilusionados nos dirigimos al cine tan pronto como pudimos para ver qué se mostraba.
Un más que conocido Robert B. Weide que había dirigido ya otro documental y la archiconocida y multipremiada serie sobre Larry David parecía síntoma de buen trato del personaje. Sumando que es el único documental al que el neoyorquino ha accedido a participar todo parecía indicar que el trabajo no sería en vano, es más, si Allen se fiaba, nosotros (locos admiradores) confiamos plenamente.
El documental trata del artista y no de la persona, dato que otorga rigor pero que chafa intereses algo cotillas por aquellos detalles sobre lo que hace posible al artista. No creo posible separar por completo a la persona del personaje mientras haya tanto de expresión autobiográfica en toda su obra. Así que desde que se centra únicamente en su vida profesional, podemos advertir que no habrá mucho por mostrar que no se haya mostrado ya. El recorrido comienza en sus inicios como humorista y se detiene en describirlo con atención y esmero, probablemente por ser la catapulta de su fama y base fundamental de su trabajo. Pero en Europa no se conoce tanto esa faceta y eso nos ayuda a conocerlo algo más. Intercala su periplo profesional con algún retazo de entrevista en la que enseña dónde nació, el colegio al que asistía y el cine (más bien su emplazamiento, porque ya no existe) donde solía ver películas en su infancia y juventud. Los nimios relatos acerca de su experiencia personal son los que aportan algo de magia a una cinta que promete ser documental y se queda en superficial.Con algo de suerte y tras el fiasco del guión sobre ¿Qué tal, Pussycat? consigue que dos productores crean en él y le permitan el control total en la dirección de una película. Y debido al éxito por sus comedias se convierte en estrella del humor, aunque pronto cambiaría su temática por una más dramática y existencialista. Parecía haber dado la espalda a la audiencia cuando escribe y dirige Interiores y Annie Hall pero el calado de optimismo agridulce que destila la segunda resulta tan profundo que todos mirarían a Woody Allen como capaz de todo, por ello que ahora vamos a ver sus películas sin esperar nada concreto, sólo vamos a ser sorprendidos. Se repite en la cinta una y otra vez su falta de intención pública, su timidez y su trabajo constante al margen de críticas o reseñas. Lo cierto es que al rodar una película por año, y teniendo en cuenta que escribe sus guiones, las dirige y además solía protagonizar gran parte de ellas, poco tiempo debe de tener para estar atento a opiniones ajenas. Cuando estrena una, algo que no le gusta promocionar, ya está empezando la siguiente. Este dato (que casi todos ya sabíamos antes de ver el documental) y el de su poca intervención en el rodaje en cuanto a la dirección de los actores, son los que más se repiten durante la película, y eso agota un poco cuando el discurso de los actores y productores entrevistados no cambia un ápice. Tal vez sea un gran indicador de que tiene una personalidad única y un carácter particular, pero echamos en falta en una película así más detalles, experiencias personales, situaciones que le hayan motivado a una película, alguna escena particular o a elegir entre la totalidad de actores y actrices de la que dispone.
No se hace mención, exceptuando la pregunta de Trivial en la que sabemos que no acudió a recibir el Oscar porque estaba tocando el clarinete, de su vida como músico, y eso que lleva dedicándose a ello décadas y ha tocado con su banda por todo el mundo. Y sobre sus matrimonios y desdichas sentimentales se pasa muy por encima, probablemente por no terminar en la frivolidad del tema sensacionalista que atrae a algunos. Pero es sinceramente importante que acabara de romper con Mia Farrow mientras rodaban Maridos y mujeres y hubiera sucedido del modo en que lo hizo (enamorándose de su hija adoptiva) para asimilar con mayor sensibilidad las imágenes que se hubieron de rodar en aquellos momentos en los que su mujer no podía mirarle a la cara. No se ve mucho del Allen que ahora muestran las redes sociales, ese pensador magnífico de frase perfecta para una situación paradójica. Algo aparece, pero queda en un segundo plano, y yo personalmente agradezco el gesto porque hubiera sido doloroso ver al más superficial de sus clichés. Para eso ya valen las imágenes sobre las películas que se eligen. Casi todas pertenecen a los momentos más míticos de cada una, por lo que más bien parece un viaje por google imágenes cuando la búsqueda es Woody Allen. No es que no me gusten, simplemente creo que hubiera sido más agradable intercalar momentos menos conocidos para disfrute de los fans y para conocimiento de los interesados. Además, se hubiera acercado más a lo que el propio Allen confiesa, pues suele aborrecer sus grandes o famosas obras y adorar las menos aplaudidas.
Sigue abajo sin spoiler por falta de espacio.
Película bastante íntima, en lo que a Woody Allen se refiere, en la que se comenta su vida y vemos unos secretillos suyos a la hora de elaborar guiones. No enseña nada nuevo, lo cual habría estado muy bien, pero te hace reflexionar sobre las circunstancias que le llevan a un director hacer una película y por qué la hace como la hace. Aunque a veces no termina de contar su historia amorosa, y el espectador se puede hacer un poco de lío de cuándo empieza a salir con una chica y termina de salir con otra. Quizá la mejor parte de la cinta es en la que Woody no enseña la máquina con la que escribe sus guiones y la forma que tiene de guardar sus ideas.
En definitiva, interesante documental donde nos recuerdan lo que ya sabemos.