Veinte años no es nada
Sinopsis de la película
La experiencia de autogestión de los trabajadores de la fábrica Numax, a finales de los setenta, quedó recogida en un documental que ellos mismos decidieron que se hiciera, y que encargaron a Joaquim Jordà en el momento en que estaban a punto de cerrar. Se tituló Numax presenta… (1980). Aquellas imágenes, recuperadas, junto con la situación de los trabajadores tantos años después, llevan a reflexionar sobre las últimas e intensas décadas que nos ha tocado vivir, para descubrir la fragilidad de los ideales de juventud y ofrecer una historia de transición con minúsculas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Veinte años no es nada aka
- Año: 2005
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
6.6
61 valoraciones en total
Víctima del doctor Frankenstein, Carlos Gardel ha visto su tango Volver despiezado estrofa a estrofa en más de un título cinematográfico. El más representativo: la homónima Volver de Pedrito. Pero, sólo un año antes, febril la mirada, Veinte años no es nada del gironés Joaquim Jordá.
Primero fue Numax presenta…, un documental-testimonio de la heroica autogestión en una fábrica de electrodomésticos por parte de una serie de obreros de la antigua escuela. Dos décadas después, tarareando a Gardel, retomamos sus vidas. El idealismo y la utopía están ahora cobrando el paro.
Michael Apted realizó un experimento similar con su serie de documentales The Up series, en la que seguía desde los 7 hasta los 49 años a ingleses de diferentes clases sociales para demostrar que la condición social inicial es determinante en el crecimiento. Claro que del retrato personal de cada uno se extrapola la propia Historia del país en cuestión. Así, saltamos de la España de la transición al actual Estado del bienestar en una elipsis no filmada y, con la lectura de los últimos testimonios, completamos este proceso de metamorfosis único.
La capa que nos informa de la secuela narrativa del proceso Numax se queda en algo anecdótico. Lo verdaderamente importante es analizar el contraste, o no, entre los posicionamientos ideológicos de cada personaje, antes y después. Unos, como la montañesa, cumplen a rajatabla sus deseos y otros, como la propietaria de la cafetería, caen en la inercia del día a día. Es un estudio completo sobre la fuerza de los sueños y la inocencia de la juventud, desde la perspectiva del privilegiado que sabe el final.
Es curioso cómo la mayoría de las conversaciones entre los personajes está rodada en movimiento: trenes, autobuses, caminando, en coche, etc. ¿Sería la intención del autor movernos a través del eje cronológico que enlaza ambas cintas?
El grupo de trabajadores que luchó por tanto, acaba cediendo, se fragmenta como un puzzle que en su unidad no encontró más que un dibujo infantil. De esto se proyecta una de las conclusiones principales de la película: lo colectivo ha perdido importancia con el tiempo, ahora se es individualista. La generosidad da paso al egoísmo.
El celuloide mutó a vídeo.