Un país en África
Sinopsis de la película
A mediados de los años noventa, un periodista negro es enviado por el Washington Post a Sudáfrica para informar sobre las sesiones de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, en la que los criminales de la época del Apartheid comparecen ante sus víctimas. Una poetisa sudafricana de raza blanca cubre también las sesiones de la comisión para una radio. La situación hace que se establezca entre ellos una estrecha relación.
Detalles de la película
- Titulo Original: In My Country aka
- Año: 2004
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.6
20 valoraciones en total
Vi esta película a la vez que leía la autobiografía de Nelson Mandela, El Largo Camino hacia la Libertad (libro que recomiendo, muy bien escrito, una vida interesante, ejemplar), pues bien, el trato que se le da al tema del apartheid es vergonzoso y poco respetuoso. Si queréis una película que refleje las torturas tan horribles que sufrieron estos politicos sudafricanos pertenecientes al CNA y que murieron en la cárcel, os recomiendo Grita Libertad con Denzel Washington (Stephen Biko) o Mandela y De Klerk con Sidney Poitier (Nelson Mandela). Y si queréis una historia de amor interracial que marcó historia, ya sabéis cual: Adivina Quién viene esta Noche (Spencer Tracey, Katherine Hepburn, Sidney Poitier). Un saludo.
Film realizado por John Boorman (Inglaterra 1933), director de Infierno en el Pacífico (1969), Leo, el último (1970), Excalibur (1981) y otros trabajos. Se rueda en Sudáfrica (marzo/mayo 2003), con un presupuesto de 12 M USD. Adapta la novela Country Of My Skull (2002), de la poetisa y novelista sudafricana Antjie Krog. Obtiene 2 nominaciones a premios, una al Oso de oro de Berlín y otra a la Espiga de oro de Valladolid. Se estrena el 7-II-2004 (Festival de Berlin).
La acción tiene lugar en Sudáfrica, entre mediados de 1995 y octubre de 1998, durante el turno de las vistas orales de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (TRC), creada tras la elección (1994) de Nelson Mandela como presidente del país. La Comisión (TRC) constituida como medio para apaciguar los ánimos de la mayoría de color, generar confianza en la minoría blanca y fundamentar la amnistía para la mayor parte de los responsables de las violaciones de los derechos humanos cometidas por los servicios de inteligencia, orden público y seguridad del Estado durante el apartheid (1944-1990) y siguientes, hasta la toma de posesión del gobierno salido de las elecciones generales (mayo 1994). El informe de la Comisión (octubre 1998) recomienda la amnistía de más de mil inculpados y el procesamiento de tres de ellos.
El tema central del film viene dado por el relato de los desmanes y atrocidades cometidos durante 50 años en Sudáfrica (1944 y 1994). Los protagonistas son Langston Whitfield (Jackson), corresponsal afroamericano del Washington Post , y Anna Malan (Binoche), nacida en Sudáfrica, poetisa y redactora de una emisora de radio. Expone la retahíla de abusos y crímenes que se cometieron. Aborda un intento bienintencionado, aunque fallido, de aproximación al interior de la mente del coronel De Jager (Gleeson), uno de los principales responsables de las torturas y atrocidades cometidas durante el apartheid. Añade un breve apunte sobre la diversidad de opiniones que rodean el desarrollo del proceso, que se limita a una consideración sucinta y superficial de las mismas. Incorpora referencias a la evolución de los protagonistas y de sus puntos de vista.
El film, ajustado a un planteamiento correcto, está construido con unos niveles de esquematismo, rigidez, simplificación y artificiosidad que perjudican la comprensión y la credibilidad de los hechos que se narran. El relato de la barbarie y los abismos de horror que rodearon al apartheid sudafricano no alcanza niveles aceptables de verosimilitud, fluidez expositiva, efectividad y fuerza dramática. Unos hechos de la magnitud, duración temporal y entidad histórica, como los que se exponen, merecían un mejor tratamiento.
Gran decepción sobre todo por que esperaba mucho más de este director y de los papeles protagonistas. Te quedas con la sensación de que el tema da para más y de que Boorman no ha acertado con el enfoque, a pesar de la seriedad del tema las escenas carecen de fuerza y se bordea con el folletin. Mi otras veces admirada J.Binoche realiza aquí uno de sus papeles menos conseguidos. Pasable por conocer algo más sobre el problema Sudafricano.
El veterano director británico John Boorman vuelve al cine con este drama político ambientado en la Suráfrica actual. La accion, que transcurre en los días posteriores a la caída del apartheid, recrea las jornadas de la llamada Comisión por la verdad y la reconciliación, unos juicios en los que verdugos y víctimas del régimen abolido se sentaban frente a fente, y en donde los primeros debian confesar sus crímenes para intentar acogerse a la amnistía decretada en el país tras la liberación de Nelson Mandela.
La principal baza del film está precisamente en abordar unos hechos que pese a ser recientes resultan bastante desconocidos para el gran público, y en reflejar situaciones basadas en los testimonios reales ofrecidos durante las vistas. Esto le confiere cierto valor como documento histórico. Sin embargo, Boorman se equivoca al pretender contarnos estos hechos desde la perspectiva de la pareja protagonista, cuya historia se desarolla de forma paralela. Se trata de una historia de amor interracial tópica y previsible entre un periodista afroamericano comprometido con la busqueda de la verdad y una mujer afrikander que se debate entre la lealtad a sus ideales y a sus orígenes familiares. El gran Samuel L. Jackson y la maravillosa Juliette Binoche poco pueden hacer para sacar adelante unos personajes tan arquetípicos.
Pasa esta pelicula por la superficie durante todo su metraje. No llega a calar por varias razones. El tema que trata es lo suficientemente importante y dramático como para no atender a medias tintas y la película lo hace. La relación entre el personaje de Binoche y el de Samuel L.Jackson está muy forzada y resulta poco creible. La dirección es más bien parca en detalles y el guión es arquetípico. Brendan Gleeson no está tampoco a la altura. Y además de todo tiene un ritmo desesperante. Una lástima y una decepción de un director habitualmente más que solvente.