Una pieza inacabada para piano mecánico
Sinopsis de la película
Mikhail llega con su esposa a la casa de campo de un amigo para pasar el fin de semana y allí se encuentra con la mujer a la que amó de joven. Este encuentro le hace añorar su juventud y las ilusiones perdidas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Neokonchennaya pyesa dlya mekhanicheskogo pianino
- Año: 1977
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
7.1
94 valoraciones en total
Corría el año 1977 y Nikita Mikhalkov presentaba lo que sería su tercer largometraje, al que llamaría Pieza Inconclusa para Piano Mecánico, basándose en la obra teatral Platonov, que escribiría Anton Chejov a temprana edad, cuando contaba con tan solo 18 años.
En un principio el ambiente se torna confuso, no se da mucha información respecto de quienes son los sujetos que aparecen en escena, Mikhalkov se toma su tiempo, permitiendo al espectador acomodarse un poco al contexto, pero sin dar demasiada información, y sosteniendo diálogos que de por si tampoco aclaran el panorama en cuestión. La aparición de quien es el protagonista de la historia lleva unos minutos, pero irrumpe de manera clara, se trata de Mikhail Platonov (papel llevado a cabo por Alexander Kalyagin), un personaje que por sus formas no pareciera del todo pertenecer a dónde lo han citado, pero conserva el espíritu de camaradería que la situación amerita, sobre todo cuando su esposa es una de las integrantes de aquella familia.
Minutos más tarde aparece en escena otros de los hermanos, con su nueva pretendiente, Sophia, que resulta ser, por aquellas circunstancias extrañas de la vida, un viejo amor de Platonov, o algo por el estilo. La situación en si, sumada al contexto vivido, repercute en forma negativa en carne de nuestro protagonista, quien termine cayendo en un entorno conflictivo y de difícil resolución, primariamente por ser este un maestro de escuela, quién prefirió no escalar posiciones, en orden de priorizar el sustento de una ideología.
El motivo central y enfoque brindado por Mikhalkov parece enraizado en la situación socio política que atravesaba la URSS, su país, por aquel entonces, el fin de la década de los 70′ llegaba y había mas dudas que resoluciones, más preguntas que respuestas en cuanto a lo que deparaba el futuro. Pareciera oportuna la adaptación, siendo que Chejov la había escrito en su momento, vivenciando el duro transitar
de una sociedad herida de muerte. Quizás por ende, asustado ante la incertidumbre, termina de plasmar con grandeza un escenario de conflicto, de oposición, y de cuestiones irresolubles, entre quienes creen en poder sostener las formas, y quienes creen que todo está terminado.
También se expone el mismo Platonov, un poco sentido por el paso del tiempo y por la nostalgia de años que han pasado hace demasiado, dejando un sabor amargo y desalentador, incluso dejando de lado el porvenir al lado de su actual mujer. Este film no llegó a ser de los más famosos del director soviético, siendo recién Sol Ardiente, película del año 1994, la que obtendría mayor consideración por parte de la crítica. No obstante es una pieza altamente recomendable y sumamente interesante.
En una hacienda de provincia, propiedad de Guerasim Kuzmich, empiezan a reunirse un grupo de nobles, entre los cuales hay representantes muy variopintos: El médico, el maestro de escuela, la dama de sociedad, el abogado, la joven esposa, el niño en edad escolar, el abuelo sexagenario… En algunos de ellos comienza a descubrirse una suerte de frustración existencial, mientras que otros se vanaglorian de su clase social y ostentan lo que, según creen, los separa y los hace superiores a las clases menos favorecidas.
Entre este grupo, Mijail Vasilievich Platónov -el menos afortunado, pues, nunca terminó la universidad y apenas llegó a profesor de escuela- es, curiosamente, el más afortunado con las mujeres que les acompañan, pues, además de Alexandra Ivánovna, su joven esposa que le adora, Ana Petrovna también le desea fervientemente, y además, va a encontrarse con su amor de tiempos de colegio, Sofia Yegórovna, ahora casada con Sergei Pavlovich Voytnitsev, quien le acompaña.
Con esta pléyade de figuras, algunas de las cuales resultan bastante patéticas, el escritor ruso Anton Chéjov (1860), nos ofrece una certera crítica a la sociedad de su tiempo, la cual conocemos con el título de Platónov (Платонов, 1881) y la cual escribió cuando apenas cumplía los 21 años. Fue, ésta, su primera obra teatral, y ya dejaba demostradas algunas de las razones por las que, aquella decadente sociedad estaba destinada a tener un abrupto final.
En un tono menos dramático y diríamos conciliador, la adaptación que hace el director Nikita Mikhalkov, usando como título, PIEZA INCONCLUSA PARA PIANO MECÁNICO, preserva el virtuosismo de los diálogos de Chéjov, pero, asume ciertas modificaciones y reducciones –tanto en acciones como personajes y diálogos- necesarias algunas y, debo decirlo, no muy satisfactorias otras, pero, aún así, el aroma a Chéjov se conserva en esta primera adaptación cinematográfica de una obra que sigue su marcha con el paso de los tiempos.
Mikhalkov, en compañía de Alexandr Adabashian, se encargó de la adaptación de la obra, y seguramente, con el deseo de hacer que la película contuviera su propio toque, elimina parte de la agresividad que contiene la trama del celebrado autor de La estepa y otras tantas joyas literarias, y da más cabida a la comedia con la cual suaviza a aquella aristocracia que camina hacia el ocaso. Por otra parte, resulta muy válida y de buen concierto, la inclusión del personaje de Pavel Petrovich (muy bien interpretado por Oleg Tabakov, quien luego se luciría en Algunos días en la vida de Oblomov), la suerte de noble cuya nobleza brilla por su ausencia y quien se sirve de unos diálogos muy particulares y bien característicos de su clase social.
Estamos ante un filme muy bien ambientado en el que, de nuevo, Mikhalkov se ha reservado su propio papel en la actuación (como Nikolai Triletsky), y la obra de Chéjov sigue interesando a notables directores, por su brillante manera de describir a la sociedad en que le tocó vivir… pero, dado el estilo marcadamente mikhalkoviano de esta adaptación cinematográfica, la lectura de Platónov es indispensable, porque sólo en ella está, Chéjov, a plenitud.
Una frase de Chéjov todavía resuena en mis oídos:
En cada desigualdad hay un brote de humillación
Una película que tiene la capacidad de conmover, posee un romanticismo extraño a través del cual nos transmite algunos de los mensajes e ideas transcendentales que más preocupan al ser humano como el amor, la juventud, el futuro, la esperanza o los sueños. Compleja en su fondo, sencilla en su forma, esta obra artística consigue que el espectador reflexione sobre su propia existencia bajo un trasfondo compuesto por melancolía y niebla.
Quien podría discutir que Chejov es una cumbre de la literatura y el teatro universales? Su indagación de la condición humana a través de esos personajes burgueses y aristocráticos venidos a menos en una Rusia que se descomponía y pretendía aferrarse a un modo de vivir ya claramente caducos es extraordinaria y resiste el paso del tiempo más de un siglo después. Otro tanto puede decirse de Nikita Mikhalkov y su adaptación de Platonov en esta maravilla del cine de todos los tiempos y geografías. Rusa hasta la médula, chejoviana como nunca más se ha podido ver en cine, es sin embargo una obra universal y para todos las épocas. La vi en su estreno hace unos 40 años y la he vuelto a ver ahora y nada de su deslumbramiento original ha cedido. Tal vez la obra magna de Mikhalkov (dificil decidirlo pues tiene tantas buenas películas), Pieza inconclusa .. es una maravilla por donde se la mire. Factura técnica de una belleza visual y sensorial deslumbrante, con actuaciones incomparables, asistiremos durante cien minutos a las vidas y las almas de una decena de personajes chatos, decadentes, casi por completo unos inútiles y al mismo tiempo tan extraordinariamente humanos que será imposible no empatizar de algun modo con todos y cada uno de ellos, hasta el aristócrata racista y maltratador de su hijo estará visto de modo humano. Un enorme retrato existencial y social, ubicado en tiempo y espacio determinado, la Rusia prerrevolucionaria, pero absolutamente universal e imperecedero, profundo y divertido, inteligente y emotivo. Chapeau!!!!!
Indudablemente, se trata de uno de los films mejores que he asistido. Obra de arte consumada, cada vez que lo veo, siempre lloro en el final, de felicidad y gratitud y hasta demoro para salir de ese estado de beatitud en que me deja.