Un sabor a miel
Sinopsis de la película
Una chica de 17 años vive en un barrio obrero inglés con su madre, una mujer alcohólica y promiscua que la ignora por completo. Un día, tras la marcha de la madre con un nuevo novio, se hace amiga de un joven homosexual, que está dispuesto a cuidarla a ella y a su futuro hijo, pues la chica se ha quedado embarazada después de una aventura esporádica con un marinero.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Taste of Honey
- Año: 1961
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
7.2
96 valoraciones en total
La primera parte es un fresco fascinante sobre cuestiones que siempre están y permanecerán ahí. Los tiempos cambian pero no los modos. Un Sabor a Miel, podría llamarse también a Hiel
La segunda parte se mueve mal, con unos personajes que parece ya lo hubieran dado todo durante los primeros minutos, todos se comportan al amparo de la incoherencia, durante algunas escenas empatizan y otras parece que no tuviesen nada que ver entre ellos… Esa falta de continuidad tal vez la mostramos en nuestra rutina diaria, pero en una película de este calado genera confusión, trasladando un sentimiento atónito ante tanta banalidad. Una lástima, porque el planteamiento inicial poseía tanto brillo como fuerza. Pudiera pensarse que se agotaron las ideas y simplemente se alargó el guión para proyectar un metraje convencional.
Con todo es un producto válido, aunque no puedo darle la nota que merecía, durante los primeros 45 minutos.
Mira eso, está muerto. Un poco de amor, un poco de placer, y terminas así. No pedimos la vida, nos arrojan a ella
Mi gusto por las películas retro me ha llevado esta vez a otra maravilla de Tony Richardson. Situados en 1961, en un Manchester oscuro y tristón, los personajes de Richardson representan una cadena de errores que les conduce a la más gélida soledad. No es difícil adivinar que detrás de ello se haya la moral que aparta y ofende aquello que no responda a su bien atada idea de lo que es perfecto, decente, y casi diría, cristiano. A poco que Jo, principal personaje de la historia, se hubiese dejado llevar por su instinto positivo y alegre, todo habría sido distinto.
Temas como el racismo, el aborto y la homosexualidad entran en un mismo paquete, habilmente mezclado.
Debió ser una película controvertida en su tiempo, porque incluso hoy en día estimula más de una idea y provoca reacciones en pro y en contra de lo que uno haría o dejaría de hacer en determinadas situaciones.
Los tiempos parecen cambiar.., pero no tanto en el fondo.
Imperdonable no verla.
Una película triste, amarga -paradójico, considerando su título-, pero también dulce, Un sabor a miel retiene ambos sabores y consigue dejarte afligido, extrañamente melancólico. Desde el principio logra encontrar destellos de arte en una sociedad en decadencia, el Manchester industrial, que aparece sucio, triste, pesimista, lúgubre. Jo y Geoff son dos personas taciturnas que conviven con una vida cruel y solitaria y que, al encontrarse, construyen un pequeño rincón de felicidad en medio de la mugre que rodea sus destinos. Y en ese hogar frío y austero, ambos saborean una pizca de miel. Larga y dulce para ellos, bella y conmovedora para el espectador.
Estupenda película y una de las piedras angulares del efímero movimiento conocido como Free Cinema que se desarrolló a finales de los cincuenta y pricipios de los sesenta en el Reino Unido. Resume las principales características de este movimiento: realismo a ultranza en el retrato de las clases sociales más bajas de la sociedad inglesa, tratamiento valiente y sin moralina de temas que aún hoy siguen siendo conflictivos – relaciones disfuncionales, sexo adolescente e interracial, aborto, homosexualidad, alcoholismo-, todo ello filmado de forma casi documental – mágnifica fotografía en blanco y negro, uso de la cámara en mano, la acción no se desarrolla en decorados sino en lugares reales, los suburbios de una Manchester industrial y sucia en al que los niños juegan en solares entre basuras y aguas fétidas, y como contraste breves escapadas a ferias en las que los personajes intentan escapar de la dureza de sus vidas entre espectáculos ruidosos y grotescos que les asombran como si fuesen niños. Todo ello perfectamente plasmado a través de las muy buenas interpretaciones de un elenco perfecto y es que no parecen personajes sino personas. Aunque todos estan más que bien me han gustado perticularmente Murray Levin en su sensible encarnación de Geoff, Dora Bryan formidable como Helen, la madre caprichosa, egoísta y dominanta, Robert Stephens (el Holmes de Wilder) como Peter el insoportable novio de Helen.
Es cierto que el Free Cinema duró muy poco, algunos de sus artifices marcharon a Hollywood a desarrollar carreras bastante erráticas pero dejaron ocho o diez películas muy valiosas. Me parece que también una gran influencia, en el fondo y en la forma, en cine más reciente, no sé:
Ken Loach: Ladybird, ladybird,Lloviendo piedras, Riff Raff
Mike Leigh: Secretos y mentiras, El Secreto de Vera Drake
Stephen Frears Mi hermosa lavandería, La camioneta
Paddy Considine: Dogaltogether, Tyrannosaur
Por último añadir un par de cosas:
No sabría decir si la Nouvella Vague infuye en el Free Cinema, más me parecen movimientos paralelos – tanto Un lugar en la cumbre de Jack Clayton como Los 400 golpes de Truffaut son de 1959- yo creo que la gran influencia en ambas tendencias sería el neorealismo italiano.
Aunque estadounidense, encuentro una gran afinidad estética, temporal y de fondo en alguna película de Joseph Losey: El Criminal, El Sirviente.
A taste of honey, es uno de los films más sombríos y pesimistas de todo el free cinema inglés,
donde unos seres aislados van a la deriva impotentes para construir su vida y sus inestables relaciones terminan invariablemente fracasando. También es uno de los mejores films de este breve movimiento, breve por el tiempo y breve por el corto número de notables películas a las que lo tenemos asociado, apenas media docena. Magníficamente interpretado ( extraordinaria Rita Tushingham) y con la característica fotografía en blanco y negro de estos films, recreandose en la barriadas obreras con sus viejas casas de ladrillo renegrido en un paisaje fabril de humeantes chimeneas.
Tony Richardson fue sin duda el más dotado de este grupo de jovenes airados aunque posteriormente tuvo una carrera en EEUU. muy irregular. Hay que destacar la evidente influencia que la nouvelle vague tuvo en este director, especialmente los cuatrociento golpes de Truffaut en esta y en su célebre la soledad del corredor de fondo
Notable.