Un monstruo en París
Sinopsis de la película
Hacia 1910, en París, una extraña criatura tiene aterrorizada a la población. Emilio y Raúl, dos hombres que no tienen nada en común y no muy predispuestos a la aventura, emprenden la caza del monstruo. Gracias a esta misión lograrán encontrarse a sí mismos, descubrir el amor y romper con toda clase de prejuicios, lo que les lleva a albergar dudas sobre la verdadera naturaleza de ese extraño ser.
Detalles de la película
- Titulo Original: Un monstre à Paris (A Monster In Paris)
- Año: 2011
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
Película
6
30 valoraciones en total
Había escuchado muy poco sobre esta película, quizá había visto su trailer y no le puse atención. no recuerdo exactamente el motivo pero no era de mi total interés verla, cosa rara ya que con una hija de 6 años, estoy obligado a ver toda película infantil que sea estrenada, especialmente si son animadas. Y no saben como amo esa sensación de ver una película de la que no espero nada o mucho y termino fascinado con ella…
Quizá tenga muchas cosas que pudieron ser mejor, quizá la trama es simple y el final es el que todos esperan, pero a mi me gustó muchísimo, esa música aun suena en mi cabeza. De esas pelis que no me aburriré de verlas una y otra vez.
Acabo de disfrutar de este cuento maravilloso en la sala 2 del San Agustín (FICX). Así que mi crítica no puede ser más subjetiva, porque efectivamente, aún me encuentro embriagada por esa musiquilla pegadiza, ese ambiente bohemio y ese buen rollo que transmitía cada escena de esta pequeñita obra de arte.
Lo que más valoro de la película es esta sensación final… cuando la pantalla se queda en negro y en silencio, después de los créditos (que también merece la pena verlos, tienen mucha magia) y de golpe, vuelves al mundo real, y te das cuenta de que has pasado 82 minutos emocionada como una niña.
Yo soy una enamorada del cine de animación, de las películas ambientadas en París, de los musicales… pero esta vez fue diferente. No disfruté de ninguna de esas 3 bazas como adulta, sino que disfruté de cada una de ellas como una niña. Es una sensación tan única recuperar nuestra mirada inocente… Y esta película te recoge suavemente de tu butaca y te va llevando cada vez más lejos… hasta que estás de nuevo en esa época tan apreciada… la tierna infancia.
Os recomiendo verla, tanto si es en compañía de niños como si no (si lo es, gran ocasión para que éstos disfruten del auténtico espíritu de las películas de dibujos animados que nosotros conocimos…)
Ritmo musical y ritmo aventurero, voces envolventes, personajes bondadosos y cómicos a la vez… y un telón de fondo inundado, pero parisino, a fin de cuentas.
Agradable propuesta para estos tiempos catastrofistas y casi apocalípticos. Espero que vuestro entusiasmo también llegue más allá de los créditos finales. En cuanto se me pase el efecto optimista que me ha dejado, la volveré a ver… y puede que me eche unos bailes en el salón : )
Bibo Bergeron es uno de los nombres asociados a dos producciones menores de DreamWorks como lo son La ruta hacia el dorado (2000) y El espantatiburones (2004). Quizá por eso no parecía que Un monstre à Paris fuese a ser nada del otro mundo a pesar de que los primeros concept arts mostrados hace unos años fuesen bastante chulos. De aquello poco ha quedado en la película final pero desde luego tampoco podemos decir mucho en su contra, más allá de que no pasa de ser un entretenimiento liviano que pudo llegar mucho más alto en manos de un realizador un poco más arriesgado y valiente. No es que Bergeron no se haya implicado (de hecho lo hace, hasta el punto de dedicarle la película a su padre) pero de donde no hay, no se puede sacar. Y es una pena, porque los primeros 20 minutos del film (hasta que sucede el incidente que da lugar al monstruo) son una gozada, la comedia funciona maravillosamente, los personajes carismáticos, y hay un detallismo sorprendente a la hora de definir los gags no sólo verbales, sino también los visuales.
El hechizo desaparece en el bloque central del film, empeñado en ser trepidante y resultando, en mi opinión, un poco torpe. Falla porque las películas de persecuciones a toda leche, o de ágiles escenas de acción, a veces no funcionan si el único objetivo es… ese. Si no hay una excusa, una necesidad más allá de mostrar virguerías técnicas, la cosa chirría. Su tercer acto es mucho más generoso en emociones, notablemente más emocionante, a pesar de usar trucos muy vistos. A monstre á Paris es una dignísima película de animación que no llega muy lejos pero que se disfruta a grandes rasgos por sus buenos momentos, y porque los malos , en realidad, más que ésto son simplemente normalitos, o como mucho, anodinos. Hay un buen par de personajes en este film de Bergeron y desde luego, si te gusta el género, debes verla. La música, por cierto, no está mal, aunque tampoco mata.
París inicios del siglo XX, Raoul es un tipo que trabaja como repartidor, un día invita a su amigo Emile a que lo acompañe a realizar una entrega a un enorme jardín botánico, un tipo fiebre al cine con pinta de gnomo irlandés.
Una travesura de estos personajes hace que aparezca un monstruo que atormenta a la
población de la capital francesa, sin embargo, dicho monstruo parece ser algo más noble de lo que su apariencia dicta, cuestión que es notada por Lucille, una chica cantante de la cual Raoul está enamorado.
Un monstre à Paris fluye de gran forma, prácticamente no hay tiempo o metraje desperdiciado, es un film divertido en varios momentos, muy honesto y sentido, por momentos incluso me conmovió.
Sin embargo he de admitir que el desenlace que tuvo no me pareció acertado, ojo que no el final, sino el desenlace de todo lo que se muestra, me parece que hubiera funcionado mejor trabajándolo de alguna otra forma.
Con todo y esto es una agradable producción francesa, entretenida y que explora temas como la amistad, el amor o aquel dicho de que las apariencias engañan, sin duda una obra que los más pequeños la pueden llegar a disfrutar en mayor medida.
Bibo Bergerón es desde hace tiempo una referencia en el cine de animación de calidad, títulos como La ruta a El Dorado (2000) o El espantatiburones (2004) forman parte de su extenso curriculum como director y animador.
En esta deliciosa cinta bajo bandera francesa y utilizando técnicas de animación paralelas al videojuego construye una historia de reminiscencias clásicas (El fantasma de la Ópera, La Bella y la Bestia e incluso los cuentos de Poe) con un diseño de personajes acertado. Es cierto que una mayor profundidad en el caracter de los mismos hubiera dado una obra mayor, pero aún así la historia fluye con energia sobre el siempre mágico París de principios de siglo XX.
Cuenta además con dos temas músicales muy pegadizos interpretados por Vanessa Paridis.
Las referencias a las que Pixar nos tiene acostumbrados no deberían condicionar nuestro criterio ante otras buenas opciones como es el caso.