Vivir de la luz
Sinopsis de la película
Vivir de la Luz sigue un fenómeno del que solo son conscientes unos pocos en occidente, el respiracionismo , profundamente ignorado en los medios de comunicación y por tanto, desconocido para el gran público. La película presenta diferentes personas que pueden sobrevivir sin comida y sin bebida durante semanas, años, incluso décadas. La mayoría de nosotros, como habitantes del mundo moderno, experimenta este fenómeno como un increíble ataque a nuestro concepto científico del mundo y simplemente diría: ¡es imposible!.
Detalles de la película
- Titulo Original: Am anfang war das licht (In the Beginning There Was Light)
- Año: 2010
- Duración:
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Opinión de la crítica
Película
5.8
53 valoraciones en total
Cinematográficamente, el documental tiene su mérito. La exposición de la teoría del Respiracionismo habrá hecho dudar a millones de personas de algo que, hasta entonces, habían tenido absolutamente claro: necesitamos comer para poder vivir. Desde luego, el documental a mí no me ha convencido de nada, biológicamente estamos diseñados para obtener energía a través del alimento (para qué, si no, el aparato digestivo), y no me considero preparado para obtener energía a través de la luz, como si fuese una lechuga. No soy un caníbal porque me gusten las ensaladas. Cuando veo en el documental los testimonios de las personas que dicen que viven sin comer, la sensación que tengo es parecida a cuando veo a un fakir que dice dormir sobre un lecho de cristales rotos sin hacerse daño. No puedo negarlo, pero tampoco pueden pedirme a mí que lo explique, ni lo puedo aceptar como una verdad válida para el conjunto de las personas. Además, si no quieren comer, ellos se lo pierden. Con independencia de la función estrictamente alimenticia, el comer y la experimentación de los sabores constituyen un indudable placer al que no estoy dispuesto a renunciar.
No sé si los testimonios que se ofrecen en el documental son reales o no. Sólo sé que si dejo de comer voy a pasarlo muy mal. Miles de personas hacen protestas mediante las huelgas de hambre, y eso tiene efecto en su salud. Si hay casos en los que verdaderamente algunas personas sobreviven sin comer, ello habrá de tener una explicación científica. Lo siento, lo creo así. La ciencia tiene sus límites, pero también tiene unas reglas. La invocación a la mecánica cuántica me ha parecido tan acertada como la que se habría podido hacer a una divinidad desconocida idolatrada por una tribu en una región remota de la selva amazónica. O sea, hablar por hablar.
Me gustaría saber qué opina de este documental la gente que vive en los países del tercer mundo, en las regiones en las que la población, literalmente, se muere de hambre.
De todos modos, el hecho de que tras ver el documental me haya salido toda esta disertación casi de un tirón supongo que ya es un motivo sobrado para darle el aprobado a la película…
La libertad de expresión tiene límites. Si yo digo que el fútbol es un deporte donde 22 tipos se pasan una pelota de golf nadando en una piscina, estoy mintiendo. Pero hoy en día el relativismo absoluto (menuda contradicción decir que todo es relativo…) y la tolerancia argumentativa (todos podemos expresarnos libremente y decir tonterías sin que nadie tome represalias) se han unido para dejarnos perlas como esta.
Acuso directamente a esta página de permitir la difusión de semejante aberración. Aunque, bien pensado, no estaría mal que la idiotez desapareciera de este mundo por autodestrucción.
Si te has creído una sola palabra de esta película, hazte un favor: deja de comer.
Estamos ante un documental que resulta realmente interesante, fundamentalmente por tratar un tema tan curioso como la posibilidad de que existan seres humanos capaces de vivir sin comer e incluso sin beber. Dicho así suena a chorrada y desde luego totalmente imposible si tenemos en cuenta las leyes naturales por las que se rige la biología y la medicina convencional. Pero a medida que avanza el documental, y tras un inicio un tanto titubeante, se nos van exponiendo una serie de casos y personajes bastante creíbles y reales que llegan a hacernos dudar de ese escepticismo inicial. Interesante también la aproximación que se hace a esta habilidad que supuestamente tienen ciertos individuos no sólo desde el punto de vista espiritual sino también desde la física cuántica, para intentar comprender algo que con nuestros conocimientos científicos actuales se antoja improbable.
Documental al uso sin ningún tipo de ambiciones creativas, donde el tema tratado y su singularidad es el que soporta todo el entramado. Partiendo de el hecho de que una serie de personas declara no necesitar comer ni beber para obtener energía, Straubinger se limita a escuchar sus experiencias, apuntar riesgos y opiniones científicas y dar a conocer al gran público filosofías orientales en las que el ayuno es una constante básica. Vivimos en una época donde gracias a la explosión científica del siglo XX estamos mucho más predispuestos a creer que lo que ahora es imposible, mañana puede que no lo sea. Este pensamiento positivo genera mayor oportunidad de descubrir lo mucho que nos queda por descubrir y nos ofrece una alternativa a algo mejor o diferente en sociedades cada día más deshumanizadas donde la religión carece de credibilidad. Lo que esta claro es que el campo de la alimentación es otro de los aspectos, uno más, en los que el ser humano y las sociedades que ha construido ha fracasado.
Lo irritante de esta película no es tanto lo abusivo de la tesis en sí (al fin y al cabo, nutrirse de manera convencional es en última instancia consunción de energía), sino ciertas connotaciones ideológicas que desprende la película. Se indica en efecto que los personajes filmados y entrevistados darían testimonio de la conveniencia de hacer propias actitudes que caracterizarían a la espiritualidad oriental y que estarían desde hace ya un siglo encontrando inesperado apoyo en la ciencia de Occidente. Se indica concretamente que la potencialidad para subsistir meramente de la luz y hacerlo incrementando la propia lucidez (imprescindible el juego de palabras), por chocante que resultara para nuestros hábitos mentales, habría encontrado soporte conceptual y científico en los descubrimientos… de la Mecánica Cuántica.
Se diría que la Mecánica Cuántica tanto sirve para un roto como para un descosido. ¿Que nos resulta prosaica y poco excitante la tradición racionalista que ve en la asunción de leyes consideradas inflexibles del orden natural la base imprescindible para asumir nuestra propia condición?… la Mecánica Cuántica habría puesto de relieve que este pretendido orden natural objetivo sería en realidad una construcción del propio espíritu humano.
¿Que no nos resulta narcisisticamente satisfactoria la idea de ser un animal que como todos los demás ( y por muy relevantes que sean sus singularidades como especie) es fruto de la evolución?…la Mecánica Cuántica permitiría (en alguna de sus hermenéuticas) avanzar la hipótesis de que, en última instancia, todas las conjeturas de la ciencia -teoría de la evolución incluida- dependen de una suerte de nuevo sujeto trascendental, que sería efectivamente medida de todas las cosas, y que tendría epifanía en cada uno de los seres humanos.
¿Que nos aflige el pensamiento de estar circunscritos en un universo finito, sometido al segundo principio de la termodinámica y por ello a procesos determinísticos vinculados a lo que denominamos tiempo?…La Mecánica Cuántica nos consolaría (es bien sabido que se consuela todo aquel que quiere) con hipótesis cosmológicas que, o bien multiplican los mundos posibles o bien hacen intervenir una suerte de demiurgo transcendente al cosmos y al que se hallaría asociado la conciencia humana.
La Mecánica Cuántica, en suma, daría pie a una sorprendente restauración del principio de esperanza. Una esperanza aun a costa del buen discernimiento, tan poco alimentada por la gran filosofía del siglo XIX, que la sustituía por el imperativo de asumir la finitud de la condición humana como requisito indispensable para la auténtica riqueza que los humanos podemos esperar, y que no es otra que el despliegue de las potencialidades del espíritu.