Verano de corrupción
Sinopsis de la película
Un joven llamado Todd Bowden (Brad Renfro) descubre que un anciano del vecindario (Ian McKellen) es un antiguo miembro de las S.S. El tenebroso asunto no hace sino excitar la curiosidad del muchacho, que se deja seducir por los terribles relatos de su nuevo amigo …
Detalles de la película
- Titulo Original: Apt Pupil
- Año: 1998
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
Película
6.4
62 valoraciones en total
Discrepo con lo de que su arranque no es adecuado. La peli avanza con serenidad, y justifica todas sus exageraciones gracias a su insistencia en trazar la psicología de los personajes: la fascinación morbosa del chico (una obsesión fetichista que afecta a su rendimiento académico y a sus relaciones sociales), su crueldad e inhumanidad en ciernes, una cierta inconsciencia incluso, esa irreverencia típica de los adolescentes con esos temas que no son para bromear precisamente (me toca de cerca el tema, no entraré en detalles…) y que encaja fantásticamente con el carácter manipulador del chiquillo, el anciano, por su parte, tiene un demonio latente esperando que sus recuerdos tomen forma de nuevo, esperando el sortilegio adecuado para convertirse de nuevo en ese macabro ser que fue antaño.
Correctamente explicadas y plasmadas ambas cuestiones, la película se hace luego más llevadera por ese duelo de ingenios, ese enfrentamiento del gato y el ratón que les lleva a firmar una tregua ficticia, y por un inevitable recurso a un envolvente suspense que echa por tierra las pretensiones que se apuntan al principio pero que hace la película, seguramente, más entretenida en el corriente sentido de la palabra. Aunque sea la parte que a mí más me aburre.
Y es que el thriller consume las intenciones del inicio. Engulle las pretensiones de reflexión sobre las obsesiones que son capaces de cambiar vidas y lavar cerebros, la supuesta meditación sobre lo más oscuro e infecto de la naturaleza humana.
La realización de Singer es pausada y minuciosa, no efectista sino funcional. Simple y bella. Narrativamente impecable… Es una pena que no salga ahora de los superhéroes.
La pega es la falta de sutileza y los bruscos giros y explicaciones finales. Pero es una adaptación de S. King, hay una taquilla a la que rendir pleitesía y la cosa está como está. Y Singer no es un director independiente desde luego, aunque hace lo que puede y le dejan.
Yo me quedo con el chico y el anciano por las noches en la cocina, con sus conversaciones y con la fina frontera entre el bien y el mal, la fina frontera entre un vecino normal y uno que no lo es. Me quedo con el tiempo que tarda Singer en presentarnos a los personajes… Al final, la parte que más me interesa de la película acaba convirtiéndose, muy a mi pesar, en un incidente desencadenante exageradamente dilatado en lugar de la cuestión capital de la película. La causa que nos lleva, irremediablemente, al consabido thriller. El ser humano y su falta de respeto para con su propia condición se diluye entre cuchillos en la espalda, trampas e investigaciones policiales.
Como siempre, al final se recapitula y se trata de retomar, a modo resumen, las impresiones del principio. Vale, gracias. Pero había para mucho más.
Triste la traducción de un título tan apropiado como Apt Pupil que recoje la esencia de la película, por Verano de Corrupción que nos viene recordando los telefilmes de la sobremesa de Antena 3.
El director de Sospechosos habituales, esa película de culto con un guión sublime, nos deleita esta vez con una pequeña gran historia que va ganando poco a poco hasta llegar a un final redondo.
Si esto le sumas unos actores perfectamente dirigidos y una dirección hábil y con pulso tenemos una pequeña joyita de los años 90, un filme que ha pasado sin pena ni gloria por España y que se merece una revisión por parte de cualquier cinéfilo que se preste.
Lo peor quizás sea el papel de David Schwimmer, un tanto cargante.
Notable y entretenida película, bien perfilada. Un descubrimiento sorprendente basado en un relato de Stephen king, donde la inspiración del genial escritor deriva por otros derroteros alejados del clásico terror a que nos tiene acostumbrados. El actor que inspira al anciano Nazi resulta tan creíble como inspirada es la interpretación que nos regala. Seguro que te hará pasar un buen rato.
Bajo el equívoco título de Verano de corrupción se esconde una película que contempla la fascinación por lo más siniestro del comportamiento humano, la indefinible atracción del mal en estado puro. El título original es mucho mejor Apt Pupil (alumno listo, dotado aventajado). Y eso es Todd Bowden (Brad Renfro) en relación a su extraño vecino (Ian McKellen). Bryan Singer es un director interesante avalado por algunos trabajos como la excelente Sospechosos habituales, aquí adapta un libro del aclamado Stephen King por sus relatos de terror, en este caso lo que aborda la novela Apt Pupil es de tipo psicológico.
El cineasta tiene en sus manos un instrumental nada despreciable: una novela con gancho, un actor descomunal como Ian McKellen que acababa de hacer Dioses y monstruos de Bill Condon y luego saltaría a la fama con la trilogía de El señor de los anillos. Afirmar que sobre sus hombros reposa toda la credibilidad del film es hacer sólo un pálido reconocimiento de su talento. El film narra la fascinación enfermiza que siente un adolescente estadounidense, hábil e inteligente, a quien el holocausto judío interesa más de la cuenta por un viejo, esquivo vecino – una construcción de personaje que debe bastante a The stranger de Orson Welles, sobre tema similar –, que no es quien aparenta ser. Y de ese vecino, que esconde un oscuro pasado, vendrá precisamente la mencionada corrupción del título en español del film. Que no es otra que la de la moral de nuestro joven inmoral protagonista. Lo que viene a plantear la película tanto como la novela es que nadie flirtea gratis con el demonio, siempre se paga un peaje por esas curiosidades innecesarias que llevan a ciertos adolescentes a una curiosidad malsana.
Singer expone acertadamente el proceso de atracción entre el joven y el esquivo vecino de origen alemán, rehuyendo siempre el tremendismo y por supuesto sin mostrar lo escabroso de pasado que es narrado por el protagonista. Haciendo de la puesta en escena un elemento sobrio, casi invisible. Hay una relación morbosa entre los dos personajes, pues el joven abraza oscuras y terroríficas ideas hasta convertir en un ser mezquino y peligroso como el vecino sospechoso que pretende denunciar. En definitiva, una historia atractiva sobre los resortes del mal y sus múltiples y atávicas fascinaciones, sobre la sumisión y el poder que, se intuye, pero no termina de cuajar.
Basada en la novela corta Alumno aventajado de la por otro lado sobresaliente y prolífica en cuanto a adaptaciones recopilación de relatos de Stephen King Las cuatro estaciones (de ella salieron joyas como Cuenta conmigo y la que quizás sea una de las mejores películas de la historia del cine, del moderno seguro, Cadena perpetua ), esta llamada Verano de corrupción extrae todo el jugo y aún más del relato de King y lo convierte en un tratado de la fascinación sobre el horror y lo atrayente que puede resultar el mal.
La interpretación, del por otro lado siempre notable Ian McKellen, es está vez simplemente abasalladora y brutal, un perturbador despliegue de oficio artístico en estado puro, cuyo clímax me parece tan sobresaliente que lo calificaría como una de las escenas más destacables de su prolífica carrera (ver spoiler).
Tiene un guión perfectamente adaptado, tan interesante, profundo, oscuro y perturbador como la novela, una historia enfermiza que acaba en una macabra dependencia y en el camino más rápido hacia la destrucción personal.