Varados
Sinopsis de la película
En el Mediterráneo, el mar sobre el que se fundó nuestra civilización, miles de refugiados aguardan a que Europa les acoja. A las puertas del viejo continente, luchan por mantener viva la esperanza a pesar de las precarias condiciones bajo las que subsisten. Varados se acerca a la vida cotidiana de esos refugiados de larga duración. En edificios ocupados en Atenas o en campos de refugiados repartidos por todo el país, estos hombres y mujeres siguen a la espera de una documentación que les permita continuar con sus vidas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Varados
- Año: 2019
- Duración: 72
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Opinión de la crítica
Película
6.3
34 valoraciones en total
*La vida cotidiana de un refugiado
Jamal vive en un edificio con desconchados y grietas en Atenas. Es un hombre adulto enamorado del deporte. A Jamal le encanta el boxeo y ayuda a otros refugiados a entrenarse en una sala desolada que hace la función de gimnasio. Varados también muestra cómo este personaje se preocupa por los hombres con los que habita, intentando ayudar en la limpieza, cocina y el cuidado de los mayores.
Por otro lado, en la misma ciudad gris, se extiende un campo de refugiados donde solo se avistan depresivos barracones. Allí viven Mohammad Ali Madanieh y su sobrino Ahmad Miken, quienes adoran cocinar falafel. Mohammad es un hombre con movilidad reducida que dejó a su mujer e hijas en Siria. Todos los días habla con ellas por teléfono ocultando sus lágrimas por lo mucho que las echa de menos.
En el campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, los camerunenses Sylvano y Christele confiesan su amor ante la cámara, con mirada cómplice y divertidos. Sin embargo, las lágrimas afloran en los ojos de ella cuando recuerda a sus hijos, con quien apenas puede comunicarse y de la que poco sabe. Se aferra a su marido para salir adelante en una situación que no sabe cuánto durará.
Todos ellos son refugiados reales y no actores que cuentan cómo viven su día a día mientras esperan que se realicen los trámites para poder obtener una documentación legal que les permita seguir con sus vidas.
*El cine social de Helena Taberna
La directora Helena Taberna se aleja del sensacionalismo de los medios de comunicación para tratar el tema de la crisis de los refugiados sin paternalismos. En su lugar, Varados trata de humanizar a todos los personajes a través de relatar sus vidas cotidianas entorno a aquello que les hace felices y de los problemas que atraviesan.
Este largometraje llega a la gran pantalla en el mejor momento. La crisis migratoria se ha convertido en uno de los temas más candentes de la sociedad actual. Precisamente, hace unas semanas, un buque de la ONG Open Arms desataba el juego de la patata caliente entre los países europeos del Mediterráneo por ver quién debía acoger a los refugiados rescatados por este barco. La directora Helena Taberna siempre escoge un tema de relevancia social para sus largometrajes y, esta vez, los protagonistas son los refugiados de larga duración.
Es más, Varados será la película que inaugure la sección de Zinemaldia en esta 67 edición del Festival de San Sebastián. Los colores grises de la ciudad de Atenas muestran una verdad dolorosa que seguramente emocionará a los asistentes al Festival cuando vean la película previamente a su estreno. El trabajo de Frodo García-Conde como director de fotografía no pasa desapercibido desde el primer plano en el que el protagonista es el agónico Mediterráneo de noche hasta la última, en el puerto de Atenas.
*Conclusiones
Lejos del periodismo sensacionalista, Varados muestra la realidad de los refugiados de larga duración tal y como la viven ellos mismos. Desde una perspectiva dignificadora y humanizadora, Helena Taberna vuelve a concienciar a través de su cine social. Las entrañas pueden retorcerse dentro del espectador al meterse de lleno en la ciudad de Atenas y la vida de estos personajes. A uno no le cuesta llegar a entender de otra forma la crisis migratoria que azota la actualidad.
Escrito por Lucia Blazquez
En Varados, el nuevo trabajo de la navarra Helena Taberna, nos adentramos en la realidad de los refugiados llegados a territorio griego, mientras esperan lentamente a regularizar su situación o la de sus familiares. Ya sea en edificios ocupados, en pisos o en campos de refugiados, los protagonistas de este documental viven con sueños y perspectivas de futuro amenazados por las trabas burocráticas y por la lentitud de los procedimientos.
No es casual la elección del título, pues el documental nos habla de personas estancadas en su situación durante meses o años, que no pueden avanzar y en las que poco a poco va creciendo la desesperanza, la hartura y la sensación de que el camino es demasiado largo. El enfoque que elige Taberna para su obra es, de hecho, eminentemente introspectivo, no trata a la gente que retrata desde la distancia, no sermonea y no les victimiza. Simplemente deja que ellos se expongan ante las cámaras y cuenten sus vivencias y reflexiones.
Porque esta película va más allá de decirnos que la situación de los refugiados en Europa es precaria e insostenible, y tampoco se preocupa de proporcionar datos más allá de los que declaran los entrevistados. Lo que cuenta en Varados es el testimonio personal. No decir cuál es el problema, sino desgranar cuál es la consecuencia emocional del problema, cómo sus afectados conviven con ella y de qué forma moldea su estado de ánimo. Nos hablan frente a la cámara de sus sueños y frustraciones, de sus historias personales y de la esperanza convertida con el paso del tiempo en desilusión y desafección en algunos casos, o en pura convicción y tozudez en otros.
Desde el hombre agotado de un farragoso trámite burocrático por traer a su familia hasta los jóvenes que crecen en un campo de refugiados y mantienen la ilusión en su futuro, desde la mujer que, escapada de una trama de tráfico sexual, nos habla de cómo continúa viva por pura autoconvicción, al hombre que trabaja en una iniciativa local que organiza actividades para refugiados como él. En cada una de estas historias personales hay matices, distintas formas de afrontar los obstáculos de sus situaciones, pero en todas ellas subyacen la denuncia social y la reivindicación por un problema que es global, pero que se entiende mejor desde el microcosmos de las experiencias individuales.
El punto de vista que elige Taberna, sin embargo, no carece de peros. En su ejecución me molesta una cierta exaltación artificial de los sentimientos, que no logra hacer que me desprenda del todo de la sensación de que estoy viendo, no una colección de testimonios a los que se da espacio para expresarse, sino una narrativa elegida de antemano por su directora. El uso de la música particularmente, también el acercamiento a muchas secuencias, revelan un posicionamiento que en este contexto particular puede considerarse incluso invasivo, pretendiendo guiar con recursos extradiegéticos a emociones que la película alcanza mucho mejor en su condición de plataforma para la expresión personal de aquellos a los que retrata. Pese a que no es un fallo que calificaría como grave y en cierto modo podría considerarse como algo inevitable desde el momento en el que alguien decide elaborar un mensaje claro de denuncia social con su película, encaminándola por tanto en una dirección clara de cara a apelar a la empatía del espectador, en esta cinta más que en otras esto cobra especial importancia porque se siente como si estuviese delimitando el espacio que ha elegido dar a sus entrevistados.
Aunque algo lastrada por estas impresiones negativas en ciertos puntos de la obra, lo cierto es que Varados me cautiva con su fórmula sencilla, con su lirismo cuando complementa adecuadamente el discurso y no lo condiciona o fagocita (la secuencia final es una joya), y con la sensibilidad fuera de toda duda que demuestra una autora de quien puede adivinarse un compromiso sincero por retratar, mostrar y denunciar la realidad marginal de los refugiados, eligiendo como vía no su propio discurso sino el acercamiento respetuoso a la misma, dando voz a sus protagonistas y permitiendo que ellos mismos construyan la perspectiva emocional de la película.
Texto escrito para Cine Maldito.
Es complicado criticar con objetividad una película que habla de un tema controvertido y doloroso. En esta nueva propuesta de Helena Taberna, se muestra sin tapujos la realidad de los refugiados en los campos de Grecia.
Con tranquilidad y sin intervenir mucho, la directora sigue la rutina de varias personas, que también explican cómo han huido de su país y cuál es su situación actual. A través de diferentes historias que se mezclan sin mucho orden, la audiencia empieza a comprender por qué las circunstancias en las que se encuentran todos esos seres humanos les llevan a la desesperanza.
Sin embargo, el documental no es excesivamente duro ni morboso, ya que trata a gente que, en cierta medida, ha tenido suerte. Además, la fotografía es bonita y la cinta cuenta con buenos planos, que aligeran la trama.
Varados es una producción sin recursos espectaculares. Quiere enseñar al espectador cómo hay quien está atascado por no recibir reconocimiento tras haberse alejado de la miseria. A pesar de las loables intenciones del largometraje, como documental no es demasiado ameno ya que es poco dinámico y se hace lento.
http://www.contraste.info
Tuve la oportunidad de ver la película en un cine independiente y disfrutar después de los comentarios de la directora. Sin duda, una experiencia que repetiré ya que te ayuda a conocer de primera mano las motivaciones que le llevaron a grabarla y todo lo que hay detrás.
La película consigue lo que pretende, al menos en mi caso, que es acercarnos la figura de los refugiados y asemejar su vida y su rutina diaria a la nuestra. Son personas, normales, como todos nosotros. Personas que han sido olvidadas en campos de concentración, porque eso es lo que hay en Grecia. Personas que viven esperando. Personas que después de jugarse la vida para cruzar el mar, deciden suicidarse en muchas ocasiones porque es desesperanzador lo que allí se vive. Y cuando haces ese clic y te das cuenta de que nosotros podríamos ser ellos en algún momento y que ellos son como nosotros, es cuando todo cobra sentido y te sensibilizas.
No somos más sensibles al problema mundial que estamos viviendo por ver en las noticias números y más números sobre víctimas que aparecen en el mar, o sobre la sobreocupación que se vive en esos campos de refugiados. Somos más sensibles cuando se les pone cara y nombre a las historias. Esto es lo que consigue la película.
Nada de dramas, nada de sensacionalismo, la verdad del día a día contada sin pretensiones ni paños calientes.
Una obra totalmente necesaria en el mundo que vivimos actualmente.