Una mujer cualquiera
Sinopsis de la película
Tras la muerte de su hijo, Nieves Blanco se separa de su marido, decidida a salir adelante por sí misma. Pero su atractiva belleza se convierte en su mayor problema. Todos los hombres la ven como un instrumento de placer. A pesar de sus esfuerzos, no encuentra trabajo y no puede ni siquiera pagar la pensión. Desesperada, decide hacer la calle . Conoce entonces a Luis, un personaje que la va a meter en un gran lío, convirtiendo su vida en una frenética carrera de obstáculos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Una mujer cualquiera
- Año: 1949
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
6.1
63 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Ángel de Andrés
- Antonio Vilar
- Carolina Jiménez
- Casimiro Hurtado
- Eduardo Fajardo
- Félix Fernández
- Fernando Fernández de Córdoba
- José Nieto
- José Prada
- Juan de Landa
- Juan Espantaleón
- Julia Caba Alba
- Julia Lajos
- Manolo Morán
- Manuel Aguilera
- Manuel Requena
- María Félix
- María Isbert
- Mary Delgado
- Rafael Bardem
- Ricardo Acero
- Santiago Rivero
- Tomás Blanco
Uno de los mejores títulos del cine español de los años 40 que combina muy bien la esencia del género melodramático en todo su esplendor con el cine negro más depurado. Es la historia de una mujer desgraciada en el amor que no tiene más remedio que hacer uso de su atractivo físico para caminar por la vida. El personaje estupendamente interpretado por la mítica María Félix es algo así como una prostituta decente que es vista por todos los hombres como un simple objeto o como un florero pero en el fondo tiene sentimientos y si alguna vez comete un pecado lo hace por pura desesperación. El personaje está lleno de matices porque se trata de una mujer que desea ser amada. Y cuando cree que va a encontrar lo que desea un rufián le amarga la vida. El talento de Miguel Mihura se refleja en la sutileza e interés que desprenden los diálogos y Rafael Gil sabe darle un estilo narrativo a la obra que atrapa totalmente al espectador. Después del logro que supuso esta obra el cine de Gil perdió tontamente su interés y aunque realizara algún que otro film aceptable más el conjunto de su filmografía no es estimulante. Antonio Vilar está tan brillante en su papel como María Félix y hay un despliegue de estupendos intérpretes secundarios. Una cinta planificada con habilidad y que merece una especial atención.
El gran oficio de Rafael Gil se demuestra una vez más en este thriller, el que todo está planificado con exactitud e interés. Un guión sólido, un suspense creciente en la compleja vida de los protagonistas, María Félix, gran artista además de su legendaria belleza.Antonio Vilar, mejor que en otras interpretaciones que le he visto. Quizá porque el dibujo del personaje está muy cuidado. Y, como suele ocurrir con Gil, un gran esmero en la elección de los secundarios.
Otra gran cualidad es la buena progresión hacia el final. Nada sobra en esta película, ningún rodeo innecesario.
Cine negro, quizá inspirado en lo que se hacía en otros países, pero con un toque local acertado y siempre verosímil.
Si la fuerza del carácter puede llevarse a la pantalla como exponente distintivo, no cabe duda de que M. Félix es uno de sus arquetipos.
Su actitud personal y los requerimientos del personaje que interpreta se dan la mano y corroboran la tesis en esta película.
Y el argumento de M. Mihura brinda una excelente oportunidad para ello.
La fuerza de la historia resuena en la pantalla como un eco horrísono pero brillante que se viste de contundente cine negro.
La intriga se sirve en dosis ajustada, la tensión se adueña de la pantalla y el desarrollo de la película invita al disfrute, plano a plano, de todas sus escenas.
Una mujer llega a la ciudad. Quiere entablar una relación para salir al paso ante su falta absoluta de posibilidades, vamos, que no tiene un duro, pero tiene un encanto que es un valor añadido y muy estimable. A la primera le aborda un piernas que acepta de buen grado. Aquí lamentamos enormemente la falta de ideas para aprovechar a María Félix y dispararla como un cañón porque no es normal que el hombre que la aborda no intente beneficiarse de la situación aunque quiera incriminarla en un asesinato, lo uno no quita a lo otro. El caso es que debido a las restricciones morales de aquellos tiempos, nos privan de ella restando grados de pasión que creemos hubiera sido factible. Este juego de intereses convierte al personaje de Nieves Blanco en poco creíble, por una parte muy orgullosa, altiva, y por otra, enamoradiza y dispuesta a entablar relaciones a la mínima.
En el aspecto del crimen, la intriga está bien expuesta, a pesar de unos tópicos que no pegan como el taxista (Manuel Morán) en un papel que intenta exaltar los valores familiares tradicionales, y más tarde un estereotipado vasco gordinflón que le ha faltado la chapela pero no ha dejado de cantar y animar a todo el personal a comer sin duelo.
En cambio, un uso de la figura del inspector muy acorde con lo que es una película de cine negro, y una muy positiva secuencia cuando dos guardias civiles se suben al camión donde va la pareja prófuga animando la intriga.
Lo mejor, el ambiente social de la época, el rechazo a esa especie de doble vida que ni una amiga es capaz de acoger a la pobre mujer en problemas, las críticas demoledoras y las miradas lascivas de los energúmenos sobre una tía buena, por supuesto, hablamos de esa parte de la sociedad, lo que debía aguantar entonces una mujer si se encontraba sola, por suerte los tiempos cambian (excepto en algunas civilizaciones fanáticas que siguen hoy considerando a la mujer como semovientes que deben resguardarse de las miradas ajenas).
En conclusión, película muy positiva que enseña un modelo social ya caducado con una protagonista que se la debía haber aprovechado mucho más, una lástima. No digo con un desnudo porque no lo iba a hacer y era impensable, pero tampoco todo el rato viendo a María Félix de negro desde el cuello hasta los tobillos, en USA la hubieran dado más juego desde luego, a pesar de haber estado también supeditados a unas modas sociales igual de restrictivas.
Creo que era Billy Wilder el que apostaba por partir de un buen argumento para intentar construir una buena película, puliéndola en matices para mejorarla, añadiendo que sin un buen libreto es mucho más dificil realizar una obra atractiva. Naturalmente él había sido guionista antes que director. Seguramente, el prestigioso cineasta y amante de la lectura Rafael Gil, pensaba lo mismo, mucho más cuando cayó en sus manos esta excelente historia del gran dramaturgo Miguel Mihura, más conocido por sus comedias dentro de su peculiar humor, aquí su trama discurre por el sendero del melodrama y el thriller criminal con aspectos sórdidos poco habituales en el cine español de entonces.
La película comienza en claro tono melodramático para evolucionar hacia aspectos más pecaminosos. Tras la muerte de su hijo, Nieves (María Félix) se separa de su marido. Quiere salir adelante por sí misma, pero tiene un gran problema, la mujer es extraordinariamente atractiva y todos los hombres ven en ella un instrumento de placer. Pasa el tiempo y no encuentra trabajo, ni siquiera puede pagar ya la pensión. Así que, desesperada, decide salir a la aventura cuando conoce a Luis, un misterioso hombre que convertirá su desdichada vida en una huida hacia delante.
Gracias a su ingenio y excelente estructura la trama rebosa tensión progresiva y un ritmo constante de angustia que te atrapa. Siempre, por supuesto, al servicio de la estrella, en este caso la mexicana María Félix, que aporta su magnetismo y belleza, pero el carácter de una mujer con agallas aunque también vulnerable. A pesar de tener una moral excesivamente conservadora y habitual entonces, la película es valiente y atrevida abordando temas casi tabúes hasta entonces. Donde no falta el asesino despiadado, el falso culpable, el tráfico de cocaina, la prostitución en la mujer marcada por la sociedad retrógrada. El título del film ya juega maliciosamente con interpretaciones distintas de la palabra cualquiera, que no es preciso aclarar.
El portugués Antonio Vilar que era un excelente galán, le da una buena réplica a la rutilante estrella femenina, con un personaje oscuro y ambiguo, ladino y misógino. También disfrutamos de excelentes secundarios, como ese vecino turbio y alcohólico (José Nieto) o el campechano comisario (Juan Espantaleón), que dan al film un digna calidad que se mantiene inmune al paso del tiempo. Impecables diálogos y excelente puesta en escena gracias a una adecuada iluminación, hacen de la película una obra interesante y poco conocida para los que no vivimos aquel tiempo.