Unos días en la vida de Oblomov
Sinopsis de la película
Caballero y empleado oficial, Ilya Ilych Oblómov (Oleg Tabakov) se ha convertido en un hombre abúlico y negligente, pasando los días en el sofá de su casa campestre, durmiendo y haciendo pereza, mientras su mayordomo Zakhar (Andrei Popov), se ocupa de todo lo que necesita mientras le reclama actividad. Será la llegada de su antiguo amigo, Andrei Stolz (Yuri Bagatyryov) y el conocer a Olga Ilyinskaya (Elena Solovei), lo que quizás de un vuelco a la vida de este aristócrata malogrado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Neskolko dney iz zhizni I.I. Oblomova
- Año: 1980
- Duración: 143
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Opinión de la crítica
Película
7.1
76 valoraciones en total
Recuerdo esta película con gran nostalgia. Una trama sólida y un personaje compuesto de manera brillante. Está entre las 10 mejores que he visto, para mi. En la mejor tradición del cine ruso de esos años, anteriores a la caída del muro.
Buenisima
¿Cuál es el bien para el mundo de que haya nacido un hombre como éste?, se pregunta Zakhar, el fiel mayordomo, al ver a su amo, Ilya Ilych Oblómov, durmiendo en el sofá casi todo el día, siendo un caballero por estirpe y secretario colegiado por rango, y esa nueva actitud, ha significado abandono de sus cosechas, deudas y aislamiento casi por completo, siendo su amigo ruso-alemán, Andrei Ivanovich Stolz, el único que sigue siendo leal a una amistad que surgió en la infancia, siguió en la escuela… y perdura hasta hoy (mediados del siglo XIX), cuando ya ambos han pasado los 30 años.
Oblómov -palabra derivada del ruso Oblomok (escombros, ruina)- surge como el típico representante de la nobleza rusa (mediocre, perezoso, apático…), mientras que Stolz -en alemán: orgulloso, altivo- es ejemplo del hombre de clase media (progresista, innovador, bien cuidado…), y es éste el que, comprometido con el amigo, se esforzará por sacarle del parasitismo existencial.
Contraste de clases magníficamente plasmado por el escritor, Ivan Aleksandrovich Goncharov (1812-1891), en su novela Oblómov, publicada primero en 1858 y luego retocada por él mismo para su definitiva publicación una década después. El tratamiento de esta creación literaria -a la que Lev Tolstói consideraba una obra maestra-, sobresale por su pulcritud, sus maduros diálogos y la solidez de sus personajes, y el director Nikita Mikhalkov, no ha sido inferior a su calidad, logrando una película impecablemente rodada, en la que, una preciosa composición de planos (mérito, en mucho, del gran Pabel Lebeshev), una ambientación refulgente y una emotiva banda sonora de Eduard Artemiev, se suma a un puñado de impecables actuaciones, con Oleg Tabakov (Oblómov), Yuri Bagatyryov (Stolz), Elena Solovei (Olga) y Andrei Popov (Zakhar) a la cabeza.
Llevada primero a la televisión en diversas ocasiones, esta brillante adaptación sería la que devolvería el prestigio a la novela de Goncharov y también motivaría el relanzamiento que se merecía una obra de enorme significado sociológico y humano, con la que se demuestra que, un poco de bondad en el corazón y sabiduría en el hacer, pueden lograr cambios que parecieran milagrosos.
El guion de Aleksandr Adabashian y Nikita Mikhalkov -con las necesarias modificaciones y exclusiones argumentales, ya que se trata de una novela de 450 páginas-, se luce con la cuidada selección de diálogos y, sobre todo, al tratar con grandeza a cada personaje, dejando sentir y permitiéndonos comprender que, las liviandades propias de un hombre cualquiera, no definen por completo su ser íntegro ni su potencial humano.
Al final, se siente complacencia con una obra que, con su gran altura narrativa, da cuenta de un autor, y de un director, que enaltecen el arte literario y cinematográfico.
Para reflexionar, la frase de Stolz con la que encabezamos este artículo:
El destino del hombre es vaciar la copa de la vida sin desperdiciar ni una sola gota
Y esta otra de Oblómov que extractamos del libro:
Muchos suponen que es posible escribir utilizando sólo el cerebro, pero olvidan que también es necesario valerse del corazón.
Título para Latinoamérica: ALGUNOS DÍAS EN LA VIDA DE OBLÓMOV