Una película hablada
Sinopsis de la película
Rosa María, una profesora de Historia de la Universidad de Lisboa, emprende con su hija María Joana un crucero por el Mediterráneo que las llevará desde Pompeya a Atenas, pasando por Estambul y Egipto. Al final, debe reunirse con su marido en Bombay, desde donde saldrán de vacaciones. Descubre así parajes que sólo conocía a través de los libros. Durante el crucero, conoce a tres mujeres y a un hombre que le producen una profunda impresión: una prestigiosa empresaria francesa, una famosa modelo italiana ya retirada, una actriz y profesora de canto griega y un americano de origen polaco, que es el capitán del barco. Las cuatro cenan con el capitán, y cada una habla en su lengua materna, aunque todos comprenden lo que quiere decir, se reproduce así una Torre de Babel idílica. Sin embargo, cuando se dirigen hacia el Golfo Pérsico, ocurre algo que perturbará la cena.
Detalles de la película
- Titulo Original: Um filme falado
- Año: 2003
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
6.2
78 valoraciones en total
El cine de Manoel de Oliveira está en las antípodas del cine que me gusta. Llevaba mucho tiempo sin ver una película suya, y no estaba entre mis planes volver a ver una. Pero circunstancialmente me senté a ver Una película hablada. Y lo hice con la esperanza de que fuera algo inteligente, y con el deseo de que con el paso del tiempo pudiera encontrar su cine interesante. Es algo que me ha pasado con otros directores. Pero desgraciadamente nada ha cambiado. Las sensaciones que me ha provocado Una película hablada son exactamente las mismas que en su día me provocaron, La caja o El convento, por mencionar solo dos.
Aquí una mujer y su hija embarcan en Lisboa para realizar un crucero con punto final en Bombay, atravesando para ello todo el Mediterráneo y los países árabes. Durante este viaje la mujer irá mostrando a su hija las diferentes ciudades en las que recala el barco, mientras repasa la historia de los pueblos que las habitan. De esta forma asistimos a una serie de conferencias de discreto interés sobre Marsella, Pompeya, la antigua Grecia o la civilización egipcia. Los deslumbrantes escenarios están captados por la cámara de Oliveira de forma tan luminosa como vulgar. Y las reflexiones de la protagonista y los personajes que circunstancialmente la acompañan son tan correctas e interesantes como plomizas.
Mientras tanto al barco van llegando tres mujeres, una francesa, una italiana y una griega (como en el chiste), y ellas, cada una en su idioma, continúan con las reflexiones sobre el ser humano y no se cuantas cosas más, alcanzando cotas de pedantería bastante insufrible. Que estas ilustres mujeres tengan los rostros de Catherine Deneuve, Stefania Sandrelli e Irene Papas no ayuda a hacer más digeribles sus interminable soliloquios. Ellas, junto a la mujer portuguesa se adueñan de la ultima y lamentable parte de la película. Todo ello bajo la atenta mirada de la apolillada cámara de Manoel de Oliveira. Solo Irene Papas consigue sacarme del letargo con una bonita canción popular griega que interpreta durante la interminable secuencia de la cena final.
Todo ello alcanza cotas grotescas en los últimos diez minutos de película, en los que un giro dramático de la historia deja en evidencia la incapacidad del anciano director para rodar una secuencia en la que se muevan más de dos personas a la vez. Puede que incluso este giro final tenga algún sentido. Yo no se lo encuentro. Y es que llegados a ese punto uno solo desea que se acabe la película.
El veteranísimo director luso Manuel de Oliveira nos brinda aquí una maravillosa reflexión acerca de la cultura occidental.
Con unos diálogos precisos y estimulantes y unas reflexiones exquisitas De Oliveira diserta acerca de la cultura y su importancia para cualquier civilización.
Una fotografía excelente y unas localizaciones de auténtico lujo dan un empaque totalmente absorbente a esta película.
La metáfora que aquí nos muestra su director es la contraposición de la cultura frente a la irracional barbarie terrorista, tan fanática y demoledora como de costumbre.
El saber y el legado del conocimiento y del arte es la impronta que hay que contraponer frente al sinsentido y a la sinrazón.
Un saludo, Efelson.
Estamos ante una película de producción portuguesa, y por tanto con la garantía que ofrece el cine independiente. Se trata de una película profundamente reflexiva, y, efectivamente, hablada, ya que todo son diálogos y conversaciones. Y esta forma de estar construida la película tiene el peligro de aburrir, ya que desde que empieza hasta que acaba, exceptuando los diez minutos últimos finales, se sucede todo en una continuada conversación, en las explicaciones históricas que la madre le cuenta a su hija y como se lo va explicando todo. Es una película descriptiva.
Los trágicos diez minutos finales rompen el estilo hablado de toda la película para mostrar un final inesperado, incomprensible y que se sale completamente del estilo y la forma que la película ha llevado desde el comienzo. Es como si fuera una ruptura con todo lo anterior.
En divinita podemos decir que es una película distinta, un estilo nuevo a lo que estamos acostumbrados a ver. Pero lo mejor son sus reflexiones, son pensamientos y reflexiones sobre el ser humano, la historia, de los sentimientos, de la política, de la soledad, de las relaciones entre las personas, de la vida…
Película plana, estilo documental pero sin la fuerza que normalmente tienen estos. Durante 85 minutos la película pasa por varios países y culturas mediterráneas, los árabes, los italianos, franceses, griegos, olvidándose por completo de los españoles y lo que en esa parte de la península ocurrió. De todas formas no me quejo, pues los españoles hemos dejado de lado en multitud de ocasiones a los portugueses, así que damos la vuelta a la tortilla y vemos que realmente no es plato del gusto de nadie.
Y sobre el final, mejor ni hablar. Sólo hay 5 minutos en los que la línea plana de la película se rompe, y no son precisamente de gran calidad. En definitiva, para ver algo de Oliveira mejor irse a otras películas suyas. Y por cierto, en la Sipnosis de la Película ya te la destripan casi entera: que si las visitas, que si la cena en el barco, que luego ocurre algo que perturba la tranquilidad… ¡vamos! Eso de que ocurre algo podría suceder en la primera media hora.. pues no, son los últimos cinco minutos…
Oliveira, nos muestra un mosaico de la cultura mediterránea, olvidando su parte occidental, la hispana, que no se menciona en ningún momento, ni histórica ni lingüísticamente. Esto podría pasar por paroxismo hispánico, pero es que se mencionan todas las culturas de él menos la nuestra, aunque peor queda parada la musulmana que en corriente con las tendencias actuales, solo aparecen como terroristas en un final de película que nos deja como a Malkovich, con la boca abierta por lo absurdo que es. Como documental no está mal en alguna de sus partes, siendo curioso las conversaciones políglotas pero como película es un tostón, ya que ni en su parte documentada muestra nada nuevo ni reflexivo, solo un continuación de hechos y acontecimientos históricos.