Una mujer en África
Sinopsis de la película
En un conflictivo país del corazón de África, vive María (Isabelle Huppert), una terrateniente en cuyas tierras se cultiva sobre todo café. Es una mujer de carácter fuerte y altivo, acostumbrada a ejercer un férreo control en sus propiedades. Por eso, cuando está a punto de estallar en el país una guerra civil, no duda en defender su cosecha con uñas y dientes.
Detalles de la película
- Titulo Original: White Material
- Año: 2009
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.7
24 valoraciones en total
Con Una mujer en África no estamos ante una película fácil. Y menos en los tiempos que corren. Claire Denis propone una mirada pausada, distante y reflexiva ante unos hechos que aunque familiares por fuerza de verlos una y otra vez en los informativos, nos siguen pareciendo lejanos. El retrato de la situación por la que atraviesa gran parte del continente africano nos es expuesto a través de la historia de María, la ciudadana europea que se resiste a abandonar sus tierras a sabiendas que su vida y la de sus seres queridos corre verdadero peligro. La lástima es que la manera como está enfocada la película (largos planos, narración discontinua, ritmo excesivamente lento, etc) perjudica el potencial de una historia que promete mucho más de lo que acaba dando y ni siquiera la presencia de Isabelle Huppert, en un esforzado papel que hace suyo desde el primer fotograma, es suficiente para levantar un interés que se va perdiendo a medida que la película va avanzando. Difícil pues identificarse con cualquier personaje o con la misma historia en si. Solo queda dejarse llevar por las sensaciones que transmiten sus imágenes. Pero estas tampoco son demasiado placenteras. Aquí no hay rastro del glamour que desprendían las Memorias de África de Pollack y aunque seguramente más reales, los paisajes africanos que retrata Denis dejan el regusto amargo de unas tierras que hace tiempo que agonizan mientras tratamos de mirar hacia otro lado.
Lo mejor: Isabelle Huppert, en la piel de un personaje que merecía otra película.
Lo peor: la sensación global de todo el conjunto, tan caótica como sus personajes.
El cine nos ha enseñado en repetidas ocasiones la África de postal, de safaris y naturaleza exhuberante. Otras propuestas como En un mundo mejor o El jardinero fiel miraban el cuerno del continente más desconocido desde una perspectiva occidental: África servía para describir las miserias del Primer Mundo, no las complejidades del Tercero. Una mujer en África (White Material) es totalmente diferente. Es una película de color marrón oscuro casi negro: por los granos de café de la plantación que posee Maria Vial (Isabelle Huppert), por el polvo que recubre los caminos sin asfaltar, por la tez de sus protagonistas en rebelión.
Una mujer en África habla de razas y propiedades. Narra el devenir de una mujer que recuerda cómo lo perdió todo y a todos. La historia de una resistente, de una superviviente, de una blanca perdida en la negra África. Porque, aunque su casa esté entre matorrales y campos de café, nunca conseguirá un hogar estable. Una apátidra, una mujer de frontera: ni es africana ni es francesa, o las dos cosas a la vez, y en la lógica de la colonización, es la verdugo y la víctima, la conquistadora que ha sido conquistada, que no puede, ni quiere, ni le dejan escapar.
Explicada desde un punto de visto trágico y absolutamente femenino, Claire Denis levanta una película ambigüa, de fotografía hipnótica, con el pesimismo de quien sabe de lo que está hablando (Denis vivió en África durante su niñez). Si bien interesa la temática y la hondura de la trama, White Material no acaba de dotar a sus personajes de alma. Hay más tensión que complejidad. Y a Denis, como ya sucedía en 35 Rhums, le pierden ciertas extravagancias estéticas que no tienen demasiado sentido.
A uno le gustaría saber más sobre esa terrateniente tan terca y tenaz… pero hay que entender White Material como una crónica fragmentada, la sucesión de recuerdos subjetivos que Maria (Huppert) invoca durante un viaje en autobús de regreso a su tierra. Eso justifica que White Material no pueda ser un relato ordenado, con un principio y un final, con unos personajes perfectamente delimitados según sus motivaciones y deseos. De aquí que White Material resulte una película extraña, de difícil digestión, abierta a nuevos visionados. Hay que verla.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
No voy a develar en mi critica nada importante acerca de la trama. Por mas que quisiera no podría, se trata de una de esas películas sin la estructura clásica de principio, desarrollo y final. El guion se pierde mostrando la obsesión de la francesa por permanecer en un lugar cuando todo el mundo le recomienda irse. Da la impresión durante toda la cinta que la directora quiso hacer cine inteligente , escapar de los tópicos, no mostrar esto que ya se vio, arrojar sobre el publico planos creativos, escenas locas. Pero en definitiva le falta alma, Isabelle Huppert hace bien su papel pero al menos yo no llegué a sentir nada por ella. Ni pena, ni lastima, ni ganas de que llegue con vida a los créditos. Al final queda la sensación de una película aburrida, que quiso ser distinta a las demás, pero la mezcla de condimentos no ha salido nada sabrosa.
La película de Claire Denis desconcierta por ser abstracta, escurridiza e inaprensible a la vez que es física, costumbrista y gráfica.
Isabelle Huppert resulta perfecta para reforzar ese aire de idealización y misterio dentro de la naturalista concreción formal. Eso sí, ya podemos echarle ganas para comprender a María Vial, su personaje…
Aparentemente se ha fundido con el pueblo africano: se pringa con el trabajo (no es la típica potentada que gandulea) y despotrica de los blancos siendo blanca. Pero también es posible vislumbrar en ella un cierto desdén hacia ese entorno con el que parece haberse fusionado, pues en Francia no podría destacar y en tierras africanas sí, con lo que en el fondo se sitúa por encima, y se puede entrever una vanidad detrás de su obsesión por permanecer en África pese al peligro bélico.
Tal vez los africanos lo noten y por eso no terminen de aceptar como afín y congénere a esa carne blanca , vestigio de una vieja opresión colonial que no se olvida fácilmente, por mucho que ahora vayan de enrollados .
Siendo difícil de encajar en la tradición francesa (es muy distinta del cine francés de diálogos ) me ha recordado un poco al cine de Maurice Pialat, seco y cortante, y con esa tendencia a detenerse en los tiempos muertos mientras se pasa de puntillas sobre los puntos álgidos.
Ayer me acerqué al cine de mi pueblo natal, Santurtzi. Cada 15 días estrenan films premiados en distintos festivales internacionales cinematográficos y que tienen un alto contenido social, y esta vez tocó Una mujer en África. Hacía tiempo que no veía una sala tan abarrotada, parece ser que sí existen los amantes al cine.
No puedo mencionar nada sobre la directora, ni tan siquiera de Isabelle Huppert, la protagonista, ya que son totalmente desconocidas para mí, bueno si: que ninguna de las dos me dejó mal sabor de boca.
Es una cinta poco usual ya que trata de un conflicto armado, más concretamente sobre la colonización francesa de un determinado páis africano, pero conflicto armado al fin y a la postre, y apenas se oyen tiros, se ve sangre ni tampoco hay escenas de guerra. Claries Denis intenta ofrecernos una visión más amplia de lo que puede ser una película de estás características, busca el sentimiento diferenciado de las distintas personas que viven el conflicto, ya sea los colonizadores como personajes protagonistas, los nativos, y ya en un segundo plano los rebeldes y el ejército. Al hacer que la protagonista sea una terrateniente cae en el error de humanizar demasiado la figura de los colonizadores convirtiendo al mismo tiempo a los rebeldes en poco menos que animales otorgándoles a ellos las pocas escenas de violencia que tiene la historia.
En cuanto a los recursos cinematográficos cabe mencionar los planos largos y silenciosos que utiliza, sobretodo en las primeras escenas, en las que no hay apenas diálogos. Es verdad que aunque se agradecen este tipo de elementos haciendo que las imagenes cobren expresividad, abusa demasiado de ellos haciendo poco inquietante la trama y a ratos, hasta en sosa.
Comparada con otras obras del estilo, como pudiera ser Memorias de África, ésta es mucho más realista, y nos acerca una visión más cercana del continente negro, ya que deja atrás falsos estereotipos como apuestas de sol o girafas atravesando campos al más puro estilo Rey León.