Viaje alucinante
Sinopsis de la película
El profesor Bennet es un científico que ha creado una fórmula que permitiría reducir el cuerpo humano a un tamaño microscópico durante un tiempo ilimitado. Cuando se dispone a entregarla al Pentágono, unos espías provocan un accidente de tráfico que deja al profesor incapacitado para toda labor científica. Pero las Fuerzas Disuasorias de Miniaturas Combinadas ponen en marcha un plan para operarlo desde el interior.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fantastic Voyage
- Año: 1966
- Duración: 100
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia la película en formato HD y 4K. Seguidamente te citamos un listado de opciones de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.6
41 valoraciones en total
Diez o doce días atrás, un conocido usuario donostiarra de esta misma página me instigaba a retomar mi olvidada serie de mitos eróticos. Una serie que inicié con Kim Basinger (Nueve semanas y media) y que hoy prosigo con Raquel Welch. Uno de los ejemplares femeninos más bellos que jamás han pisado el planeta Tierra.
Emplearé para incoar mi particular apología erótico-festiva Un viaje alucinante, mítica peli de sci-fi que tuve ocasión de ver con apenas catorce añitos en el seno de un ciclo escolar dedicado a los diferentes géneros que componen el espectro cinematográfico. Tal vez a día de hoy lo que os pueda contar desprenda inevitablemente cierto tufillo rancio o cromañonesco pero os aseguro que, a inicios de los ochenta, programar una peli protagonizada por Raquel Welch con fines didácticos resultaba tan absurdo y peligroso como soltar a la Marta Sánchez de los ochenta en pleno casco antiguo de Plan un sábado por la noche. No pretendáis, pues, que pierda ni un solo minuto en profundizar lo más mínimo en la peli de Richard Fleischer. Para ello os remito a las sensacionales críticas que previamente han colgado usuarios como Listo, Sines o Miquel. Tan sólo confesaré que, chica-florero al margen, Un viaje alucinante forma parte de mi top-ten particular de sci-fi. Desde que tengo uso de razón. O de sinrazón, que para el caso es lo mismo.
Pero retornemos a Raquel. Jo Raquel Tejada, hija de padre boliviano y madre norteamericana, nunca fue una actriz excepcional. Huelga decir, por consiguiente, que su apodo (‘el cuerpo’) no responde precisamente a sus magníficas dotes interpretativas. Exceptuando la peli que nos ocupa y Hace un millón de años, film en el que lucía un taquicárdico bikini de piel, el resto de su filmografía resulta tan prescindible como bochornosa. Quisiera reivindicar, sin embargo, su indiscutible condición como icono erótico del séptimo arte. Cuerpazos tan excepcionales como el suyo no proliferan tan cuantiosamente como pudiéramos imaginarnos. Es más, la historia del cine podría demostrarnos fehacientemente un dato irrebatible: existe mucho mayor talento creativo que cuerpos de escándalo. Y si no, comprobadlo vosotros mismos. Cualquiera de nosotros sería capaz de nombrar veinte cineastas de irreprochable trayectoria pero… ¿alguien sería capaz de citarme veinte diosas al nivel de Raquel?.
No os esforcéis. Es IMPOSIBLE.
Realizada por Richard Fleischer, se basa en un argumento de Otto Klement y Jay Lewis Bixby (Jerome Bixby), adaptado por David Duncan y desarrollado como guión por Harry Kleiner ( Salomé , 1953). A petición del estudio, Isaac Asimov escribió, a partir del guión, la novela homónima (1966), que se publicó antes del estreno del film. El rodaje, a causa de dificultades diversas, se prolongó durante 4 años, con un coste de 3 M dólares.
La acción tiene lugar en una base secreta científico-militar de EEUU en 1964/65. Narra la historia del agente de seguridad Grant (Stephen Boyd), duro, disciplinado y seductor, llamado a participar en una misión secreta. El prof. Bennent, único científico en posesión del secreto para mantener miniaturizados objetos y personas durante largo tiempo, llega a EEUU entre grandes medidas de seguridad, que no impiden que su automóvil sufra un accidente provocado por agentes soviéticos. Los golpes recibidos le causan un hematoma en la base del cerebro que le deja en coma. Para eliminar el coágulo traumático se proyecta una operación consistente en miniaturizar el submarino Proteus y a sus 5 tripulantes para que viajen a través del cuerpo del accidentado y eliminen la causa del coma. La operación debe realizarse en menos de 60 minutos, el máximo posible con la técnica disponible. Forman la tripulación el agente Grant, el Dr. Duval (Arthur Kennedy), su ayudante Cora Peterson (Raquel Welch), el Dr. Michaels (Donald Pleasence) y un operador del submarino.
La película, tributaria de la Guerra fría, hace de los agentes soviéticos la encarnación del mal. Persiguen la muerte de Bennet y, en su defecto, el fracaso de su curación. El film se desarrolla en términos de Sci-Fi, suspense y thriller, con elementos de romance. La tensión dramática se basa en los riesgos de la misión, la falta de experiencia previa, las sospechas de que entre los tripulantes hay un infiltrado, los peligros de la reacción del sistema inmunológico humano, los errores de navegación que se cometen, la improvisación de soluciones para superar contratiempos imprevistos y el paso inexorable del tiempo, visualizado en un contador numérico que hace las veces de los relojes de Solo ante el peligro (1952) y de El diablo a las cuatro (1961).
La música se basa en una partitura atonal, muy rica en sonidos, de magnífica factura, que se suma a una excelente banda sonora ambiental. La fotografía se beneficia de unos decorados deudores de la estética informalista de la pintura expresionista americana. El guión construye una historia intensa e inquietante, en la que la sucesión de amenazas no da tregua al espectador. La interpretación es correcta, con la intervención destacada de Donald Pleasence. La dirección impone a la acción un ritmo sostenido, que mantiene en vilo la atención del espectador.
Película clásica de Sci-Fi, absorbente y sorprendente, pese a ingenuidades y superficialidades del guión, que se adelantó al de 2001: una odisea del espacio (1968).
Yo, que soy muy visceral y enamoradizo, habría hecho que Rachel Welch se tumbase en una camilla y que los otros protagonistas fuesen metiéndose dentro de ella por turnos.
Pero Richard Fleischer es tan original que prefiere hacer una película en la que el que se tumba en una camilla es un calvo con bigote… y Rachel Welch es una de las que se meten dentro de él.
Y podría haberse contentado con meter un dedito o dos por algún orificio (o una sonda o una lavativa o algún telefóno móvil o cualquier otro artefacto vibrador o no) pero, en un sorprendente giro argumental, el guión exige que dentro del calvo con bigote se metan 4 o 5 personas enteras y un submarino nuclear, gracias las punteras tecnologías secretas de los años 60 en el campo de la miniaturización.
Lo del increíble hombre menguante es una niñería comparado con la premisa de esta psicodélica película. El traductor de títulos no era el único que alucinaba.
La aventura en sí, los decorados, el ritmo, el supuesto suspense… todo ha quedado un poco obsoleto, pero los efectos especiales justifican la película de cabo a rabo.
No es que los efectos especiales no hayan quedado obsoletos, es que verlos ahora mola más que verlos nuevos, porque a) las paredes celulares son cortinillas de seda, b) los glóbulos blancos son lámparas de lava, c) los trajes de buzo son pijamas, d) las miniantenitas que se mueven arriba y abajo alrededor del calvo con bigote son entrañables piezas de Lego y e) los protagonistas finjen estar nadando pero en realidad parecen estar colgados de unas cuerdas… Es difícil parar de sonreir.
Y luego hay dos científicos que discuten en un par de ocasiones porque uno parece ser un científico creacionista (o sea un farsante) y el otro es un científico evolucionista (o sea un científico)… y uno de los dos resulta ser un traidor. ¿Cúal será?
Nota: notable.
Historia habilmente narrada, con momentos de gran belleza y tensión, con unos efectos y decorados muy dignos para la época.
Fleischer, en ésta cinta dá un voto de confianza al avance científico, pero duda de que llegue a haber un entendimiento entre los humanos, y la historia actual, demuestra que poco se ha avanzado en ésta concordia.
Como nota de interés, y para evitar confusiones, hay que citar que el libro Viaje Alucinante , fué una novelización del guión de la película encargado a Isaac Asimov. Este aceptó escribir la novela con la condición de pulir errores científicos del guión de Harry Kleiner (basado asimismo en un relato de Jerome Bixby y Otto Klement), aunque Para Asimov era ya un imposible científico la miniaturización de un objeto y siempre renegó de éste relato. La novela vió la luz antes de la película, por una estrategia de marqueting: para que el público creyera que el film estaba basado en la historia de un escritor de prestigio.
¿A quién se le ocurre meter las tetas de Raquel Welch en un mini submarino? El prota valiente no les quita el ojo en toda la peli. Y cuando regresa del plasma todos se lanzan a manosearla y a arrimar la cebolleta con la excusa de quitarle de encima los anticuerpos de goma.
Por lo demás, es este un clásico de la ciencia ficción del que me avergüenza reconocer que me gustan sus efectos especiales, que trata muy bien los momentos de suspense y de acción, y en el que la ciencia es inverosímil en la realidad, pero creíble dentro del film, que es de lo que se trata. Al espectador se le van explicando excusas para que no salte de su butaca gritando ¡eh, eh, que la sangre es roja, pillada, pillada! , por ejemplo, y desde la cabina central se puede apreciar qué bien parodió Aterriza como puedas toda una generación de largometrajes de catástrofes y ciencia ficción.
Muy recomendable.